Ari, ari, ari
Hab¨ªa una copla patriotera que cantaba Carmen Sevilla que dec¨ªa "...yo soy la Carmen de Espa?a y no la de M¨¦rim¨¦e", y se quedaba tan ancha despu¨¦s de un mont¨®n de versos ripiosos. Ahora va Urkullu y entona de Ibarretxe: "eres el lehendakari de Euskadi y Euskadi lo sabe". Con menos ripios, pero con toda rotundidad, deja claro que para su partido el lehendakari tiene que ser el suyo siempre. Luego, a pesar de la costumbre, nos queda una cierta sensibilidad a la hora de detectar truculencias como las de Ort¨²zar, que refiri¨¦ndose a los que van a sustentar al pr¨®ximo Gobierno declaraba: "necesitan trofeos, colgar cabezas en las casas del pueblo o en las sedes del PP". Las dispensas de Semana Santa, que en otros rincones se usan para romper el ayuno y abstinencia y no la sensatez ante el Aberri Eguna, no debieran permitir a nuestros gobernantes pasarse en su queja a la hora de irse a la oposici¨®n.
Curiosamente, a pesar de esta desaforada deslegitimaci¨®n que el PNV, junto con el resto de los nacionalistas, hacen del pr¨®ximo Gobierno que va a salir del Parlamento vasco, no del de Madrid, se reclama para si mismo constituir la centralidad pol¨ªtica de Euskadi. Cuesti¨®n dif¨ªcil de ver, porque a la vez enarbola como nunca, ya sin tapujos, el derecho de autodeterminaci¨®n, reivindicaci¨®n radical donde las haya que le traslada al extremo nacionalista de nuestra sociedad, obviando que nuestra sociedad est¨¢ tambi¨¦n compuesta por la ciudadan¨ªa que no es nacionalista, y otra que a¨²n si¨¦ndolo no est¨¢ por arriesgadas aventuras. Es evidente que ni por la forma ni por el contenido de los discursos el PNV puede ser el centro pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs y por eso, precisamente, ha sido desalojado. Hasta que la parte inteligente del PNV, que la tiene, no convenza al resto que hacer radicalismo es un seguro camino a la marginaci¨®n pol¨ªtica, seguiremos soportando alucinaciones tremendistas.
El reto hoy del PNV consiste en saber estar. No va resultarle f¨¢cil, porque el haberse pasado tantos a?os gobernando dificulta adecuarse a hacer oposici¨®n. Por el contrario, tendr¨¢ que superar la tentaci¨®n de salirse del terreno de juego. La oposici¨®n, si quiere ser tal, debiera iniciarse con una reflexi¨®n autocr¨ªtica, tampoco exigimos que sea exagerada, y no con un desmesurado y difamante ataque a los que tienen la mayor¨ªa. O aprende a hacerla o se saldr¨¢ del tiesto, se saldr¨¢ definitivamente del sistema, y ser¨¢ un dulce bocado en la din¨¢mica que imponga ETA.
El reto del PNV es el de saber estar, o, los que formamos parte de los malos vascos de este pa¨ªs, encontraremos finalmente respuesta a dos preguntas que desde hace tiempo nos obsesionan. La primera: ?Existe nacionalismo moderado? Y la segunda y m¨¢s peliaguda:?existe nacionalismo democr¨¢tico? Muy pronto lo veremos, aunque lo que ya hemos aprendido es que el PNV donde era peligroso de verdad era en el Gobierno.
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