Polic¨ªa y responsabilidad pol¨ªtica
Rodolfo Mart¨ªn Villa (1978-79), Antonio Ib¨¢?ez Freire (1979-80), Juan Jos¨¦ Ros¨®n (1980-82), Jos¨¦ Barrionuevo (1982-88), Jos¨¦ Luis Corcuera (1988-93), Antoni Asunci¨®n (1993-94), Juan Alberto Belloch (1994-96), Jaime Mayor Oreja (1996-2001), Mariano Rajoy (2001-02), ?ngel Acebes (2002-04), Jos¨¦ Antonio Alonso (2004-06) y Alfredo P¨¦rez Rubalcaba (desde abril de 2006).
Componen el p¨¢rrafo anterior los nombres y los mandatos de las 12 personas que han ocupado las responsabilidades de Interior en los gobiernos de la democracia espa?ola desde la entrada en vigor de la Constituci¨®n hasta hoy. Fueron pol¨ªticos de derechas, de izquierdas o de centro, competentes o ineptos, con los or¨ªgenes sociales m¨¢s variados y los perfiles profesionales m¨¢s diversos, desde un general a un electricista. Pero todos ellos pose¨ªan el suficiente sentido de Estado como para defender siempre sin complejos las actuaciones de las fuerzas policiales a sus ¨®rdenes. Y los partidos a los que estos ministros pertenec¨ªan (Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, PSOE, Partido Popular, otra vez PSOE) jam¨¢s denunciaron, mientras estaban en el poder, errores de la polic¨ªa o la Guardia Civil, ni se declararon inc¨®modos, molestos o indignados ante una intervenci¨®n de estos cuerpos de seguridad. ?Significa eso que, a lo largo de las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, no ha habido en Espa?a malas pr¨¢cticas policiales, brutalidades y hasta cr¨ªmenes cometidos por miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado? Bien al contrario, est¨¢n en la memoria de todos decenas de episodios de tortura, cientos de cargas desmesuradas, abusos e incluso atrocidades tan graves como el caso Almer¨ªa, de 1981. Entonces, ?estoy acaso defendiendo la impunidad policial? En absoluto. Pero, en democracia, es a la oposici¨®n, a la prensa y, en su caso, a la justicia a las que corresponde denunciar, investigar y, eventualmente, juzgar y condenar tales excesos. Resulta inaudito, en cambio, que sean la c¨²pula pol¨ªtica de Interior y el partido al que ¨¦sta pertenece los que se pongan al frente de la exigencia de responsabilidades y de la execraci¨®n hiperb¨®lica de la contundencia policial del 18 de marzo en Barcelona, como si aquello hubiera sido el Domingo Sangriento de San Petersburgo.
Si el capital electoral de ICV es tan modesto que no soporta la erosi¨®n, ser¨ªa mejor que dejasen el orden p¨²blico en manos m¨¢s curtidas
Los Mossos d'Esquadra, como cualquier otra fuerza policial, no pueden ser dirigidos con la mentalidad y el estilo con que se pilota una asociaci¨®n de vecinos, una asamblea sindical, ni siquiera a la plantilla de funcionarios de un ayuntamiento. Entre los agentes del orden de todas las latitudes funciona algo que en franc¨¦s llaman esprit de corps y se valora al m¨¢ximo la certeza de que, en caso de dificultades, los de arriba no dejar¨¢n a sus subordinados a los pies de los caballos; los mandos cubren a la tropa, y por ello ¨¦sta puede ejecutar ¨®rdenes problem¨¢ticas y hacer frente a situaciones imprevistas, sin paralelo alguno con las que afronta un administrativo en su mesa de trabajo. Esta solidaridad vertical es, para un polic¨ªa, lo m¨¢s importante, mucho m¨¢s que recibir cartas melifluas dirigidas a los "benvolguts / benvolgudes mossos i mosses". M¨¢s importante incluso que el dinero. El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil han tenido con sucesivos ministros diferencias salariales (de hecho, ahora mismo las hay), pero nunca les ha faltado la cobertura pol¨ªtica. Joan Saura hace al rev¨¦s: reh¨²ye defender a los Mossos, pero les ofrece mejoras retributivas y subvenciones sindicales. Debe de ser cosa del materialismo hist¨®rico...
A un partido que ha asumido libremente la cartera de Interior del Gobierno no pueden temblarle las piernas apenas la polic¨ªa tiene que desalojar un recinto universitario ocupado o disolver una manifestaci¨®n no autorizada que bloquea la v¨ªa p¨²blica, sean cuales sean la edad y el perfil de los manifestantes. Todas las siglas pol¨ªticas que han ejercido esas responsabilidades en Barcelona o en Madrid han pagado por ello un precio en cr¨ªticas, insultos o fugas de votos, y todas lo encajaron. Si el capital electoral de Iniciativa es tan modesto que no puede soportar tal erosi¨®n, entonces lo mejor ser¨ªa que dejase el orden p¨²blico en manos m¨¢s curtidas. En todo caso, Interior no es un negociado para hacer experimentos ideol¨®gicos ni inventar "modelos de seguridad alternativos" bajo la batuta de comisarios pol¨ªticos de pacotilla.
Tampoco vale hacerse las v¨ªctimas de poderosos y siniestros lobbies, ni lloriquear que Iniciativa es el eslab¨®n d¨¦bil al que golpean quienes quieren romper el tripartito. No creo que sea una enemiga del Gobierno de Montilla ni una ignorante en materia de seguridad la consejera Montserrat Tura, que ha salido en defensa de los Mossos y del orden democr¨¢tico con la contundencia que le ha faltado a Saura. Tampoco parece una derechista rencorosa la alcaldesa de L'Hospitalet, N¨²ria Mar¨ªn, y sin embargo ha declarado: "Aunque hubieran podido cometer alg¨²n error en su actuaci¨®n, el consejero de Interior deber¨ªa haber apoyado la actuaci¨®n de los Mossos de forma p¨²blica. (...) Es necesario que el cuerpo tenga el apoyo de sus responsables". "Cuando se gobierna, se gobierna" concluye la sucesora de Celestino Corbacho.
El pasado d¨ªa 26 le¨ª en EL PA?S que el vicepresidente Carod Rovira desment¨ªa haberle advertido al consejero Saura, el martes anterior: "?No vuelvas a humillar a la polic¨ªa de mi pa¨ªs!". Le creo, pero lamento tener que hacerlo porque, de ser cierta, hubiera sido la mejor frase pol¨ªtica de la actual legislatura catalana. En cuanto a la mejor noticia, ¨¦sta ser¨ªa el cese o la dimisi¨®n del secretario general de Interior y paradigma de sectarismo ideol¨®gico en el puesto menos adecuado, el se?or Joan Boada Masoliver.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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