Iniesta nunca se toma el d¨ªa libre

Al Camp Nou hay que llegar a la hora, comido, bebido y servido, nada de perder el tiempo en discusiones banales, ya sea en el bar o en el servicio, como que no para de llover o que ya se sabe que la Semana Santa es tiempo de turistas, aficionados accidentales o visitas de parientes y amigos, m¨¢s que de militantes del f¨²tbol, obligados a enfilar la carretera por imperativo familiar. Ayer hab¨ªa que acelerar el paso porque al Barcelona le alcanzaron 45 segundos para desequilibrar el partido. No es el gol m¨¢s r¨¢pido del campeonato -el sportinguista Bilic tard¨® 30 segundos en batir a Diego L¨®pez- ni tampoco obviamente de la Liga. A alg¨²n barcelonista, sin embargo, le pill¨® en fuera de juego. La gent blaugrana, de todas maneras, acostumbra a ser puntual, especialmente el s¨¢bado, d¨ªa en que por lo general no hay empleo que ejercer ni negocio que guardar. Otra cosa es que se cuenten muchos seguidores que se retiran antes de tiempo, cuando queda partido, porque prefieren llegar antes al coche que ver el ¨²ltimo gol.

Ayer, en cualquier caso, el riesgo de distracci¨®n era extremo y afectaba por igual al seguidor que al equipo. Abatido en el calentamiento Riesgo, la contienda dej¨® de ser un partido de f¨²tbol para convertirse en una funci¨®n de circo durante largo tiempo. Aunque Iniesta, siempre fiable, funcionaba como solista extraordinario, no hab¨ªa manera de que sus compa?eros le siguieran el juego, especialmente M¨¢rquez, que habilit¨® por dos veces a los delanteros del Recreativo y oblig¨® a Vald¨¦s a un par de intervenciones muy exigentes. No hab¨ªa tensi¨®n ni precisi¨®n ni ritmo en el bando azulgrana, muy desbravado. Rebajado en la alineaci¨®n, el Barcelona se dej¨® llevar por la torrija del d¨ªa y la resaca europea del mi¨¦rcoles, convencido de que le pod¨ªa valer con un gol para asegurar el triunfo.

Al Bar?a no le van los partidos f¨¢ciles y menos con equipos como el Recreativo, que cargaba con 11 goles en sus cuatro ¨²ltimas visitas. La estad¨ªstica asegura, por lo dem¨¢s, que los adversarios que le han descontado puntos son cuatro de los cinco ¨²ltimos -Numancia, Espanyol, Getafe y Betis- y, en medio, como tercero por la cola, quedaba el Recreativo. As¨ª que el partido ten¨ªa trampa, y el plantel de Alcaraz estuvo en el ajo, apuntando m¨¢s que ning¨²n otro al portero del Bar?a, forzando saques de esquina y alg¨²n que otro disparo. No le afect¨® para nada tomar un gol al empezar sino que sigui¨® jugando como si no hubiera pasado nada y s¨®lo el tr¨ªo arbitral le hizo la vida imposible.

A los azulgrana, muy diseminados, les faltaba agresividad y muy especialmente colmillo desde que Iniesta empuj¨® a la red un centro de Henry, que se hab¨ªa ganado la banda y puesto la pelota al primer palo para ser atacada por Bojan. El ariete porfi¨® con el central, el bal¨®n qued¨® suelto e Iniesta marc¨® con la misma discreci¨®n que un pajarito: piu. El equipo azulgrana no juntaba bien las l¨ªneas, conced¨ªa demasiados espacios y no atinaba a cerrar el encuentro antes de que se pusiera m¨¢s tonto y peligroso. Hasta Messi se hab¨ªa desenchufado y prefer¨ªa el pase al quiebro y al tiro. La cosa se puso tan fea para el Bar?a que el ¨¢rbitro pudo muy bien pitar un penalti de Vald¨¦s por carga a Sisi. Al Recreativo s¨®lo le faltaba pegada.

No le qued¨® m¨¢s remedio a Guardiola que recurrir al banquillo para cambiar el tono del equipo, aplatanado y desincronizado. La salida de Xavi por un insustancial Gudjohnsen y de Keita por el desacertado Bojan le dio m¨¢s de gobierno y cuajo al tiempo que permit¨ªa a Iniesta alcanzar el ¨¢rea. Arrimado a la banda, el volante forz¨® el segundo gol tras un centro que dio en Morris y despist¨® al portero. Y sanseacab¨®. Desde el punto de vista futbol¨ªstico, el partido hab¨ªa sido un mon¨®logo de Iniesta y, una vez asegurada la victoria, Guardiola le sustituy¨® para que la hinchada pudiera ovacionarle y, por una vez, abandonar despu¨¦s el campo con tiempo porque ya no quedaba nada m¨¢s por ver ni por vender. Bueno s¨ª, como de costumbre cada vez que uno abandona el estadio, hay un gol o una jugada imposible. Ayer Messi fall¨® un penalti que pit¨® un juez auxiliar por manos de Casado y tambi¨¦n un gol mal anulado al Recre por el otro ayudante. Un disparate en una jornada de asueto.

Iniesta, para suerte del Bar?a, nunca se toma un d¨ªa libre, y menos quedando ocho jornadas: el Madrid cuenta los puntos; el Barcelona descuenta partidos.