"No lo digas a nadie"

Tengo 87 a?os, soy librepensador y, por supuesto, estoico. Nunca salgo de Madrid en Semana Santa. Me dedico en estas fechas a disfrutar de la ciudad a mi aire y filosofar sobre lo divino y lo humano. Suelo empezar mi peregrinaci¨®n en el parque del Retiro ante la estatua del ?ngel Ca¨ªdo. Ayer hice lo propio y me percat¨¦ de algo que ya present¨ªa a mediados del siglo pasado: Belceb¨², mancebo imp¨²dico, tambi¨¦n es dios, el dios del mal. Pero tiene alas, es un p¨¢jaro de cuidado, aunque extra?o. Y comenc¨¦ a reflexionar hasta el extremo. Seg¨²n la Biblia, Dios cre¨® al hombre a su imagen y semejanza. Ahora bien, como el hombre es un animal, no queda otro remedio que admitir que Dios es un animal y racional, o eso se debe suponer.

Del Retiro me fui al templo de Debod. All¨ª ca¨ª en que uno de los principales dioses egipcios es el buey Apis. Y Nut, la diosa del cielo, es una cerda. Despu¨¦s me pas¨¦ por la calle del Esp¨ªritu Santo a visitar a unos amigos cristianos razonables. Mi mente segu¨ªa sacando conclusiones heterodoxas y contundentes: el Esp¨ªritu Santo es Dios, pero tambi¨¦n es un p¨¢jaro, una paloma, una rara avis. Es cierto lo que ya hab¨ªa adivinado en mi juventud: los dioses son bichos raros, de todo lo cual se colige que hay que tener cuidado con ellos.

Huyendo de la quema me llegu¨¦ para sosegarme al paseo de Recoletos para homenajear a S¨¦neca, que muri¨® tal d¨ªa como hoy en el a?o 65. Le coment¨¦ mis devaneos divinos. El maestro sonri¨® y me dijo: "Es mejor aprender cosas in¨²tiles que no aprender nada. Y no dudes de que la armon¨ªa de este mundo est¨¢ formada por la natural aglomeraci¨®n de discordancias".

S¨¦neca era muy correcto, pero al despedirnos me solt¨®: "Los dioses son unos animales y los que se f¨ªan de ellos est¨¢n como cabras, pero no se lo digas a nadie".