Combate contra la malaria
La Biblioteca Nacional relata la lucha mundial para enfrentarse al paludismo
Por primera vez en su historia, la Biblioteca Nacional dedica una exposici¨®n a uno de los flagelos m¨¢s mort¨ªferos de cuantos atribulan a la humanidad: la malaria. Jos¨¦ Antonio N¨¢jera y Antonio Gonz¨¢lez Bueno, comisarios de esta muestra, se han propuesto crear conciencia sobre el desaf¨ªo que esta enfermedad todav¨ªa presenta, as¨ª como sobre la importancia que adquiri¨® en pa¨ªses de clima templado como Italia o Espa?a e informar de los procedimientos para yugularla.
El relato se narra en seis escenarios formados con abundante despliegue gr¨¢fico, desde c¨®dices a libros, tratados, cuadros, f¨¢rmacos y utensilios para documentar esta pandemia que, pese a las m¨²ltiples victorias registradas en su reducci¨®n, experimenta en nuestros d¨ªas un inquietante rebrote. As¨ª, la secci¨®n de Medicina Tropical y del Viajero del Hospital Carlos III, que pertenece a la red p¨²blica de hospitales de la Comunidad de Madrid, ha visto incrementarse en un 104% el n¨²mero de sus pacientes, en su mayor¨ªa inmigrantes, en los ¨²ltimos cinco a?os. Una cuarta parte de estos pacientes sufre procesos febriles, semejantes a los que caracterizan a la malaria, tambi¨¦n denominada paludismo. De esta cuota, muchos enfermos han contra¨ªdo este tipo de enfermedad en acciones humanitarias, hasta un 33,6%, seg¨²n fuentes del Gobierno regional. As¨ª, de los 4.278 casos estudiados de otros tantos pacientes, 198 corresponden a cuadros pal¨²dicos.
El uso de la quinina fue anatematizado en el XVII en los pa¨ªses protestantes
El primer espacio expositivo de la muestra de la Biblioteca Nacional se centra en las fiebres intermitentes, tercianas, cuartanas y otras, asociadas a los moradores de zonas lacustres y aguas estancadas o a determinadas labores agr¨ªcolas, donde tradicionalmente se asisti¨® a la proliferaci¨®n de la malaria, como el Levante arrocero espa?ol. Desde la Antig¨¹edad se intent¨® detener la progresi¨®n de las fiebres recurrentes mediante vomitivos, purgantes y sangr¨ªas que permanecieron en uso -con poca eficacia- durante siglos.
El segundo espacio de la muestra se refiere a la quinina, extracto de la corteza del cinchonino, un ¨¢rbol descrito por el portugu¨¦s Bernardino Antonio G¨®mes, que crece en paisajes andinos brumosos. Una muestra de fanatismo ideol¨®gico: en el siglo XVII, el empleo de quinina fue anatemizado en pa¨ªses protestantes porque atribu¨ªan su aplicaci¨®n a "pr¨¢cticas de los jesuitas". La pol¨¦mica se ve documentada con un repertorio de libros de la principal biblioteca espa?ola y ejemplares de instituciones for¨¢neas. El empleo de la quinina dio, desde siempre, resultados evidentes en la lucha antipal¨²dica, si bien este producto no fue purificado qu¨ªmicamente hasta 1820 gracias a las tareas de los investigadores franceses Pierre Joseph Pelletier y Jean Bienaim¨¦ Caventou. Es de destacar que pa¨ªses coloniales, desde Espa?a a Francia, Reino Unido, Holanda e Italia destinaron enormes recursos a la investigaci¨®n de la malaria, que hace enfermar anualmente entre 250 y 300 millones de personas, de las cuales casi un mill¨®n perece.
El tercer ¨¢mbito de la exposici¨®n es el m¨¢s enjundioso por cuanto que explica el complej¨ªsimo proceso mediante el cual un par¨¢sito -como describiera el franc¨¦s Charles Louis Alphonse Laveran en 1880- culmina su proceso vital en el interior de un mosquito del tipo Anopheles que al picar a los humanos desencadena, meses despu¨¦s, procesos que desatan intens¨ªsimas fiebres que van dejando indefenso al enfermo: en unos minutos, pasa de una temperatura normal de 36,5? a otra que frisa los 42?. Tras una jornada de calenturas sobreviene otra de remansamiento, pero la fiebre reaparece y regresa arteramente para debilitar de manera inexorable al paciente, a quien lleva a la muerte en unas semanas.
Este solapamiento del par¨¢sito y su vector, que se adentran cada uno a su manera dentro del homo sapiens, donde inducen procesos s¨®lo comprobables con sofisticados microscopios ha retardado las indagaciones sobre la enfermedad y han transformado su intrincad¨ªsimo combate en tit¨¢nica lucha contra la muerte.
Otro espacio expositivo relata las estrategias de lucha. Los tratamientos farmacol¨®gicos presentan a¨²n fuertes efectos yatrog¨¦nicos, derivados de la propia medicaci¨®n, se?aladamente sobre el h¨ªgado que, por el empleo de la quinina, se inflama y produce hepatomegalias.
En medio del recuento de las devastaciones causadas por la malaria, se percibe con positiva emoci¨®n el relato de un combate a cuya erradicaci¨®n se han dedicado las mejores cabezas y los mayores esfuerzos de un pu?ado de mecenas y de muchos investigadores, como los espa?oles Sadi de Buen, Antonio Mendoza y Francisco Huertas en Extremadura o en Levante, Gustavo Pittaluga, todos de comienzos del siglo XX.
Malaria. Martes a s¨¢bado de 10.00 a 21.00. Domingos y festivos de 10.00 a 14.00. Lunes, cerrado. Paseo de Recoletos, 18. Hasta el 7 de junio. Gratis.
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