"Al PNV, tan enfadado, hay que darle unas vacaciones"
"El nieto de la panadera", como llamaban a Joaqu¨ªn Leguina en el peque?o pueblo c¨¢ntabro de Villaescusa, oy¨® hablar del Pa¨ªs Vasco desde muy joven. Un d¨ªa, sus abuelos le ense?aron unas monedas acu?adas por el Gobierno de Jos¨¦ Antonio Aguirre durante la Guerra Civil, y lleg¨® a la conclusi¨®n de que Euskadi "era un se?or", porque durante horas se dedic¨®, in¨²tilmente, a localizar ese lugar en los mapas del colegio o en la enciclopedia familiar.
De apellido vizca¨ªno, la familia Leguina mantuvo siempre contactos con el Pa¨ªs Vasco, adonde en la d¨¦cada de los sesenta el joven estudiante se traslada para cursar sus estudios universitarios. "Bilbao siempre me ha gustado, incluso cuando no era tan hermosa. Me parece una ciudad espl¨¦ndida, aunque decir esto sienta mal a los de San Sebasti¨¢n, que tambi¨¦n gozan de su marco incomparable, pero en el que no he vivido. Tengo mucho cari?o a Bilbao, y ahora incluso tengo familia viviendo all¨ª", destaca.
"Dicen que media Espa?a estuvo en el Mayo del 68 y, claro, no es as¨ª"
"Con Ardanza pondr¨ªa un quiosco o una zapater¨ªa. Es una persona de fiar"
"Me cabreo con ese t¨®pico de que los vascos no tienen sentido del humor"
"En mi nueva novela sale Bilbao ampliamente y le dedico un cap¨ªtulo"
"Bilbao siempre me ha gustado, incluso cuando no era tan hermosa"
"Luciano Rinc¨®n era un gran escritor y sus columnas eran magn¨ªficas"
"Otra presidencia de Ibarretxe auguraba cuatro a?os m¨¢s de profundo aburrimiento"
"ETA acabar¨¢ perdiendo los apoyos que tiene todav¨ªa, porque la gente se cansa"
"La vieja generaci¨®n de Ajuriaguerra o Tarradellas era mucho m¨¢s sensata"
"Los nacionalistas se quieren ir, pero no se puede. Nadie quiere acabar como otra Yugoslavia"
En su estrecho despacho de la d¨¦cima planta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) en el Paseo de La Castellana de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina rememora con simpat¨ªa y cierta a?oranza los tres a?os que pas¨® en la Facultad de Econ¨®micas de Sarriko en la capital vizca¨ªna. Inquieto y comprometido con los deseos de cambio, como muchos otros estudiantes de esa ¨¦poca, nada m¨¢s instalarse en Bilbao Leguina se lanza a "la batalla estudiantil", siendo elegido delegado de curso y posteriormente delegado de Facultad. Su objetivo, compartido en muchas otras facultades de Espa?a, era acabar con el sindicato oficial de estudiantes franquista, el SEU.
"Me acuerdo de Txabi Etxebarrieta, porque me trataba mucho con ¨¦l. Le recuerdo como un chaval bastante endeble f¨ªsicamente, pero muy inteligente y muy estudioso, que adem¨¢s le¨ªa a Ortega y Gasset. Nosotros ¨¦ramos mucho m¨¢s rojos que el ilustre escritor, al que con el tiempo llegamos a respetar. Me sorprendi¨® la posterior radicalizaci¨®n de Txabi a su salida de la facultad y su tr¨¢gico final". Etxebarrieta fue en junio de 1968 el primer militante de ETA muerto.
Leguina tambi¨¦n conoci¨® a Luis Alberto Aguiriano, futuro diputado y senador del PSE; a militantes del PCE como Gabi del Moral, "un t¨ªo extraordinariamente inteligente"; a algunos profesores como Juan Echeverr¨ªa, "eje de la facultad, y un hombre con buenas capacidades pedag¨®gicas", o a Felipe Ruiz Mart¨ªn. Con ellos mantuvo "extra-aulas" unas excelentes relaciones.
El futuro presidente de la Comunidad de Madrid confiesa hoy que el nivel en general era muy malo, porque Sarriko, fundada muy pocos a?os antes, era la ¨²nica facultad de una Universidad p¨²blica hasta entonces inexistente en Euskadi. S¨®lo funcionaba la privada de Deusto, en cuyo colegio mayor tuvo que residir por obligaci¨®n de la beca universitaria de Banesto de la que era beneficiario.
