El Pritzker premia la autenticidad
El suizo Peter Zumthor se lleva el 'Nobel' de la arquitectura por su trabajo artesano
El Pritzker ha vuelto a premiar a un solitario. El jurado lo ha descrito como un "creador de lugares m¨¢s que de simples edificios", pero Peter Zumthor (Basilea, 1943) fue ebanista antes que arquitecto. Y esa huella est¨¢ presente en todos sus edificios. Incluso en los que no son de madera. Hijo de carpintero, estudi¨® dise?o en el Pratt Institute de Nueva York antes de convertirse en arquitecto. All¨ª qued¨® fascinado por el movimiento moderno. Y decidi¨® reparar sus errores: incorporarle calidad. Y calidez.
Con ese equipaje, desde un puesto de encargado de preservar los monumentos hist¨®ricos, y con la voluntad de cuajar una relectura de los m¨¦todos constructivos y los materiales tradicionales, con 46 a?os Zumthor firm¨® la Capilla de San Benedicto en el valle del Rhin. Corr¨ªa 1989 y la imagen en blanco y negro de ese diminuto edificio le vali¨® al ermita?o fama mundial. Aparec¨ªa un arquitecto m¨¢s artesano que intelectual. Continu¨® trabajando sin apenas salir de su pueblo, Haldenstein, donde ha criado a sus tres hijos. Y siete a?os despu¨¦s volvi¨® a mover ficha. Para entonces el carpintero suizo -¨¦l mismo declar¨® a EL PA?S: "S¨®lo soy un carpintero que dice la verdad"- construy¨® con piedra.
Las Termas de Vals (1996), en su pa¨ªs, es su edificio m¨¢s admirado. La ansiada uni¨®n entre abstracci¨®n moderna y cualidad artesanal logra en estos ba?os un exterior preciso, en el que la piedra est¨¢ cortada como los ladrillos de las termas romanas, y un interior lit¨²rgico con chorros de luz natural. De nuevo el reconocimiento un¨¢nime de cr¨ªticos y profesionales (Zumthor es un solitario, pero no tiene detractores) aplaudi¨® otra vez el gesto del suizo.
Con todo, ¨¦l guardaba otro as en la manga: no lejos de los Alpes, en Bregenz (Austria), estaba levantando el Museo de Arte de la ciudad: un prisma envuelto en muro cortina, trasl¨²cido y fragmentado, que parece suspender el edificio en la esquina de una ciudad medieval. Evidentemente, se trata de uno de esos centros que atraen m¨¢s visitantes por el contenedor que por el contenido, s¨®lo que discreto, perfecto y mudo, nadie podr¨ªa adivinarlo. All¨ª nadie grita.
Tal vez por eso, la arquitectura de Zumthor representa para la mayor¨ªa de sus colegas la autenticidad. Y sin embargo, cada uno de sus escasos proyectos tiene una alt¨ªsima, y pulid¨ªsima, carga formal. Sus esmerados edificios, cuidados al mil¨ªmetro, pensados a partir del material e ideados para no molestar en absoluto y, sin embargo, para sorprender tambi¨¦n de muchas maneras, son, sin duda, espectaculares. Pero es obvio que se trata de otro tipo de espect¨¢culo, tal vez para adultos.
"No hay ideas m¨¢s que en las cosas". A Zumthor le gusta citar el aforismo del poeta m¨¦dico William Carlos Williams. Reconocer que el material es una clave arquitect¨®nica, por encima de valores m¨¢s consensuados como la luz, se suele tachar de retr¨®grado. Pero Zumthor insiste, como los antiguos escultores, en que en el material est¨¢ encerrada la forma. Y demuestra cu¨¢n subversivo puede llegar a ser analizar la tradici¨®n y tratar de mejorar esa herencia. Aunque asegura no hacer edificios para los ojos, sus proyectos invitan a la vista tanto como al tacto. Y en esa extra?a lectura t¨¢ctil es la piedra, la madera o el hormig¨®n quien habla. En 2007 construy¨® una caba?a primitiva con m¨¢s de cien troncos gigantes. Sobre esa tienda verti¨® hormig¨®n. Cuando fragu¨®, quem¨® los troncos. El cemento de la capilla del hermano Klaus en Mechernich (Alemania) logr¨® una calidez inesperada. Tambi¨¦n en 2007 recuper¨® las ruinas de una iglesia g¨®tica, destrozada por un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial, para levantar en Colonia el Museo Kolumba, un inmueble sin edad, pero con una densa historia.
Premiar a Zumthor es inyectar credibilidad a un galard¨®n, el mejor dotado y el principal premio que puede recibir un arquitecto, que en los ¨²ltimos a?os parec¨ªa estar m¨¢s pendiente de asociarse con la tendencia del momento (Thom Mayne) o de no herir a olvidados (Richard Rogers), que de reconocer a quienes lo merecen. Premio doble para el Pritzker y para el carpintero suizo, aunque, de justicia es reconocerlo, el Premio Imperiale japon¨¦s supo verlo antes. Zumthor lo obtuvo en 2008 tras lograr el Mies van der Rohe en 1998 cuando, como hoy, apenas hab¨ªa levantado un pu?ado de edificios. No relaciona el triunfo con el n¨²mero de proyectos: "Quiero ser el autor de todos mis edificios", ha declarado. En los momentos de mayor ajetreo, veinte personas le ayudan en su estudio.
Obras relevantes
- Termas de Vals, en Suiza (1996). Estas termas, un 'bunker' con grietas que llevan luz al interior, es su obra m¨¢s celebrada.
- Museo de Arte de Bregenz, Voralberg, Austria. Con ¨¦l gan¨® el Premio Mies van der Rohe en 1998.
- Capilla de San Nicol¨¢s, cerca de Colonia, Alemania (2007). Consigui¨® del hormig¨®n el tacto de la madera.
- Museo Kolumba (2007). Construido en las ruinas de una iglesia g¨®tica bombardeada.
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