Ser m¨¢s inteligentes que la crisis
Hay que superar la desproporci¨®n entre la dimensi¨®n mundial de los problemas y el provincianismo de las soluciones. La reforma de las normas financieras y su vigilancia deben llevarse a cabo a nivel internacional
Hablamos mucho de la sociedad y la econom¨ªa del conocimiento y tal vez no hayamos ca¨ªdo en la cuenta de que para estar a la altura de sus desaf¨ªos nos hace falta ser, por as¨ª decirlo, m¨¢s listos que los problemas que plantea. La verdad profunda de esas denominaciones no es otra que la advertencia de que en el origen de nuestros problemas hay un fracaso cognitivo y el mejor instrumento para superarlo es aprender de ellos, desarrollar el saber correspondiente.
En la sociedad del conocimiento necesitamos formas de gobierno que gestionen adecuadamente el saber. Hemos prestado gran atenci¨®n a la importancia que el conocimiento tiene en nuestras sociedades, pero tal vez no hayamos reparado tanto en las consecuencias ambivalentes de la producci¨®n del conocimiento, por ejemplo, en el sistema financiero global.
La innovaci¨®n financiera va siempre al menos un paso por delante de la reglamentaci¨®n
La pol¨ªtica debe decidir si ejerce una gobernanza global o se contenta con el papel de v¨ªctima
En este contexto habr¨ªa que encuadrar la crisis actual, que responde a un desajuste entre la capacidad de innovaci¨®n de los mercados financieros y nuestra capacidad colectiva de configurarlos inteligentemente. Mientras que los mercados financieros han crecido espectacularmente durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, las expectativas sociales en relaci¨®n con la regulaci¨®n p¨²blica de estos mercados han experimentado un avance muy pobre. La innovaci¨®n financiera est¨¢ siempre al menos un paso por delante de la reglamentaci¨®n. Hay una asimetr¨ªa entre el conocimiento privado y el conocimiento p¨²blico. La aceleraci¨®n de la producci¨®n de conocimiento en las finanzas globales contrasta con la escasa capacidad de las instituciones reguladoras. En Europa, sin ir m¨¢s lejos, aunque el Banco Central Europeo desarrolla sus funciones de pol¨ªtica monetaria, las facultades de supervisi¨®n siguen en manos de los bancos nacionales. Este marco es claramente estrecho, y as¨ª lo han indicado quienes aconsejan la creaci¨®n de un organismo de supervisi¨®n supraestatal.
La pol¨ªtica y el derecho no s¨®lo son incapaces de contrarrestar la desterritorializaci¨®n de los mercados mediante el desarrollo e implementaci¨®n de normas vinculantes globalmente, sino que tambi¨¦n est¨¢n perdiendo competencia cognitiva para estar a la altura de la innovaci¨®n econ¨®mica. Un ejemplo de ello puede encontrarse en la ambivalencia de la reglamentaci¨®n financiera. Diversos estudios emp¨ªricos han advertido que algunas medidas pol¨ªticas y legales han agravado los problemas, como es el caso de los acuerdos de Basilea, cuya naturaleza proc¨ªclica es ahora manifiesta. Las disposiciones acerca de fondos propios inducen a la expansi¨®n de cr¨¦ditos en los periodos favorables y a las restricciones en los momentos malos. Estas regulaciones no s¨®lo han contribuido a la expansi¨®n de los productos derivados que est¨¢n en el origen de la crisis actual, sino que tambi¨¦n han incrementado la inestabilidad del mercado crediticio.
No es exagerado decir, por tanto, que entre las causas de la crisis hay un fracaso cognoscitivo. ?Por qu¨¦ raz¨®n el mundo financiero aparece como m¨¢s inteligente y din¨¢mico que el mundo de la pol¨ªtica y el derecho? Pues fundamentalmente porque la econom¨ªa tiene una actitud cognitiva, flexibilidad y una enorme capacidad de aprendizaje, mientras que la pol¨ªtica y el derecho est¨¢n acostumbradas a un estilo normativo, que se traduce en una tendencia a dar ¨®rdenes all¨ª donde tendr¨ªan que aprender. La pol¨ªtica y el derecho tienden a reaccionar de manera normativa frente a las decepciones, mientras que la estructura de expectativas que dirige las operaciones de la econom¨ªa, y del sistema financiero en particular, se caracteriza por una predominancia de las expectativas cognitivas, adaptativas y abiertas al aprendizaje. Por eso la econom¨ªa y el sistema financiero van por delante tanto en lo que se refiere a la definici¨®n de los problemas como a la formulaci¨®n de los modos de enfrentarse a ellos.