"Entonces en Bilbao s¨®lo exist¨ªan dos colegios mayores: el del Opus y el de los jesuitas. Evidentemente, no tuve ninguna duda en mi elecci¨®n. Conoc¨ª a mucha gente que estudiaba en la Comercial o en la Literaria, y la verdad es que tengo buen recuerdo de los jesuitas. Hab¨ªa gente muy s¨®lida y muy competente, como Bernardo Arrizabalaga, o el padre Chac¨®n, que era un sabio que acababa de escribir un libro de econometr¨ªa cuando todav¨ªa no exist¨ªa esa disciplina", hace memoria.
Al margen del mundillo universitario y los estudios, Leguina se relaciona con ambientes antifranquistas. Hoy recuerda con especial cari?o al escritor y periodista Luciano Rinc¨®n, "que despu¨¦s de pertenecer al Felipe, se posicion¨® muy a la izquierda, en LKI". Con ¨¦l mantuvo una relaci¨®n asidua muchos a?os, y cuando se traslad¨® a Paris y se convirti¨® en "chico de los recados" en la editorial Ruedo Ib¨¦rico se estrech¨® esa amistad. "Luciano era un gran escritor, y sus columnas eran magn¨ªficas. Me acuerdo cuando fue encarcelado, acusado, con raz¨®n, evidentemente, de haber escrito con el seud¨®nimo de Luis Ram¨ªrez una biograf¨ªa del dictador, Franco: la obsesi¨®n de ser, la obsesi¨®n de poder, muy graciosa, pero muy seria. En la c¨¢rcel escribi¨® otro gran libro, este cojonudo desde el punto de vista literario y humano, que se titulaba algo as¨ª como Cartas cruzadas entre Paracelso y Paul ?luard".
Con cierta iron¨ªa, hoy duda de la eficacia de la polic¨ªa franquista en algunos casos, y con una amplia sonrisa reconoce que tuvo suerte y nunca fue detenido como su amigo Rinc¨®n y otros. "Me quitaba de en medio, y siempre tuve bastante habilidad para desaparecer en el momento justo en que me iban a echar el guante, tanto en Bilbao como m¨¢s tarde en Madrid. Fui afortunado".
Tras su larga estancia en Bilbao y reci¨¦n licenciado en Econ¨®micas, Leguina se traslada a Madrid y consigue otra beca, ¨¦sta del Gobierno franc¨¦s, para estudiar en Par¨ªs. "Dicen que media Espa?a estuvo en el Mayo del 68 y, claro, no es as¨ª". En la capital francesa se casa y tiene su primer hijo y comparte su vida entre los estudios y su inicio como militante en el Frente de Liberaci¨®n Popular (FLP, el Felipe), en donde conoce a Jos¨¦ Luis Leal, Juan Tomas de Salas, fundador de Cambio 16, o a Manuel Castells. No mantiene relaciones con el Gobierno vasco en el exilio ni con personas de ETA, pero s¨ª con muchos exiliados antifranquistas, hasta que regresa a Madrid para presentarse a unas oposiciones del INE.
Otros dos a?os metido en casa y militando en el FLP, ¨¦poca que coincide con el dram¨¢tico asesinato por la polic¨ªa de Enrique Ruano, quien milita en la misma organizaci¨®n, pero al que no llega a conocer. Tr¨¢gico acontecimiento que es seguido por otro de los represivos estados de excepci¨®n ordenado por el r¨¦gimen franquista.
Su compromiso pol¨ªtico y sus conocimientos en demograf¨ªa le llevar¨¢n despu¨¦s al Chile de Salvador Allende, en donde trabajar¨¢ como funcionario de Naciones Unidas hasta el golpe militar de Pinochet en 1973, que le obliga a regresar a Espa?a. Empieza a impartir clases en la Facultad de Sociolog¨ªa.
En ese periodo su actividad pol¨ªtica en Convergencia Democr¨¢tica le enfrenta a la corriente trostkista -"ya se sabe lo que dicen de ellos, que todo trostkista es divisible por dos, por lo menos"-, y que durar¨¢ muy poco, "porque el carro no tiraba".En cuanto se present¨® la oportunidad de unas elecciones democr¨¢ticas, la mayor¨ªa ingres¨® en el PSOE por "eficacia pol¨ªtica".
