Una pol¨ªtica, muchos cocineros
El Banco Central Europeo (BCE) dio el martes el tipo de sorpresa equivocado. Los economistas hab¨ªan predicho que podr¨ªa recortar los tipos de inter¨¦s en 50 puntos b¨¢sicos, y que pod¨ªa ir incluso m¨¢s all¨¢, dado el hundimiento de la producci¨®n en la zona euro. Incluso aconsejaban al BCE que revelase algunas pol¨ªticas de expansi¨®n cuantitativa y que el banco comprase bonos de sociedades an¨®nimas para reforzar la disponibilidad monetaria. Pero el BCE hizo mucho menos de lo esperado. Recort¨® los tipos s¨®lo en 25 puntos b¨¢sicos, hasta el 1,25%, y afirm¨® que la expansi¨®n cuantitativa no estar¨¢ en el men¨² hasta mayo. Para una Europa hambrienta de crecimiento, es una mala noticia.
Los temores sobre un excesivo est¨ªmulo monetario y futuros riesgos inflacionistas probablemente no fueron las razones de esa medida. Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, habl¨® con franqueza acerca de las perspectivas econ¨®micas "muy d¨¦biles". Sus comentarios acerca de unas expectativas inflacionistas "firmemente ancladas" casi resultaban c¨®micos, tras caer la inflaci¨®n de la zona euro al 0,6% en marzo. Trichet tambi¨¦n reconoci¨® que el ritmo de crecimiento de la masa monetaria "ha seguido desaceler¨¢ndose marcadamente", con un crecimiento anual por debajo del 6%. De ah¨ª que el cr¨¦dito siga profundamente contenido. Y dado que la inflaci¨®n est¨¢ tan baja, el riesgo realmente est¨¢ en la deflaci¨®n. El peligro es que incluso los tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos puedan ser demasiado altos en t¨¦rminos reales.
Para evitarlo, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han recurrido a la expansi¨®n cuantitativa. El BCE piensa que en alg¨²n momento deber¨¢ seguir el ejemplo. Pero en una zona monetaria de m¨²ltiples pa¨ªses ser¨¢ m¨¢s complicada. El BCE deber¨¢ decidir cu¨¢nto dinero debe acu?ar pero c¨®mo dividir ese dinero entre los pa¨ªses miembros supone dif¨ªciles consultas. Y algunos pa¨ªses, en especial Alemania, podr¨ªan seguir preocupados por la sola idea de acudir a la imprenta. Las reservas alemanas respecto a la expansi¨®n cuantitativa son comprensibles. Pero el retraso en el recorte de los tipos desconcierta. Cuando el crecimiento y la inflaci¨®n se desploman, la indecisi¨®n general del BCE es lamentable. El retraso podr¨ªa dejar a Europa peligrosamente deflactada.
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