Audiencia Nacional
El nuevo presidente deber¨¢ remediar las graves carencias denunciadas por todos los candidatos
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) opt¨® ayer por la candidatura del magistrado del Tribunal Supremo ?ngel Juanes para cubrir la vacante de presidente de la Audiencia Nacional (AN). Que sea un magistrado venido del exterior de la Audiencia no tiene nada de extra?o. Incluso puede ser la mejor opci¨®n si refuerza la posici¨®n de independencia especialmente requerida para gobernar un ¨®rgano jurisdiccional de estructura organizativa y personal harto compleja, dado el lugar central que ocupa en el sistema judicial espa?ol y su gran proyecci¨®n medi¨¢tica.
Resulta llamativo que un magistrado del Tribunal Supremo pase a ocupar un cargo judicial que, aun siendo de gran relevancia, es de menor rango. Aspirar a descender en la carrera judicial es bastante ins¨®lito y de hecho ha suscitado algunas dudas sobre su procedencia, finalmente desechadas por el Consejo, aunque no se descarta que alg¨²n candidato no elegido pueda recurrir.
No ser¨ªa bueno que el nombramiento estuviera sometido, aunque fuera por poco tiempo, a dudas de legalidad. La exposici¨®n que han hecho los candidatos, incluido Juanes, sobre las carencias y problemas que afectan a la Audiencia exigen una presidencia eficaz y no cuestionada, atenta tanto contra lo que sucede en su interior como a la imagen que proyecta al exterior. Con 32 a?os de historia, la existencia de esa instituci¨®n est¨¢ hoy plenamente justificada e integrada en la estructura judicial, pero no es un ¨®rgano jurisdiccional como los dem¨¢s. Sus competencias han ido aumentando con los a?os y hoy sus jueces y magistrados investigan, adem¨¢s del terrorismo y la delincuencia organizada en general, los delitos contra el Rey y altos ¨®rganos del Estado, los delitos econ¨®mico-financieros, los alimentarios y sanitarios de ¨¢mbito estatal y determinados delitos cometidos fuera del territorio nacional, entre ellos los que afectan a la llamada justicia universal.
El poder de sus jueces y magistrados es superior al de cualquier otro tribunal de primera instancia y a veces se ha manifestado en un exceso de protagonismo, da?ino para la justicia. Lo que exigir¨ªa que su selecci¨®n, y no s¨®lo la de su presidente, se atuviera a criterios m¨¢s amplios y solventes que el de la mera antig¨¹edad.
La Audiencia Nacional no se salva de los males generales de la justicia: insuficiencia de jueces, descomunal retraso inform¨¢tico y movilidad permanente del personal auxiliar que provocan el consabido atasco y a veces fallos garrafales como la libertad indebida de narcotraficantes o terroristas. Tambi¨¦n la impunidad: el magistrado G¨®mez Berm¨²dez ha denunciado la existencia de 50 procesos de delitos econ¨®micos a punto de prescribir.
Hace seis a?os la Inspecci¨®n del Consejo detect¨® en la Audiencia las mismas carencias que ahora han denunciado los candidatos a presidirla. En lugar de escandalizarse por su divulgaci¨®n, el Consejo har¨ªa mejor en procurar remediarlas; a ser posible antes de seis a?os.
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