Mitos sobre China y la econom¨ªa mundial
Cuando la econom¨ªa global se encamina, parece que ya irremediablemente, hacia su primera contracci¨®n anual en sesenta a?os, las miradas se dirigen hacia China, el ¨²nico pa¨ªs grande que va a registrar crecimiento en su PIB durante este ejercicio (el peso de Brasil o India es sustancialmente menor). Ha llamado la atenci¨®n que, durante la reciente reuni¨®n anual de la Asamblea Popular Nacional, el Gobierno chino no haya lanzado un nuevo plan de est¨ªmulo, como preve¨ªan muchos analistas. ?Ha sido esa ausencia fruto de un optimismo exagerado en las posibilidades de China o, por el contrario, de la voluntad de guardar munici¨®n por si la cosa empeora?
Esa pregunta est¨¢ relacionada con dos mitos sobre China y la econom¨ªa mundial que conviene despejar. El primero es que China se va a derrumbar estrepitosamente este a?o (con un crecimiento menor al 5%, tras el 9% registrado en 2008 y el 13% de 2007), lo que agravar¨ªa mucho la recesi¨®n global y adem¨¢s pondr¨ªa en peligro la estabilidad social e incluso pol¨ªtica de un pa¨ªs acostumbrado a una expansi¨®n muy elevada. El segundo mito es, por el contrario, que China podr¨ªa poco menos que salvar al mundo, al lograr mantener una alta tasa de crecimiento, lo que compensar¨ªa, al menos en buena parte, la contracci¨®n en las econom¨ªas avanzadas. Una versi¨®n m¨¢s suave de esa segunda tesis es que la temprana recuperaci¨®n de China va a ayudar mucho a los pa¨ªses desarrollados, acelerando su salida de la crisis. Como esos dos mitos est¨¢n bastante extendidos, conviene repasarlos con detalle.
Se ha creado un mito en torno al consumo de China, que es apenas una sexta parte del de EE UU
En 2008, el PIB de China fue de 3,5 billones de d¨®lares frente a los 17 de la Uni¨®n Europea
Pese a las previsiones relativamente pesimistas sobre el crecimiento de China en 2009 que acaban de publicar los organismos internacionales (6,7% para el FMI, 6,5% para el Banco Mundial, 6,3% para la OCDE) y a algunos datos negativos de la evoluci¨®n reciente del pa¨ªs (como la fuerte ca¨ªda de las exportaciones en los primeros meses del a?o), hay otros aspectos.
El primero es que China dispone de armas poderosas para enfrentarse a una desaceleraci¨®n de su crecimiento m¨¢s aguda que la prevista por el Gobierno, que es de un punto porcentual entre 2008 y 2009. El d¨¦ficit p¨²blico rondar¨¢ este a?o, teniendo en cuenta el efecto presupuestario del plan de est¨ªmulo desvelado en noviembre pasado, poco m¨¢s del 3% del PIB; la deuda p¨²blica ser¨¢ inferior al 20% del PIB; la pol¨ªtica monetaria, a diferencia de otros casos, tiene todav¨ªa margen para ser m¨¢s expansiva, mediante recortes adicionales de los tipos de inter¨¦s y del coeficiente de reserva de los bancos; el pa¨ªs dispone de 2 billones de d¨®lares de reservas en divisas, a los que cabr¨ªa recurrir en caso necesario, y, adem¨¢s, podr¨ªa -aunque al resto del mundo no le gustase- dejar caer el yuan, que se ha apreciado m¨¢s del 20% con respecto al d¨®lar desde julio del 2005, cuando abandon¨® la paridad fija con la divisa estadounidense.
Lo segundo a tener en cuenta es que hay ya indicios de estabilizaci¨®n e incluso recuperaci¨®n de la econom¨ªa, lo que indica que el plan de est¨ªmulo de noviembre (4 billones de yuanes o 585.000 millones de d¨®lares, en dos a?os, equivalentes al 14% del PIB anual) empieza a tener resultados. Los datos de febrero indican que la ca¨ªda de las exportaciones es enorme (del 25,7% en tasa interanual) y que ha reaparecido la deflaci¨®n (el IPC se redujo el 1,6%), pero ponen de manifiesto tambi¨¦n que la producci¨®n industrial aument¨® el 11%, tras hacerlo s¨®lo el 5% en noviembre y diciembre y reducirse el 3% en enero; que la ca¨ªda de las importaciones se est¨¢ frenando, y, sobre todo, que la inversi¨®n en activos fijos creci¨® el 26,5% en los dos primeros meses, una tasa superior a la del ¨²ltimo trimestre de 2008, y que los pr¨¦stamos bancarios aumentaron en febrero el 24,2%, sustancialmente m¨¢s que el 18,8% del cuarto trimestre de 2008. Es m¨¢s, el valor nominal de las ventas al por menor ha crecido en los dos primeros meses el 15,2%, una tasa m¨¢s que respetable, especialmente si se valora en t¨¦rminos reales. En otros t¨¦rminos, si China, a estas alturas del a?o y en un entorno global en franco deterioro, empieza a revitalizarse, cabe concluir que las previsiones no deber¨ªan ser pesimistas. El primer ministro, Wen Jiabao, ha reiterado que su objetivo de crecimiento del 8% sigue siendo "dif¨ªcil, pero posible".
