"Una canci¨®n es energ¨ªa concentrada en cuatro minutos"
Aunque no le reconozcan, es evidente que este Elvis Perkins no puede ser sino un artista. Le delata el cuidado desali?o de esa media melena, las gafas de pasta con cristales tintados en amarillo, la bufanda de mercadillo bohemio, ese pa?uelito que asoma por la americana y, por si quedara alg¨²n atisbo de duda, la arm¨®nica amarrada al cuello. "Es mi collar estilo Bob Dylan", bromea un hombre que dice sentirse m¨¢s c¨®modo escribiendo canciones que explic¨¢ndolas.
Tiene 33 a?os y una biograf¨ªa que siempre comienza mencionando a sus ilustres padres. ?l era el actor Anthony Perkins, fallecido en 1992; ella, la fot¨®grafa de moda Berry Berenson, viajaba en uno de los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas el 11-S. Casi inevitable que su primer disco, Ash Wednesday (Mi¨¦rcoles de Ceniza, 2007), encerrase un buen pu?ado de meditaciones sombr¨ªas y atormentadas. Las cosas han cambiado ligeramente con In dearland (En tierra querida), su ¨¢lbum reci¨¦n publicado, que anoche present¨® en la sala El Sol.
"Mi padre se tomaba con mucho humor la repercusi¨®n de la pel¨ªcula 'Psicosis"
"La felicidad es un c¨²mulo de emociones fugaces que intento capturar"
Pregunta. ?Llegar¨¢ el d¨ªa en que las cr¨®nicas se refieran a Anthony Perkins como "el padre de Elvis Perkins"?
Respuesta. Ser¨ªa agradable, pero no lo s¨¦. Lo dudo. Pap¨¢ dej¨® una impresi¨®n enorme en el subconsciente colectivo y yo he crecido a la sombra de esa huella. ?l se march¨® hace tiempo, mucho antes de que yo comenzara a grabar mi m¨²sica. Por eso se me hace un poco extra?o hablar de ¨¦l en este contexto.
P. ?Pas¨® mucho miedo la primera vez que vio Psicosis?
R. Uhm, vaya pregunta. No, no tuve miedo; ni siquiera recuerdo con nitidez cu¨¢ndo fue esa primera vez. Pero mi padre se tomaba con mucho humor la repercusi¨®n que tuvo la pel¨ªcula. Mucha gente se le acercaba por la calle o en los actos p¨²blicos y le dec¨ªa: "Gracias a usted, mi esposa no ha vuelto a meterse en la ducha". Eso s¨ª, yo no puedo ver ese largometraje con los mismos ojos que usted o que cualquier otro. A¨²n hoy me impacta y extra?a contemplar a mi propio padre, tan joven, actuando en esa cinta maravillosa.
P. A juzgar por el tono luminoso de In dearland, ?vuelve a ser ahora un hombre feliz?
R. Moderadamente feliz. Bueno, no estoy seguro. La felicidad es un c¨²mulo de emociones fugaces y yo intento capturarlas viviendo en paz conmigo mismo y no pensando demasiado ni en el pasado ni en el futuro. En el nuevo disco asoman nuevas vibraciones, es cierto. No llegan a ser canciones felices, pero s¨ª m¨¢s divertidas.
P.
?Ash Wednesday le ahorr¨® muchas sesiones en la consulta del psicoterapeuta?
R. Algunas, pero tuve que acudir de todos modos. La angustia o el duelo son percepciones muy extendidas; incluso los medios de comunicaci¨®n les dedican grandes reportajes. Sin embargo, a m¨ª s¨®lo me ayud¨® la catarsis de la escritura. Fue una bendici¨®n poder expresarme en un idioma propio, lidiar con los problemas a mi manera.
P. Rodeado de actores, dise?adores o fot¨®grafos en la familia, ?no le qued¨® m¨¢s remedio que hacerse artista?
R. Uf, no estoy seguro de que exista el destino, pero es cierto que nunca podr¨ªa haber sido abogado, por ejemplo: no tengo la mollera preparada para esas cosas. Al final repites lo que ves, igual que el hijo del carpintero acaba desarrollando buena mano con la madera. Es una cuesti¨®n de evoluci¨®n y supervivencia.
P. ?Se considera un joven del siglo XXI?
R. Hace poco me lo preguntaba, precisamente, porque no estoy nada seguro de conocer la respuesta. Podr¨ªa incluir cajas de ritmos en mi m¨²sica o aplicar a mi voz un programa de afinaci¨®n autom¨¢tica, pero no me interesa demasiado. Lucho por ser yo mismo, sin m¨¢s lecturas entre l¨ªneas, y las canciones que me gustan son ¨¦stas.
P. S¨®lo que ahora dispone de una banda estable a su alrededor.
R. S¨ª, y eso ya sirve para ampliar un poco el espectro de influencias y hacerlo algo m¨¢s resplandeciente.
P. ?Conf¨ªa en que una canci¨®n le pueda cambiar a alguien la vida?
R. Todo lo que conoces o escuchas cambia tu percepci¨®n de la realidad. Incluso cuando vas tranquilamente paseando por la calle, puedes cruzarte con un rostro o una mirada que te cambie el d¨ªa. Mucho m¨¢s una canci¨®n, que es energ¨ªa concentrada en cuatro minutos, magia de alto voltaje. Creo firmemente en el poder sanador e inspirador que una buena canci¨®n pueda transmitirle a una buena persona.
P. Hoy acaba su gira europea. ?Le agota la carretera o a¨²n tiene fuelle?
R. A veces puede fatigarte el trasiego o la obligaci¨®n de tocar en tal sala de nueve a diez y media de la noche. Pero la m¨²sica es un material demasiado poderoso y misterioso como para que le prestemos mayor atenci¨®n a estas otras minucias.
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