?sta es la raz¨®n por la que puede afirmarse que no habr¨¢ soluci¨®n verdadera a la crisis mientras los actores p¨²blicos no sean capaces de generar un saber correspondiente. Hasta ahora, el ¨¦nfasis sobre el papel de los Estados y de la jerarqu¨ªa como medio de control ha impedido prestar atenci¨®n a los aspectos cognitivos de la gobernanza. No se puede ejercer la responsabilidad de la supervisi¨®n y la regulaci¨®n si no se dispone del saber correspondiente que permita comprender los nuevos instrumentos financieros y alertar a los operadores sobre sus riesgos espec¨ªficos. Para tener un sistema financiero sano es esencial que las autoridades de tutela y los inversores dispongan de informaci¨®n que les permita evaluar correctamente los riesgos, algo de lo que han sido incapaces en la actual crisis. De hecho, ya se han alzado diversas voces que advierten de que tales disposiciones, en la actual coyuntura econ¨®mica, deber¨ªan ser reconsideradas.
No se trata de prohibir la innovaci¨®n financiera, de la que se siguen muchos buenos efectos para las personas, sino de impedir el abuso y exigir su transparencia, lo cual, evidentemente, no sera f¨¢cil, puesto que la innovaci¨®n se presentar¨¢ en los pr¨®ximos a?os bajo formas que no se pueden prever. El objetivo debe ser corregir las pr¨¢cticas peligrosas e inaceptables sin suprimir las innovaciones ¨²tiles para la colectividad. Esta funci¨®n es especialmente dif¨ªcil, ya que en los ¨²ltimos a?os han ido adquiriendo una gran significaci¨®n ciertos tipos de riesgo que no pueden ser manejados con los tradicionales instrumentos econ¨®micos y pol¨ªticos.
As¨ª pues, para entender los actuales problemas de gobernanza del mercado financiero global hay que considerar las caracter¨ªsticas y consecuencias de la producci¨®n del conocimiento en el sistema financiero y la relevancia del conocimiento para la pol¨ªtica. ?Qu¨¦ nuevas formas de gobernanza corresponden a la creciente desterritorializaci¨®n y autonom¨ªa de las transacciones financieras? ?Cu¨¢les ser¨¢n las instituciones y los sistemas de regulaci¨®n financiera apropiados para un mundo de innovaci¨®n financiera y de globalizaci¨®n?
Hay que constatar, de entrada, que la pol¨ªtica tiene grandes dificultades a la hora de configurar una gobernanza global e intervenir con eficacia configuradora en los procesos de globalizaci¨®n. Tiene que decidir si aspira a desempe?ar esa funci¨®n o se contenta con el papel de v¨ªctima. Y para ello lo primero que debe superarse es esa desproporci¨®n entre la dimensi¨®n mundial de los problemas y la impotente provincialidad de las soluciones, entre el car¨¢cter global de los mercados financieros y el car¨¢cter dom¨¦stico de los bancos centrales y las agencias supervisoras.
Hasta ahora, los Estados han respondido a la crisis con medidas que toman poco en cuenta su impacto sobre los dem¨¢s pa¨ªses. Pero conviene no perder de vista que las pol¨ªticas poco cooperativas no hacen otra cosa que debilitar todav¨ªa m¨¢s la econom¨ªa global. Contra la tentaci¨®n del proteccionismo o las soluciones unilaterales debe recordarse que lo que fall¨® tras la crisis del 29 no fue el mercado, sino los Estados y su falta de colaboraci¨®n. La reforma de las normas financieras y su vigilancia deben llevarse a cabo a nivel internacional. Aunque la idea de un regulador financiero global sea de momento poco realista, la soluci¨®n a la crisis requiere una mayor coordinaci¨®n de las pol¨ªticas de regulaci¨®n y supervisi¨®n financiera.
En ¨²ltima instancia, lo que se nos plantea es llevar a cabo una gobernanza inteligente de la econom¨ªa financiera, y esto exige que revisemos a fondo la funci¨®n de la pol¨ªtica en una sociedad del conocimiento de manera que gane capacidad de gobernar los acontecimientos, autoridad supervisora, comprensi¨®n de la complejidad, visi¨®n de conjunto, inteligencia sist¨¦mica, competencia estrat¨¦gica y anticipaci¨®n. El verdadero objetivo de la pol¨ªtica ser¨ªa poner en marcha formas de cooperaci¨®n cognitiva, es decir, crear las condiciones para combinar ¨®ptimamente l¨®gicas funcionales heterog¨¦neas, estructuras de gobernanza y recursos de conocimiento. Las pol¨ªticas del conocimiento deben tomar en cuenta una diversidad de perspectivas e instrumentos y ponerlos en relaci¨®n entre s¨ª para promover procesos de aprendizaje colectivo. S¨®lo as¨ª podr¨ªamos conseguir que las quejas correctas dieran paso a las soluciones eficaces.
Daniel Innerarity es profesor de Filosof¨ªa en la Universidad de Zaragoza y autor de El nuevo espacio p¨²blico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.