Desde entonces, Leguina iniciar¨¢ estrechas relaciones con dirigentes vascos de su partido, como Ram¨®n Rubial, o con el l¨ªder de UGT, Nicol¨¢s Redondo. Con el primero mantuvo una buena sinton¨ªa y lo recuerda con respeto y aprecio, aunque m¨¢s de una vez se atrevi¨® a criticar algunas de las actuaciones del presidente del PSOE, como su intervenci¨®n en la llamada Revoluci¨®n de Asturias en 1934. "?C¨®mo hicisteis esa locura?", le sol¨ªa preguntar insistentemente. Y Rubial justificaba ese levantamiento de los mineros como respuesta contra la coalici¨®n de los radicales con la derechista CEDA. "Entonces nos levantamos en defensa de la Rep¨²blica', dec¨ªa Ram¨®n sin bajarse del burro. Ten¨ªa menos de veinte a?os y eso le cost¨® su primer encarcelamiento hasta la amnist¨ªa decretada por el Frente Popular". Primera experiencia carcelaria de Rubial, quien luego sufrir¨ªa bajo el franquismo otros 19 a?os de prisi¨®n.
Con Nicol¨¢s Redondo siempre se llev¨® bien, hasta que, a pesar de haberle advertido, estall¨® el esc¨¢ndalo de la cooperativa de viviendas PSV. "Nicol¨¢s no estuvo bien, no estuvo espabilado y no crey¨® lo que le dec¨ªamos", apunta Leguina. Con Jos¨¦ Luis Corcuera sus relaciones eran distintas: "Siempre me ha tocado las pelotas, como cuando un d¨ªa, siendo ministro del Interior, se present¨® en mi despacho para decirme que se hab¨ªa equivocado conmigo y que yo era un buen t¨ªo y se pod¨ªa fiar de m¨ª. Corcuera es como es. Un tipo que no vendr¨ªa mal en una de mis novelas. Le tengo afecto".
Respecto de dirigentes m¨¢s j¨®venes, como Ram¨®n J¨¢uregui, Txiki Benegas, o Eduardo Madina su percepci¨®n es m¨¢s matizada. Sobre J¨¢uregui dice que "es un hombre de reflexi¨®n, un pol¨ªtico de muchos recursos, polivalente, que sirve lo mismo para ministro que para jefe de la oposici¨®n". De Benegas le gusta "su fidelidad", mientras que elogia al joven Madina, a quien ha conocido hace poco tiempo. Afirma que vale mucho y que ve la pol¨ªtica con "recul" (perspectiva, en franc¨¦s). Sin embargo, reprocha a todos ellos su postura acr¨ªtica con Zapatero. Por ejemplo, cuando el presidente puso en marcha la pol¨ªtica territorial, que a ¨¦l le pareci¨® una locura, y ninguno de ellos se atrevi¨® a criticar. "Todos callaron".
En cuanto a otros pol¨ªticos vascos, el cargo de presidente de la Comunidad de Madrid que ocup¨® entre 1983 y 1995, le permiti¨®, por ejemplo, mantener una relaci¨®n muy fluida -"Una relaci¨®n personal inmejorable", dice- con el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza. "Es un hombre con mucho sentido com¨²n y de trato excelente. Con ¨¦l, sin lugar a dudas, pondr¨ªa un quiosco de peri¨®dicos o una zapater¨ªa. Es una persona de fiar".
