Los espa?oles no saben o no quieren reciclar
El 60% de los residuos urbanos acaba en un vertedero - S¨®lo el 14% de la basura se tira en su sitio
El 60% de los residuos s¨®lidos urbanos que gener¨® Espa?a en 2007 acab¨® en un vertedero, muy por encima de la media de la Uni¨®n Europea, que se sit¨²a en un 41% pese a que cuenta entre sus miembros con pa¨ªses como Bulgaria, que arroja el 100% o Eslovenia (99%). Si se comparan los datos con la Europa de los 15, Espa?a pr¨¢cticamente dobla su media. El resto de la basura espa?ola se reutiliza. Del total, acaba en la incineradora un 10%, frente al 20% de Europa, un 13% se recicla efectivamente (22% en Europa) y un 17% se dedica a la producci¨®n de compost (igual que en Europa).
A estos datos, publicados a principios de marzo por la oficina estad¨ªstica de la UE (Eurostat), hay que a?adir los del Plan Nacional Integrado de Residuos del Ministerio de Medio Ambiente, donde se advierte de que apenas el 14% de los residuos urbanos se arroja al contenedor apropiado.
Seg¨²n Eurostat, cada espa?ol genera 588 kilogramos de desechos al a?o
El 86% restante se traslada, en teor¨ªa, a plantas clasificadoras, lo que demuestra que la separaci¨®n en origen no funciona, pese a que los ciudadanos est¨¢n concienciados con el reciclaje. O eso afirman. Seg¨²n una encuesta efectuada en 2008 por la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU), el 95,5% de los espa?oles separa los residuos en su casa.
Y ni siquiera todo lo que se arroja en Espa?a a dichos contenedores es apto para el reciclaje: en los contenedores amarillos se tira un 25% de impropios (es decir, basura que deber¨ªa ir por otro cauce), seg¨²n la industria, una cifra que el Ministerio eleva al 50% al sumar los envases que no son aptos para el reciclaje.
La OCU asegura que sabemos d¨®nde tirar un envase de vidrio, de papel o de pl¨¢stico, pero cuando el residuo es otro, parece no estar tan claro: ?d¨®nde arrojamos un aerosol, una pila, un vaso roto o una bombilla fundida? El problema al que se enfrenta el ciudadano a la hora de separar su basura es el desconocimiento.
A la hora de tirar la basura, es fundamental separar cuidadosamente los distintos componentes de los envases y nunca echar en un contenedor espec¨ªfico materiales inapropiados ya que, en el mejor de los casos, estos residuos ser¨¢n trasladados de una planta a otra (con el consiguiente gasto y contaminaci¨®n) y, en el peor, se destinar¨¢n a un vertedero o a la incineraci¨®n, por lo que se pierde vida ¨²til de un material que puede ser reutilizado.
En todo caso, y ante la duda, es preferible acudir a los puntos limpios que los ayuntamientos tienen habilitados para recuperar los residuos menos habituales, como bater¨ªas, fluorescentes, medicamentos, textil, madera, etc¨¦tera. O tirarlo al contenedor gris ya que, en principio, su contenido pasar¨¢ por una planta clasificadora.
?sa es la teor¨ªa, que en Espa?a no se cumple. Seg¨²n Eurostat, cada espa?ol produce 588 kilogramos por a?o, 62 m¨¢s que la media de los Veintisiete. Este dato, por s¨ª solo, no es preocupante. Dinamarca, Holanda o Austria superan esa cifra; Alemania, Francia, Italia o Reino Unido presentan niveles similares. ?Cu¨¢l es la diferencia? El tratamiento posterior.
En las empresas que gestionan los residuos y en el Ministerio de Medio Ambiente se agarran a la evoluci¨®n positiva de los datos para afirmar que las cosas se hacen bien si se tiene en cuenta que Espa?a se sum¨® al tren del reciclado bastante tarde, en 1997. Sin embargo, organizaciones ecologistas ven la realidad de otra manera. Desde Ecologistas en Acci¨®n se apunta a las Administraciones regionales y locales como responsables de los fallos del sistema y diferencian aquellas que s¨ª presentan pol¨ªticas proactivas para la gesti¨®n de residuos. En opini¨®n de Leticia Baselaga, Catalu?a, La Rioja o, m¨¢s recientemente, el Pa¨ªs Vasco son las m¨¢s concienciadas, mientras que Castilla y Le¨®n, Castilla-La Mancha. Murcia y Valencia, las menos.
Para Greenpeace existe otro problema: recela abiertamente de los datos que ofrecen las empresas que gestionan los residuos, a las que acusan de buscar la rentabilidad en una actividad que, en opini¨®n de Sara del R¨ªo, no es m¨¢s que una obligaci¨®n que contraen ya que, en Espa?a, quien contamina, debe pagar.
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