Melilla cierra filas para evitar dos extradiciones a Marruecos
El PP, la oposici¨®n musulmana y la Comisi¨®n Isl¨¢mica defienden a un espa?ol y un belga melillenses
Por una vez, el presidente de la ciudad, Juan Jos¨¦ Imbroda, del Partido Popular, su oposici¨®n musulmana, Coalici¨®n Por Melilla (CPM), y hasta la Comisi¨®n Isl¨¢mica han hecho causa com¨²n. Melilla cierra filas para evitar la extradici¨®n a Marruecos de dos melillenses a los que la justicia marroqu¨ª reclama por terrorismo. S¨®lo el PSOE, tercera fuerza pol¨ªtica, guarda silencio, aunque ha hecho gestiones discretas en Madrid, seg¨²n fuentes locales.
Imbroda anunci¨® a finales de marzo el env¨ªo de una carta al ministro de Justicia, Francisco Caama?o, pidi¨¦ndole que no se entregue a la justicia marroqu¨ª a Mohamed el Bay, de 54 a?os, espa?ol desde 1976. Alega que en Marruecos no contar¨¢ con garant¨ªas procesales y propone que una comisi¨®n rogatoria marroqu¨ª se desplace a Espa?a para interrogarle. Antonio Guti¨¦rrez, diputado del PP por Melilla, reiter¨® el viernes los mismos argumentos.
Rabat los reclama para juzgarlos por varios delitos de terrorismo
Madrid no quiere da?ar la cooperaci¨®n judicial con el pa¨ªs vecino
El Bay fue detenido en Melilla el 1 de abril de 2008, junto a Al¨ª Aarraas, de 46 a?os, nacido en la ciudad aut¨®noma pero de nacionalidad belga, en cumplimiento de una orden internacional emitida por Marruecos. Al mes siguiente, el Consejo de Ministros acord¨® su extradici¨®n y, en sendos autos, el ¨²ltimo de hace tres semanas, la sala de lo penal de la Audiencia Nacional accedi¨® a ella. Su abogado, Nayim Mohamed Al¨ª, ha recurrido al Tribunal Constitucional.
Al reo espa?ol la justicia marroqu¨ª le considera miembro de una red terrorista desmantelada hace un a?o y que dirig¨ªa Abdel-kaer Belliraj, un belga-marroqu¨ª al que imputa media docena de asesinatos. De Aarraas sospecha que estuvo involucrado en los atentados de Casablanca de mayo de 2003, que se saldaron con 45 muertos. El juez Baltasar Garz¨®n sobresey¨® en marzo las actuaciones iniciadas contra ¨¦l por esos atentados y dio luz verde para que fuera juzgado en Marruecos por esos hechos. Encarcelado en Botafuegos (Algeciras), Aarraas lleva 40 d¨ªas en huelga de hambre.
El Bay alega, entre otras cosas, su condici¨®n de espa?ol para no ser extraditado y Aarraas, la de ciudadano comunitario. El convenio de extradici¨®n hispano-marroqu¨ª de 1997 excluye la entrega de nacionales, pero la Audiencia consider¨® que El Bay tambi¨¦n es marroqu¨ª porque Marruecos le considera como tal y adem¨¢s le otorg¨® un carn¨¦ de identidad que ¨¦l utiliz¨®. Nunca se le inco¨®, sin embargo, un expediente para retirarle la nacionalidad espa?ola.
La Audiencia tambi¨¦n desestim¨® las alegaciones del abogado sobre los "tratos inhumanos y degradantes" a los que son sometidos los presos en Marruecos, as¨ª como la insalubridad de las c¨¢rceles marroqu¨ªes. "Tales vulneraciones denunciadas no pueden reputarse como sistem¨¢ticas y generalizadas", se?ala el auto.
Si El Bay y Aarraas no hubiesen sido musulmanes, "si se hubiesen llamado Garc¨ªa o P¨¦rez", ni la Audiencia ni el Gobierno hubieran aceptado extraditarlos, afirma Abderram¨¢n Benyahya, portavoz de la Comisi¨®n Isl¨¢mica. "Se sienta un precedente nefasto para los musulmanes melillenses", a?ade Yonaida Sellam, que encabeza la asociaci¨®n Intercultura. "Una parte importante de nuestra poblaci¨®n est¨¢ muy preocupada por lo que significa su situaci¨®n de cara a Marruecos", que no reconoce su naturaleza espa?ola, recalca Imbroda en su carta.
Una de las pancartas exhibidas por los familiares de Aarraas cuando se encadenaron al monolito de la Constituci¨®n en Melilla resume la inquietud de los musulmanes melillenses: "No queremos volver a 1985", el a?o anterior a que el Gobierno socialista abriera la v¨ªa para que miles de ellos obtuvieran la nacionalidad espa?ola.
"Veinticinco a?os despu¨¦s, de nuevo un Gobierno socialista no es capaz de vislumbrar el socavo (...) que algunas decisiones pueden provocar en la cohesi¨®n social de Melilla", escribe Irene Flores, columnista de El Faro. La amenaza de extradici¨®n suscita "recelos (...) de una comunidad de espa?oles que, por sus or¨ªgenes rife?os, pueden ser descatalogados de su condici¨®n de nacionales para convertirse, de facto, y a todos los efectos, en s¨²bditos marroqu¨ªes". "La ley a prevalecer no tiene por qu¨¦ ser la espa?ola sino la marroqu¨ª". "S¨¦ que suena muy duro, pero ¨¦sas son las tesis de Rabat (...)".
Para el Gobierno espa?ol, "¨¦ste no es un asunto f¨¢cil", comenta un diplom¨¢tico espa?ol. Marruecos se ha volcado en la cooperaci¨®n judicial con Espa?a, hasta el punto de aceptar juzgar, por primera vez, a dos de sus ciudadanos por cr¨ªmenes cometidos fuera de su territorio. En diciembre el tribunal antiterrorista de Sal¨¦ conden¨® a Abdelil¨¢ Hriz a 20 a?os por su participaci¨®n en el 11-M y a Hicham Ahmidan, primo de El Chino, a 10 a?os.
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