Barcelona: alianza de perspectivas
Uno de los secretos mejor guardados de Barcelona est¨¢ en las perspectivas opuestas que se observan si uno se sit¨²a en el Tibidabo o en Montju?c. Desde la monta?a m¨¢s alta, mirando al mar, Barcelona se ofrece rectil¨ªnea, racional, ordenada, con un dise?o implacable en su funcionalidad, perfectamente europea, legal, cuidadosa y prudente. Esta cuadr¨ªcula magn¨ªfica es la que contempla y bendice un Sagrado Coraz¨®n descomunal, bastante feo, que el observador ignora tras haberse preguntado qui¨¦n lo puso all¨ª. Desde el Tibidabo, la ciudad es un ejemplo de lo que han sido capaces de construir sus habitantes, con seny y voluntad. Un asombro de civilizaci¨®n para cualquiera porque da la impresi¨®n de que esos ciudadanos tienen muy claro c¨®mo organizar su vida en perfecto equilibrio.
Los j¨®venes merecen el apoyo de los saben que la vida, sin crisis, ser¨ªa de una monoton¨ªa insoportable
Si, en cambio, nos vamos a Montju?c, damos la espalda al mar y contemplamos la ciudad, veremos una urbe ca¨®tica, salvaje, bizantina, imprevisible, hecha a salto de mata, improvisada y casi tercermundista. Vista desde Montju?c la ciudad es un modelo de lo que hoy podemos llamar desregulaci¨®n, pura rauxa y anarqu¨ªa, como si sus habitantes quisieran dejar claro a trav¨¦s del paisaje que hacen lo que les da la gana. La panor¨¢mica barcelonesa se ofrece desordenada, confusa, y parece justificar que haya un fort¨ªn, el famoso castillo, para vigilar a una pandilla de descontrolados y como pregunt¨¢ndoles: "?Pero qui¨¦n manda aqu¨ª?, ?es que est¨¢is locos?".
Este secreto barcelon¨¦s, oculto en sus dos panor¨¢micas m¨¢s famosas, es el vivo retrato de una ciudad que ha logrado la completa alianza de perspectivas opuestas: nuestra Barcelona no existir¨ªa sin equilibrio y sin caos, sin racionalidad y sin delirio, sin europe¨ªsmo y sin tercermundismo, sin orden y sin libertad. Los contrarios conviven, se unen, se entrelazan,y conforman el paisaje barcelon¨¦s permanente en el que todos vivimos cada d¨ªa mientras la extraordinaria mezcla pasa desapercibida.
Es natural: siempre ha sido as¨ª, en los genes barceloneses coexiste lo opuesto con toda normalidad. Desde 1978, por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona siempre ha sido de un socialismo reparador, plural, mientras que en la Generalitat reinaba el modelo pujolista de homogeneidad catalana, cuya herencia sigue a¨²n muy presente. Barcelona pas¨® el examen del nacionalismo catal¨¢n con manifiesta tibieza y no poca pachorra. Aqu¨ª el nacionalismo cerrado encaja mal, por tradici¨®n. Lo distinto, lo otro, siempre ha acabado diluy¨¦ndose en esta disuasoria alianza de perspectivas barcelonesas que es se?a b¨¢sica de una identidad desinhibida, esc¨¦ptica, impredecible y que desaf¨ªa cualquier imposici¨®n con un ninguneo contundente. Un estilo muy propio que, acaso, s¨®lo los barceloneses entienden.
El car¨¢cter tolerante, abierto, mestizo, racional, de esta alianza de opuestos se plasma en la retranca, acumulada siglo a siglo, con que aqu¨ª se aborda el presente aunque ¨¦ste se exhiba hoy como una cat¨¢strofe sin precedentes. La alianza barcelonesa establece una perenne y l¨²cida protecci¨®n: por esta ciudad han pasado muchas crisis, eso es cosa sabida. Y las que vendr¨¢n. Por esta ciudad ha pasado el mundo entero y se ha quedado aqu¨ª: somos mundo. De ah¨ª que cuando el mundo parece hacerse a?icos y los fantasmas del caos crecen, los barceloneses los contemplan con el mismo esp¨ªritu con el que dedican una esc¨¦ptica sonrisa a aquellos presuntos salvadores de cat¨¢strofes. Ni tanto ni tan calvo: ni el fin del mundo ni un l¨ªder ¨²nico, que eso no va con nosotros; de las crisis se sale con paciencia, prudencia y sensatez, paso a paso, anudando la relaci¨®n de lo viejo con lo nuevo, sin m¨¢s exclusi¨®n que la tiran¨ªa, venga de donde venga.
Todo un esp¨ªritu se perfila tras esta alianza de perspectivas. Barcelona es una estupenda met¨¢fora de supervivencia, cuando es esa supervivencia lo que est¨¢ en juego (globalmente hablando, claro). Pero Barcelona es mundo, se lo ha ganado a pulso, y todo lo que sucede m¨¢s all¨¢ de esta ciudad nos afecta.
Hay que recordar estas cosas elementales a las generaciones j¨®venes que han tenido la suerte de vivir en una sociedad de ricos y la desgracia de recibir mensajes culturales que les incitaban a pensar s¨®lo en ellos mismos y a competir m¨¢s que a cooperar y respetar. La alianza de perspectivas barcelonesa lleva a una imprescindible alianza generacional en la que saberes y experiencias se compartan y enriquezcan. Los j¨®venes, que hoy pasan por su primera gran crisis colectiva, merecen, para no ponerse de los nervios, el apoyo de los que saben que la vida, sin crisis, ser¨ªa de una monoton¨ªa insoportable y que aprender de la contrariedad en imprescindible. Hay que ayudarles a entender que se han acabado los ni?os mimados, que los sabelotodo no existen y los independentistas tienen poco futuro, lo cual ser¨¢ muy saludable.
La met¨¢fora de la alianza de perspectivas barcelonesa es instructiva y ¨²til no s¨®lo para entendernos a nosotros mismos, sino para abrazar a un mundo en cambio (hacia mejor).
m.riviere17@yahoo.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.