Valencia 'confesional'

La Generalitat valenciana ha decidido tomar r¨¢pidamente la iniciativa ante la inminente reforma de la ley del aborto y ha puesto en marcha el anteproyecto de Ley de Protecci¨®n a la Maternidad y Paternidad. Se trata de otro gesto m¨¢s para orquestar una posici¨®n de insubordinaci¨®n y rebeld¨ªa a las disposiciones estatales y que, como en otras ocasiones, se viste con el traje ideol¨®gico que mejor se ajusta a las expectativas de su electorado mayoritario. En este caso, el proyecto sintoniza con la agresiva campa?a que ha lanzado la Iglesia contra la reforma de la ley del aborto. El Ejecutivo de Camps, que con el ¨²nico af¨¢n de horadar el poder central ya hizo en su d¨ªa el rid¨ªculo con la propuesta de ense?ar la materia de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa a trav¨¦s de dos profesores, uno de ingl¨¦s y otro de filosof¨ªa, ahora ha vuelto a las andadas.

El anteproyecto ha sido elaborado en la Consejer¨ªa de Bienestar Social y articula diferentes medidas para, por un lado, involucrar y subvencionar a organizaciones que se dediquen a disuadir a las gestantes que tengan idea de abortar; y, por otro, para promocionar el acogimiento y la adopci¨®n como alternativas para la mujer que quiera seguir adelante con su embarazo. En el primer caso lo que anuncia es utilizar recursos p¨²blicos para sufragar las iniciativas de un sector social que se enfrenta a un derecho, el de abortar -en determinadas condiciones-, establecido en una ley estatal. En el segundo, apoya el "derecho de los hijos a desarrollarse en un ¨¢mbito familiar alternativo al biol¨®gico cuando ¨¦ste sea imposible".

La iniciativa del Gobierno de Camps tiene mucho que ver con el decreto ley que prepar¨® Berlusconi para evitar que se desconectara a una joven italiana de la sonda que la manten¨ªa con vida, despu¨¦s de que un tribunal de Mil¨¢n le hubiera reconocido su derecho a una muerte digna. Como en el caso de Eluana, tambi¨¦n la interrupci¨®n del embarazo es un asunto extremadamente delicado. Y como ocurri¨® con el Vaticano all¨ª, la Iglesia aqu¨ª pretende tambi¨¦n forzar para que se legisle en funci¨®n de las creencias de sus fieles. Pero ya dijo Gianfranco Fini, el segundo del nuevo partido de Berlusconi, que esa norma era propia de un Estado ¨¦tico, no de un Estado laico. Porque precisamente uno de los logros de ese Estado laico, que Camps cuestiona, es que las leyes no conviertan lo que es un pecado para unos en un delito para todos.