Mercedes ya tiene piso

Todav¨ªa no se cree muy bien lo que ha conseguido, pero est¨¢ feliz. Mercedes Garc¨ªa Jim¨¦nez, la mujer que llevaba seis meses buscando vivienda porque su chabola en el poblado de Penamoa iba a ser derribada, ha encontrado por fin un piso. "Estoy content¨ªsima por marcharme de aqu¨ª de una vez", repite sin cesar. Ayer por la ma?ana firm¨® el contrato de alquiler de una vivienda en A Pastoriza. Tiene cuatro habitaciones, dos ba?os, un sal¨®n y una terraza. Todo lo que necesitaban ella y su familia. "Y adem¨¢s es un piso precioso", asegura orgullosa la nueva inquilina.

Una semana despu¨¦s de que su historia saltase a los medios de comunicaci¨®n, Mercedes recibi¨® el martes pasado la llamada de una asistenta social del Ayuntamiento de A Coru?a dici¨¦ndole que hab¨ªa aparecido un piso para ella. El consistorio se har¨¢ cargo de una parte del alquiler, aportando 340 euros de los 420 que cuesta. Mercedes y su familia tendr¨¢n que pagar los 80 euros restantes, algo que pueden asumir con la pensi¨®n de 300 euros que recibe la matriarca y lo que aportan sus hijos con la chatarra. Pero ¨¦sta no es la ¨²nica alegr¨ªa que se ha llevado en los ¨²ltimos d¨ªas. Poco antes de que apareciera el piso, la misma asistenta social la llam¨® para pedirle que colaborase en los m¨®dulos de transici¨®n para los realojos que el Ayuntamiento ha instalado en Penamoa. Cuando se adapte a su nueva situaci¨®n y despu¨¦s de completar el traslado, Mercedes participar¨¢ activamente en los talleres para gitanos. "Les ense?ar¨¦ a coser, a leer y a escribir", afirma, antes de puntualizar que lo har¨¢ de forma "voluntaria", por lo que no cobrar¨¢ nada.

Tambi¨¦n colaborar¨¢ en los m¨®dulos de transici¨®n instalados en Penamoa

En s¨®lo tres d¨ªas, Mercedes, sus tres hijos y su sobrina recogieron todas sus pertenencias de la chabola que ocupaban en Penamoa desde hace 25 a?os. La barraca ser¨¢ destruida en los pr¨®ximos d¨ªas para continuar con las obras de la Tercera Ronda, que acabar¨¢n con todo el poblado. Atr¨¢s quedan los seis meses de intensa b¨²squeda, durante los que tuvo que vivir situaciones desagradables, ya que cuando los propietarios descubr¨ªan que era gitana y que viv¨ªa en Penamoa se negaban a alquilarle. Para ella, lo mejor de haber conseguido una vivienda digna es que as¨ª podr¨¢ recuperar la custodia de tres de sus nietos, que viven internos en una casa cuna. Lo peor, todos los familiares y amigos que no han encontrado la misma suerte y tienen que quedarse en Penamoa. Y es que todav¨ªa viven en el poblado unas 80 familias que esperan la oportunidad de abandonar un aut¨¦ntico gueto plagado de drogas, delincuencia y suciedad.