Calles
?Han paseado por Google Street View? La presencia de las ciudades espa?olas es a¨²n relativamente marginal en el servicio hipercartogr¨¢fico (cada calle cuenta con al menos una fotograf¨ªa a 360 grados), pero en poco tiempo estar¨¢ todo. Supongo que el servicio puede ser ¨²til. Es tambi¨¦n inquietante. Hay algo en esas im¨¢genes que produce desasosiego.
No me refiero a las distorsiones, generadas al unir varias fotograf¨ªas para ofrecer la visi¨®n circular. Que una se?al de tr¨¢fico parezca flotar en el aire o que un autom¨®vil carezca de rueda trasera queda raro, s¨®lo eso. No. La inquietud procede de lo que no se ve.
Google Street View se enfrent¨® desde el inicio a las quejas de quienes ve¨ªan la gran fotograf¨ªa urbana del planeta como una amenaza a la intimidad. La calle es un espacio p¨²blico, cierto. Otra cosa es que la c¨¢mara de Google te inmortalice entrando en un lugar inapropiado con una compa?¨ªa inconveniente, o hurg¨¢ndote la nariz, o manifest¨¢ndote con una pancarta de apoyo a Solbes. Hay quien no desea aparecer en la foto ni siquiera paseando o yendo a la compra. Y Google, como es l¨®gico, se ha curado en salud: uno de los grandes peligros para la marcha triunfal del gigante inform¨¢tico radica, precisamente, en su relaci¨®n m¨¢s o menos alegre con los derechos de autor y el derecho a la intimidad.
Google empez¨® difuminando el rostro de quien lo solicitara. Luego difumin¨® tambi¨¦n matr¨ªculas de autom¨®viles. Como algunas personas se sent¨ªan inc¨®modas incluso si no era posible reconocerlas, se pas¨® a borrar por completo su silueta. Y ahora se difuminan tambi¨¦n fachadas de edificios. Por lo visto, o no visto, tambi¨¦n las casas tienen sus derechos.
El resultado es fantasmag¨®rico. Uno ve la imagen de una calle semivac¨ªa y deduce que las pocas personas que figuran en la foto son exhibicionistas; uno se pone a pensar en c¨®mo ser¨ªa la imagen real, sin seres borrados ni fachadas disfrazadas, y acaba en el desasosiego.
Ya que hablamos de calles: desde el domingo, en la localidad barcelonesa de Santa Coloma, existe una calle con el nombre del periodista Josep Maria Huertas. Fue un tipo bajito, honesto y explosivo, el mejor periodista callejero que yo he conocido. No s¨¦ si le leyeron. Para que se hagan una idea, era todo lo contrario de Google Street View. Con ¨¦l s¨ª aparec¨ªan las personas, todas ellas, enteramente vivas.
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