El segundo mito es el exageradamente optimista, en virtud del cual China podr¨ªa poco menos que orquestar la recuperaci¨®n global. Es cierto que China ha sido en los ¨²ltimos a?os una de las locomotoras del crecimiento mundial, pero no cabe deducir de ello que, si las otras locomotoras se paran e incluso dan marcha atr¨¢s, China pueda arrastrar el tren por s¨ª sola. Por ejemplo, hay que recordar que el consumo privado en China supone apenas la sexta parte del de EE UU. Redondeando, 1,5 billones de d¨®lares, frente a 10 billones. Supongamos que el consumo crece este a?o el 15% en China y cae el 5% en EE UU. China a?adir¨ªa 225.000 millones de d¨®lares al consumo global, mientras que EE UU restar¨ªa nada menos que medio bill¨®n de d¨®lares. En otros t¨¦rminos, la ca¨ªda del consumo estadounidense, al que adem¨¢s habr¨ªa que sumar el de otras econom¨ªas avanzadas, no puede compensarse, ni de lejos, con el aumento del de China y otras econom¨ªas emergentes. La recuperaci¨®n del consumo global deber¨¢, pues, esperar a que se reponga el consumo en los pa¨ªses ricos.
Por otra parte, basta hacerse una idea del tama?o relativo del PIB en las grandes econom¨ªas del mundo para darse cuenta de que China no tiene todav¨ªa capacidad de tirar del carro global. En 2008, el PIB fue de, aproximadamente, 17 billones de d¨®lares en la UE, 14 billones en EE UU, 4,5 billones en Jap¨®n y 3,5 billones en China. Utilizando las previsiones recientes del FMI para las econom¨ªas avanzadas y la previsi¨®n gubernamental para China, la ca¨ªda del 2,8% durante 2009 en la UE supondr¨ªa unos 480.000 millones de d¨®lares, la del 2,4% en EE UU equivaldr¨ªa a unos 335.000 millones y la del 5,2% en Jap¨®n generar¨ªa una merma de 225.000 millones. El crecimiento del 8% en China supondr¨ªa un aumento de 280.000 millones, esto es, poco m¨¢s de la cuarta parte de la ca¨ªda conjunta en la UE, EE UU y Jap¨®n. La aportaci¨®n de China contrarrestar¨¢ s¨®lo poco m¨¢s que la recesi¨®n en Jap¨®n. Incluso sumando a la India, el crecimiento previsto de las dos grandes econom¨ªas emergentes asi¨¢ticas ser¨¢ apenas equivalente a la merma en el producto mundial provocada por la crisis en EE UU ¨²nicamente.
En suma, por mucho que crezca, China no puede ejercer de ¨²nica locomotora y ni siquiera tirar de la demanda mundial de manera significativa para acelerar apreciablemente la recuperaci¨®n de las econom¨ªas avanzadas. Lo que no quiere decir, naturalmente, que no pueda ayudar, sino que esa ayuda ser¨¢, en el mejor de los casos, modesta.
El deterioro creciente de la econom¨ªa global quiz¨¢ haga aconsejable para China alg¨²n ajuste en la forma de enfrentarse a su propia desaceleraci¨®n. Hasta ahora, el est¨ªmulo consiste sobre todo en fomentar la inversi¨®n en capital fijo, esto es, en infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, energ¨ªa, etc¨¦tera). De hecho, nada menos que el 40% de los 4 billones de yuanes del est¨ªmulo dado a conocer en noviembre se destina a esos menesteres. Una quinta parte adicional se dirige a la reconstrucci¨®n de la provincia de Sichuan, castigada por el terremoto de 2008. Teniendo en cuenta que la masiva inversi¨®n en infraestructuras y la demanda consiguiente de materias primas industriales como hierro, acero o cemento pueden generar nocivos excesos de capacidad, las autoridades de Pek¨ªn deber¨ªan reorientar la inversi¨®n p¨²blica hacia el capital humano, esto es hacia la sanidad, la educaci¨®n y las pensiones, servicios, adem¨¢s, cuya mejora es la ¨²nica forma de reducir el alt¨ªsimo ahorro familiar y de fomentar, por tanto, el consumo privado. Eso ser¨ªa bueno para ayudar a la econom¨ªa mundial y tambi¨¦n para reorientar el crecimiento chino desde la inversi¨®n (40% del PIB) y las exportaciones netas (9% del PIB) hacia el consumo privado (s¨®lo el 37% del PIB). Interesa a la propia China reequilibrar una estructura econ¨®mica tan distorsionada.
Pablo Bustelo es investigador principal (Asia-Pac¨ªfico) del Real Instituto Elcano y profesor titular de Econom¨ªa Aplicada en la UCM
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