Jim¨¦nez, satisfecha por recibir la Ley de Dependencia

La socialista Trinidad Jim¨¦nez recogi¨® ayer de manos de su predecesor, Bernat Soria, una cartera, la de Sanidad y Pol¨ªtica Social, que a su juicio, representa las se?as de identidad de las pol¨ªticas socialistas: "Equidad, reparto social y solidaridad". En su toma de posesi¨®n, Jim¨¦nez pronunci¨® un discurso m¨¢s social que sanitario, muy volcado en la Ley de Dependencia, "el testigo m¨¢s preciado" que recibe, a pesar de que la ley ha ido de ministerio en ministerio en los ¨²ltimos a?os.

Este vaiv¨¦n de los servicios sociales, que primero estuvieron adscritos al Ministerio de Trabajo, despu¨¦s al de Educaci¨®n y ahora al de Sanidad, ha suscitado los primeros recelos entre quienes opinan que esa no es manera de valorar los asuntos sociales, que por s¨ª mismos podr¨ªan merecer una cartera propia. Pero recelos y entusiasmo dividen en partes iguales las primeras reacciones, porque tambi¨¦n son muchos los que esperaban un maridaje sociosanitario para un colectivo, el de los discapacitados (miles de ancianos entre ellos), que est¨¢ muy necesitado de cobertura m¨¦dica.

Soria se despidi¨® entre aplausos y chistes, 'veng¨¢ndose' de los periodistas

Luis Cayo, presidente del Cermi, la gran plataforma nacional de los discapacitados, cree que la uni¨®n de ambas competencias en un solo ministerio puede ser una "oportunidad ¨®ptima para crear un aut¨¦ntico espacio sociosanitario del que hoy carece el sistema p¨²blico de protecci¨®n social". De opini¨®n similar es el presidente de la Asociaci¨®n Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez, aunque advierte que los servicios sociales "no deben perder su identidad propia".

Los trabajadores sociales reciben con esperanza la llegada de una ministra cuya madre es Asistente Social del cuerpo de Prisiones.

Pero los implicados en que la Ley de Dependencia salte por fin los escollos que la frenan est¨¢n m¨¢s pendientes de ver qui¨¦n es la persona, de rango inmediatamente inferior, que se encargue por ¨²ltimo de esta materia, hasta ahora en manos de la secretaria de Estado Amparo Valcarce, que no repetir¨¢.

Trinidad Jim¨¦nez arranc¨® ayer al frente del ministerio con un mensaje de tranquilidad respecto a la situaci¨®n de crisis que atraviesa el pa¨ªs: "Ninguna coyuntura econ¨®mica va a mermar los derechos de los colectivos m¨¢s vulnerables", dijo. En su empe?o espera contar con "el esfuerzo" de las comunidades aut¨®nomas, encargadas de implantar la Ley de Dependencia en sus territorios, y con "el di¨¢logo" con todos los colectivos implicados.

A pesar de invocar ese di¨¢logo, Jim¨¦nez no aprovech¨® el momento para recordar que se est¨¢ negociando el Pacto por la Sanidad, una de las grandes apuestas de su antecesor. Sin embargo, no olvid¨® otro de los mensajes clave en el mundo de los servicios sociales. Fue cuando record¨®: "El Estado debe ser el que proporcione el apoyo" a los que lo necesitan. Ese es el esp¨ªritu de la propia Ley de Dependencia, en un pa¨ªs, como Espa?a, acostumbrado a que sean las mujeres las encargadas de sostener con sus cuidados el cuarto pilar del Estado de bienestar.

Tampoco Bernat Soria quiso detenerse ya en los asuntos sanitarios, que han sido por completo su ocupaci¨®n. Simplemente se despidi¨® agradeciendo a Zapatero la oportunidad de hacer "este gran m¨¢ster en alta direcci¨®n" que ha supuesto para ¨¦l su paso por el ministerio.

Y recibi¨® a Jim¨¦nez con bromas sobre lo que le espera. Algo que compar¨® con la Semana Santa. "Los ministros, todos, tienen una entrada en Jerusal¨¦n. Es el d¨ªa, Trini, que llegas al ministerio, te reciben con palmas, ramas de olivo... Pero al d¨ªa siguiente empieza la tortura. Una tortura larga", relat¨®. "Luego llega la muerte, que es cuando te comunican el cese; y, por ¨²ltimo, la resurrecci¨®n, al cabo de apenas unos minutos". Resurrecci¨®n que le ha llegado, cont¨®, con las llamadas de su familia y las palabras de apoyo de todos los consejeros de Sanidad, incluidos los de Valencia y Andaluc¨ªa, para recordarle que all¨ª tiene trabajo, por si quiere incorporarse. Y as¨ª, entre chistes y aplausos, se despidi¨® Soria. Lo ¨²ltimo de su gesti¨®n fue vengarse de los periodistas: sac¨® una c¨¢mara y les hizo unas fotos, imit¨¢ndoles: "A ver, p¨®nganse aqu¨ª, mu¨¦vanse para all¨¢...". La tortura de su mandato.