"Los lores de 80 y 90 a?os aportan mucho al debate"
Enga?a el t¨ªtulo de baronesa de esta pol¨ªtica brit¨¢nica de 53 a?os, que viste vaqueros y un sencillo su¨¦ter rosa. Trocea su cruas¨¢n, eso s¨ª con cuchillo y tenedor, en la cafeter¨ªa del Museo Thyssen, donde se dispone a comenzar una jornada de turismo cultural por Madrid. Jan Royall es representante del Gobierno brit¨¢nico en la C¨¢mara de los Lores, una instituci¨®n con m¨¢s de 700 a?os de historia que, en el siglo XXI, conserva rasgos propios del medievo, como que sigan existiendo los esca?os hereditarios (uno de cada siete lores) o la escasa presencia femenina (una de cada cinco).
Esta ¨²ltima cifra le molesta a Royall, que es ministra de Igualdad en el Gabinete de Gordon Brown. En Espa?a, las parlamentarias ocupan uno de cada tres esca?os, pero es m¨¢s dif¨ªcil de comprender que Reino Unido, cuna del parlamentarismo, sea superado en representaci¨®n femenina por Nepal, Honduras, Senegal o Ruanda. "Es vergonzoso, pero somos mucho m¨¢s participativas y ocupamos los puestos de mando", repone. "Adem¨¢s de mi cargo (leader), son mujeres la presidenta (speaker) y la l¨ªder de los tories (partido conservador)". Royall se expresa con entusiasmo y prolijidad, tanta que apenas se para a probar bocado.
La representante del Gobierno brit¨¢nico en la C¨¢mara alta cree que urge su reforma
En realidad, lo de tener sangre azul es algo nuevo para esta mujer progresista. Hace cinco a?os que la hicieron baronesa de Blaisden, porque para entrar en la C¨¢mara de los Lores es imprescindible ser noble. Le cost¨® adaptarse a su nueva vida en la C¨¢mara alta del Palacio de Westminster donde, con una media de 69 a?os, es toda una moza. Lord Glenamara, de 96, "que no se pierde ni una sesi¨®n", podr¨ªa ser su abuelo. "Por los pasillos circulaban las sillas de ruedas y pens¨¦ ?Dios m¨ªo!, ?qu¨¦ he hecho? Pero luego me di cuenta de que los lores de 80 y 90 a?os, con su experiencia, hacen una aportaci¨®n realmente constructiva en los debates".
Se ha reunido en Madrid con senadores y mujeres en puestos de responsabilidad para hablar de pol¨ªticas de igualdad. Le sorprende c¨®mo ha progresado Espa?a desde que vino por primera vez, cuando pas¨® sus vacaciones en Ferrol, el pueblo natal de Franco, en 1971, "en casa de una familia que no era franquista. ?Menos mal!", y confiesa que se enamor¨® de Galicia. Desde entonces, Royall, licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, ha vuelto muchas veces a Espa?a y asegura que, a diferencia de muchos de sus compatriotas, no busca convertir sus vacaciones en lo m¨¢s parecido a una playa del Reino Unido con sol y arena. "Es terrible que haya tantos turistas y residentes brit¨¢nicos que no se relacionan con los espa?oles", se indigna. "Deber¨ªan aprender el idioma y convertirse en parte del pa¨ªs en que viven".
Apura el zumo de naranja antes de marchar con su marido de excursi¨®n por el museo y recuerda una an¨¦cdota que evidencia que el cambio es posible, incluso en una instituci¨®n tan anquilosada como la C¨¢mara de los Lores. En 1957, uno de sus actuales compa?eros de esca?o, el conde de Ferres, vot¨® contra la admisi¨®n de mujeres en la C¨¢mara en estos t¨¦rminos: "Es desagradable pensar en mujeres pol¨ªticas. Hay tareas que la naturaleza ha querido que las haga el hombre y otras, la mujer". Royall le indulta: "Ahora me reconoce que estaba equivocado y que las mujeres hemos cambiado las cosas para mejor".
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