El principio del fin del Ca?averal
Comunidad y Ayuntamiento dan por desmantelado el asentamiento aunque a¨²n se mantendr¨¢n en pie varias chabolas hasta que se ordene su demolici¨®n
Al patriarca, tocado con amplio sombrero negro partido en dos por una cinta, le faltan los dientes. Pero eso no impide que se parta de risa, solo, en una de las calles llenas de lodo del oficialmente enterrado, pero a¨²n bastante vivo, poblado de El Ca?averal, en el distrito de Vic¨¢lvaro. Ha venido gente importante con algo que contar: "Adi¨®s a las chabolas despu¨¦s de 21 a?os", dicen Pilar Mart¨ªnez, concejal de Urbanismo, y la consejera de Medio Ambiente de la Comunidad, Ana Isabel Mari?o. Junto a ellas, unos paneles explicativos con personas felices fotografiadas en relieve mostrando las llaves de su nuevo piso. A trav¨¦s de un plan para erradicar el chabolismo en la regi¨®n suscrito el pasado mes de octubre entre ambas instituciones, 157 de las 218 familias que viv¨ªan all¨ª han sido ya realojadas.
No todos los inquilinos se han mudado todav¨ªa a los nuevos pisos
Las familias han recibido clases de higiene y convivencia
Pero cerca de 60 familias han sido directamente expulsadas y una decena de construcciones se mantendr¨¢n, con sus moradores en el interior, erguidas entre los escombros y los reflejos de los cristales rotos. Aguardan la demolici¨®n -con los restos de ba?eras, lavabos y retretes a la venta apoyados en la pared- que el Ayuntamiento estima que suceder¨¢ en dos meses, cuando se haga efectivo "el mandato judicial". No cumpl¨ªan los requisitos m¨ªnimos para que se acepte el realojo.
La Jungla, como tambi¨¦n se conoce a la profileraci¨®n de chamizos, a¨²n vive y "aguantar¨¢n lo que puedan, varios meses, dando guerra", sostiene un veterano agente que lleva a?os controlando la zona. Un lugar ocupado por espa?oles y portugueses dedicados a la chatarra, en su mayor¨ªa, "pero con alg¨²n elemento de cuidado", seg¨²n los polic¨ªas.
Al Consistorio le tocaban 110 familias, las de las casitas originales. A la Comunidad, las 118 de las chabolas que se han ido diseminando entre autopistas y rotondas. Las del Ayuntamiento son las de una sola planta y cuyos moradores pagaban un alquiler que la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda no quiere precisar, aunque oscilaba entre los tres y cinco euros. Tampoco lo que pagar¨¢n en sus nuevas casas, "porque depende de cada uno", aunque oscila entre 60 y 200 euros. ?stas se construyeron en 1988 cuando se desmantel¨® el "barrio de tipolog¨ªa especial" de Los Focos.Setenta y ocho de estas familias ya se han apuntado al cambio, aunque no todos se han mudado. S¨®lo algunos viven ya en sus nuevos pisos, que est¨¢n en distritos cercanos, como Moratalaz o Vallecas. Al resto, "en breve se les encontrar¨¢ una soluci¨®n", seg¨²n los portavoces municipales, que aseguran que "cada caso lleva su proceso y depende de sus pagos y otros papeles". Algunos de los que ocupan las peque?as viviendas de La Jungla no tienen los contratos de alquiler que muestran su relaci¨®n con el Ayuntamiento.
El poblado ocupa una superficie de 26.000 metros cuadrados y en ¨¦l est¨¢ proyectado que se construyan viviendas del desarrollo bautizado como Los Ahijones. En total, 15.000 casas, de las que est¨¢ previsto que la mitad sean de protecci¨®n oficial.
El supuesto adi¨®s anunciado al Ca?averal tiene su explicaci¨®n: la Comunidad culmin¨® ayer los realojos que le correspond¨ªan. Ten¨ªa que encargarse de las 118 chabolas que les correspond¨ªan. Muchas de ellas, construidas por los hijos de los inquilinos originales. Un total de 102 due?os de estas chozas pidieron "el piso", aunque s¨®lo 79 cumpl¨ªan los requisitos exigidos. As¨ª que todav¨ªa se mantienen 39 infraviviendas. Pero ¨¦stas vuelven a ser un asunto de los servicios sociales municipales, que no terminan de aclarar qu¨¦ es lo que pretenden hacer con ellas, aunque precisan: "No se les dejar¨¢ tirados".
Ayer tuvieron oportunidad de hablar en persona con algunos de los inquilinos. Frente a una vieja f¨¢brica abandonada, en el recodo de una rotonda, m¨¢s all¨¢ de una indicaci¨®n viaria oficial que se?ala "el poblado de El Ca?averal", se amontonan los veh¨ªculos de lujo. Pol¨ªticos municipales en coches tintados ante los que los polic¨ªas municipales que siempre vigilan la zona, atentos a posibles nuevos chabolistas, rezongan molestos: "?No somos aparcacoches!". Periodistas, c¨¢maras, micr¨®fonos afanosos que se cuelan entre los escombros y las chabolas en pie para arrancar testimonios: "Viv¨ªamos entre las ratas, ahora tendremos una casa como todo el mundo", cuenta una mujer embarazada desde el modesto umbral de su casita.
Un argumento que salta de cortina en cortina y recoge Rafa, un hombre de mediana edad: "Esto es sucio, no es manera de criar a las criaturas", dice mientras una de esas criaturas, una ni?a muy peque?a, se apoya contra la pared. En total, los realojados son 292, de los que 134 son ni?os. Despu¨¦s, Rafa pregunta con cierta candidez si sus reflexiones van a aparecer en el programa Callejeros, de Cuatro.
Todos los pobladores del asentamiento que han aceptado la idea de irse a otro piso "blanco, nuevo, pintado", como se ufana ?ngel, uno de los beneficiarios, han debido recibir un cursillo de convivencia. Las clases duran varios d¨ªas y el programa insiste en cap¨ªtulos como higiene, ruido y normas de convivencia. Un curso que ha debido de ser eficaz, puesto que Ana Isabel Mari?o, la consejera, coment¨® que de todas las personas realojadas por la Comunidad, el 96% se hab¨ªan adaptado bien.
El proyecto, que comenz¨® con los primeros derribos a finales de noviembre de 2008, supone un coste a las dos administraciones de 17,3 millones de euros. La Comunidad, una vez considerado que su trabajo ya ha concluido en El Ca?averal, acometer¨¢ el siguiente poblado en la lista: Santa Catalina, un asentamiento de 171 chabolas que se esconde en un conf¨ªn de Puente de Vallecas, detr¨¢s de las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes.
M¨¢s tarde ser¨¢ el turno de Las Mimbreras, en el distrito de Latina, que cuenta con 121 familias y tiene precedentes muy cercanos de enfrentamientos con la polic¨ªa por intentos de desalojo, y El Ventorro, en Villaverde, con 89 infraviviendas.
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