Mata tumba al Sporting

Mata, burgal¨¦s de nacimiento, ovetense y asturiano por convicci¨®n, dio una estocada m¨¢s al Sporting, que no ve la manera de llegar a la meta ahora que la ve tan cerca. Faltaban tres minutos para que se consumase el primer empate gijon¨¦s de la temporada, pero el Sporting volvi¨® a jug¨¢rselo todo a cara o cruz. Perdi¨®. Un Valencia mastod¨®ntico, incapaz de dominar el juego, pill¨® un contragolpe que culmin¨® Mata con un disparo seco e inapelable.

El Sporting igual¨® ayer un record que tiene el Valencia, precisamente, desde la d¨¦cada de los 60: treinta jornadas de Liga sin empatar. Ayer, cuando estaba muy cerca, Preciado mand¨® un mensaje claro a su equipo. Lo dej¨® sin centrocampistas y por ah¨ª, en esa parcela decisiva, encontr¨® el Valencia una autopista hacia la victoria. Una jugada basta para definir un partido loco, casi surrealista, plagado de errores de los jugadores, los t¨¦cnicos y el tr¨ªo arbitral. En el minuto 63, con 1-2 en el marcador, Sastre quiso ceder un bal¨®n a su portero sin darse cuenta de que por el medio andaba Villa, solo ante Lafuente. El Guaje se sorprendi¨® tanto por el regalo que en vez de hacer lo que se le supone, marcar, devolvi¨® el favor entregando el bal¨®n a Neru, como si fuese un compa?ero.

Seguro que fue un partido dif¨ªcil para Villa, casi esquizofr¨¦nico. El p¨²blico le recibi¨® como un h¨¦roe. Estuvo raro, como cohibido, y a¨²n as¨ª result¨® determinante. Inici¨® la jugada del 0-1, culminada por Silva con el arte que caracteriza al canario. Y transform¨® sin inmutarse un penalti. Despu¨¦s junt¨® las manos, como pidiendo perd¨®n. En medio qued¨® un partido plagado de errores. Algo l¨®gico en el caso del Sporting, corto en casi todo. Un pecado cuando se trata del Valencia. Cuando intent¨® salir con el bal¨®n jugado, incluso con Baraja en el campo, tuvo el aspecto de un equipo pesado, poco competitivo, lastrado por la edad y los achaques de sus pilares de otro tiempo. Otra cosa es del mediocampo hacia arriba. Con Silva, Villa y Mata, cualquier cosa puede pasar.

El Sporting respondi¨® a golpes de inspiraci¨®n. La conexi¨®n de Mor¨¢n y Carmelo trajo el penalti del primer empate. Y un centro a traici¨®n de Diego Castro, el magn¨ªfico cabezazo de Bilic del 2-2. Entonces, Preciado empez¨® a mover el banquillo de tal forma que el equipo qued¨® partido en dos. Justo lo que el Valencia estaba esperando. El momento que Mata siempre hab¨ªa so?ado para hacer felices a sus amigos del Oviedo.