"Queremos ir hacia Europa"
Los j¨®venes moldavos culpan al presidente de marginarlos del continente
"Queremos viajar. ?Por qu¨¦ nosotros, que tambi¨¦n estamos en Europa, hemos de esperar y pagar por un visado de la UE?", se quejaba Lena, una estudiante moldava que el viernes acudi¨® a la plaza del Gobierno. Con sus compa?eros de una escuela t¨¦cnica, Lena sigui¨® una convocatoria de protesta difundida por Internet y fracasada, porque los estudiantes se asustaron y la polic¨ªa tom¨® medidas tras el mitin del martes que degener¨® en vandalismo. La cifra de detenidos superaba ayer los 250, seg¨²n el Ministerio del Interior. Defensores de derechos humanos creen que son m¨¢s.
Como miles de j¨®venes, Lena cuestionaba la victoria de los comunistas en las elecciones del pasado domingo, un resultado electoral que consideraba fraudulento, y compart¨ªa su ira hacia las instituciones del Estado y la sensaci¨®n de que sus l¨ªderes no llevan a Moldavia hacia Europa. No importa qui¨¦n tiene la raz¨®n. Tras el desencuentro entre los adolescentes urbanos y los dirigentes eurocomunistas hay problemas generacionales, culturales, de estilo y tambi¨¦n econ¨®micos.
M¨¢s de 250 detenidos en las protestas contra el Gobierno
Los enfurecidos que saquearon el Parlamento y la presidencia atribuyen todos los males a los eurocomunistas, en el Gobierno desde 2001. Ven al presidente Vlad¨ªmir Voronin y sus camaradas como represores, que sofocan a la prensa y frenan el desarrollo del pa¨ªs. Es obvio que no reconocen la habilidad de Voronin para compaginar las buenas relaciones con Rusia, por una parte, con un rumbo de integraci¨®n proeuropea, por la otra, y ambas cosas con los esfuerzos para recuperar la regi¨®n separatista del Transdni¨¦ster, algo muy dif¨ªcil sin el visto bueno de Mosc¨².
Voronin ha facilitado un nuevo recuento independiente de los votos, lo cual no encaja en la imagen de un dictador. Y el comunismo moldavo tiene apoyo en la sociedad, seg¨²n los sondeos que vaticinaron su triunfo electoral y la victoria, si se confirma. En las zonas rurales, el presidente encuentra un ambiente m¨¢s propicio que en la capital, Chisinau. "Voto por los comunistas porque ahora al menos tengo subsidio de paro. Antes, en lugar de dinero, a los parados nos daban macarrones y botas de goma", manifestaba Mija¨ªl, que recibe 300 lei al mes (20 euros) en el pueblo de Dorotscaia.
El lenguaje de los manifestantes era contundente. "Ya no podemos soportar m¨¢s a los comunistas, que no quieren gente educada, sino gente inculta. Queremos ir hacia Europa, y ahora nos vamos todos a atacar la radio", exclamaba el martes un chico de 22 a?os que dijo ser estudiante de inform¨¢tica. El asalto a la radio no lleg¨® a producirse.
Con una vehemencia semejante a la de los j¨®venes, Voronin acusa a Rumania de instigar un golpe de Estado. Chisinau tiene roces con Bucarest, que se niega a firmar un tratado fronterizo, pero de la presencia de banderas rumanas y de pintadas irredentistas no se infiere que el ¨¢nimo predominante en Moldavia sea la uni¨®n con Rumania ni que ese pa¨ªs prepare un golpe. Muchos no ven diferencia entre ser rumano y ser moldavo, porque sus abuelos eran rumanos y viv¨ªan entre el r¨ªo Prut y el Dni¨¦ster (hoy territorio de Moldavia), cuando esto era la Besarabia rumana (1918-1940). Muchos adem¨¢s son ciudadanos de los dos pa¨ªses. Rumania ha repartido hasta 100.000 pasaportes entre los moldavos.
"Veo a Rumania como un puente hacia la UE. Primero hay que conseguir que Rusia nos deje en paz, y luego decidir si nos unimos a Rumania o si entramos en la UE como pa¨ªs independiente", se?alaba Vitali, de 20 a?os.
El nacionalismo prorrumano que estall¨® en Moldavia en 1989- 1990, cuando esta rep¨²blica era a¨²n parte de la URSS, provoc¨® una reacci¨®n separatista de los eslavos del Transdni¨¦ster, la orilla izquierda del Dni¨¦ster, un territorio conquistado a los turcos por el Imperio Ruso que nunca fue de Rumania. Hoy la identidad cultural rumana -reprimida en ¨¦poca sovi¨¦tica- goza de reconocimiento en Moldavia, y Rumania significa sobre todo una puerta hacia Europa. El problema es que, al ingresar en la UE, Bucarest impuso el visado de pago a los moldavos. Moldavia les responde ahora con la misma moneda. Pero una discriminaci¨®n de los vecinos rumanos respecto a otros ciudadanos de la UE, que no necesitan visado en Moldavia, dif¨ªcilmente calmar¨¢ los ¨¢nimos.
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