Lugo reconoce que tuvo un hijo cuando era obispo
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, reconoci¨® ayer en un comunicado p¨²blico la paternidad de un ni?o de dos a?os, cuya madre hab¨ªa presentado una reclamaci¨®n judicial. Lugo, que fue obispo del empobrecido departamento de San Pedro, renunci¨® a los h¨¢bitos en 2006 para dedicarse a la pol¨ªtica, aunque el Vaticano no acept¨® que dejara su condici¨®n de obispo y su "reducci¨®n al estado laical" hasta 2008, en una decisi¨®n sin precedentes en la organizaci¨®n eclesial.
El anuncio de Lugo llega en un momento pol¨ªtico especialmente delicado para el presidente, pocas horas despu¨¦s de que el secretario general y jefe de Gabinete, Miguel ?ngel L¨®pez Perito, considerado su mano derecha, presentara la dimisi¨®n por diferencias con otros miembros del Gobierno. L¨®pez Perito retir¨® finalmente su dimisi¨®n, pero se espera que el pr¨®ximo d¨ªa 20 el presidente Lugo anuncie una gran remodelaci¨®n del Ejecutivo.
"Es cierto que tuve una relaci¨®n con Viviana Castillo [la madre del ni?o] y asumo todas las responsabilidades que pudieran derivarse de tal hecho, reconociendo la paternidad del ni?o", afirm¨® Lugo ante las c¨¢maras de televisi¨®n de su pa¨ªs.
El ni?o, Guillermo Armindo, vive con su madre, una mujer de 26 a?os de edad, que afirma conocer a Lugo desde que ten¨ªa 16 y haber sido seducida "por las bellas palabras del obispo". Viviana, que desminti¨® en su momento haber presentado una demanda judicial, mantiene, seg¨²n declaraciones de sus allegados, recogidas por medios locales, que Lugo le prometi¨® "colgar los h¨¢bitos" y casarse con ella.
Colgar los h¨¢bitos
El obispo, de 57 a?os, colg¨® efectivamente los h¨¢bitos y fue suspendido a divinis por el Vaticano, que sin embargo, no acept¨® su vuelta al estado laico hasta pr¨¢cticamente estar seguro de que Lugo iba a ganar las elecciones y convertirse, con permiso o sin ¨¦l, en el nuevo presidente del pa¨ªs.
Lugo, que lleva pr¨¢cticamente ocho meses en el poder, hace frente a una situaci¨®n pol¨ªtica extremadamente dif¨ªcil, con un Parlamento en el que no dispone de mayor¨ªa suficiente para realizar los cambios que prometi¨® y con una Corte Suprema y una administraci¨®n p¨²blica absolutamente corro¨ªdas por la corrupci¨®n y la venalidad. L¨®pez Perito declar¨® recientemente a EL PA?S que los cambios se estaban realizando con demasiada lentitud.
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