A Ibarretxe no le ha tratado ni ha hablado en privado con ¨¦l, aunque como figura p¨²blica no le resulte "nada atractivo". "Su deriva me parece una locura", prosigue. "Aqu¨ª hay un problema que no s¨®lo afecta a los nacionalistas vascos. Tambi¨¦n afecta a los dem¨¢s nacionalistas, porque durante la Transici¨®n mantuvieron una ambig¨¹edad respecto a sus objetivos estrat¨¦gicos. Tuvimos los estatutos y ellos consideraban la independencia como un horizonte a muy largo plazo, igual que Jordi Pujol, aunque ¨¦l mucho m¨¢s moderado. Ahora ves a los herederos de aqu¨¦llos y te asustan, porque para ellos es como si la independencia estuviera a la vuelta de la esquina", considera. "La vieja generaci¨®n de Ajuriaguerra o Tarradellas era mucho m¨¢s sensata. Ahora se han radicalizado, y eso me parece una huida hacia la irrealidad. Una huida de la pol¨ªtica de la que se reniega. Pero estos se?ores, ?por qu¨¦ se ponen as¨ª? Todo esto parece una broma muy pesada. Da la sensaci¨®n de que aqu¨ª todo el mundo, en aras del consenso constitucional y de la convivencia, renunci¨® a sus programas m¨¢ximos, menos los nacionalistas, que siguen erre que erre. Ya s¨¦ que se quieren ir, pero eso no se puede. Nadie sensato quiere acabar como otra Yugoslavia", concluye.
Volviendo a la actualidad, Leguina se sit¨²a en las nuevas perspectivas que se abren en Euskadi tras los recientes comicios y la probable elecci¨®n de Patxi L¨®pez como lehendakari. Es una situaci¨®n que cambia radicalmente la pol¨ªtica vasca, porque, como afirma Leguina, otra presidencia de Ibarretxe auguraba cuatro a?os m¨¢s de "profundo aburrimiento" y de "ret¨®rica infumable". Con sorna, el veterano pol¨ªtico comenta que lo que m¨¢s le ha gustado de la pasada legislatura ha sido la postura de Javier Madrazo, al que reconoce profesar cierto cari?o, porque "representa la muestra viva de la decadencia del estalinismo". Ahora, la posibilidad menos aburrida es que gane el PSE la investidura. "Estos del PNV, muy enfadados, siguen diciendo que les quieren echar, y no es as¨ª; es simplemente darles unas vacaciones. Estoy convencido de que cualquier persona dem¨®crata y sensata, incluso muchos del PNV, piensan que en el fondo eso no es malo. Hay que probar las mieles de la alternancia", enfatiza.
Al hablar de aburrimiento y de cansancio, inexorablemente la charla se adentra en la cuesti¨®n de la violencia etarra, cuya historia tr¨¢gica ha superado ya el medio siglo. "La cuesti¨®n es que ETA ha evolucionado, que est¨¢ en decadencia y que acabar¨¢ probablemente como un grupo marginal si el Estado y las instituciones se mantienen firmes. Acabar¨¢ perdiendo los apoyos que tiene todav¨ªa, porque la gente se cansa, incluso los h¨¦roes y los presos. Cada vez la descabezan m¨¢s r¨¢pidamente, y mientras la polic¨ªa va mejorando, ETA se va debilitando".
El curtido pol¨ªtico considera hoy que Zapatero, como los presidentes anteriores, ten¨ªa el derecho a equivocarse cuando se negoci¨® con ETA, porque mucha gente lo ped¨ªa, "y no es mi caso". Se lo pidieron, hicieron lo que pudieron y sali¨® mal. "No creo que eso sea criticable, como insisti¨® en decirlo el PP de forma injusta".
Terminado el capitulo obligado de la violencia en Euskadi, el pol¨ªtico socialista vuelve a insistir que se siente muy pr¨®ximo a la gente del Pa¨ªs Vasco, con la que se entiende muy bien a nivel humano: "Me cabreo con esos t¨®picos que afirman que los vascos no tienen sentido del humor, porque eso no es cierto. Lo tienen y muy agudo".
Antes de finalizar la cita, es obligatorio recordar que Leguina, junto a su dilatada vida pol¨ªtica, sigue desempe?ando su labor de experto en demograf¨ªa en el INE, en donde acaba de terminar una monograf¨ªa sobre inmigraci¨®n y prepara un macroinforme con 20.000 encuestas a inmigrantes que viven en Espa?a.
Esa faceta laboral o pol¨ªtica no le ha impedido todos estos a?os dedicarse tambi¨¦n a su vocaci¨®n literaria, convirti¨¦ndose en un veterano novelista de ¨¦xito. Ampliar¨¢ esta primavera su obra cuando presente en la Feria del Libro de Madrid su nueva novela en Alfaguara. "En ella sale Bilbao ampliamente, y le dedico todo un cap¨ªtulo titulado con ese nombre. Es una novela con una parte muy autobiogr¨¢fica y otra m¨¢s privada del personaje central". ?Pues suerte!
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