John Maddox, ex director de la revista 'Nature'
Comand¨® la renovaci¨®n del periodismo cient¨ªfico
"La raz¨®n por la que el futuro nos fascina consiste en que no podemos saber c¨®mo ser¨¢". As¨ª se expresaba en 1998 en este peri¨®dico John Maddox, que fue director de la revista cient¨ªfica brit¨¢nica Nature durante 23 a?os, divididos en dos etapas, y que falleci¨® el domingo, 12 de abril, en Avergavenny (Pa¨ªs de Gales). Ten¨ªa 83 a?os y la causa de su muerte fue una neumon¨ªa, como inform¨® su hijo Bruno al diario The New York Times.
Pero para Maddox, que era f¨ªsico y qu¨ªmico, el futuro deb¨ªa de estar algo m¨¢s claro que para el resto de los habitantes del planeta cuando ya hace 11 a?os anticipaba: "Si mi opini¨®n vale de algo, creo que las predicciones sobre la tasa de recalentamiento del globo durante el pr¨®ximo siglo, que fueron la fuerza impulsora de la conferencia de Kioto, podr¨ªan ser el doble de lo que deber¨ªan".
John Maddox naci¨® el 27 de noviembre de 1925 en la localidad galesa de Penllergaer, y despu¨¦s de conseguir una beca para el Christ Church de Oxford, donde se gradu¨® en qu¨ªmica, y conseguir otra graduaci¨®n en f¨ªsica en el King's College de Londres, se dedic¨® a ense?ar teor¨ªa de la f¨ªsica en la Universidad de Manchester.
Divulgador
Pronto comenz¨® all¨ª su labor de divulgador, cuando fue contratado en 1955 por el diario The Manchester Guardian (ahora The Guardian) como corresponsal cient¨ªfico. "Por entonces s¨®lo hab¨ªa tres periodistas cient¨ªficos reconocidos, y ¨¦l era uno de ellos", ha dicho Martin Rees, presidente de la Royal Society of Sciences.
Dio otro paso m¨¢s en la divulgaci¨®n cient¨ªfica cuando trabaj¨® para la Fundaci¨®n Nuffield de Londres, desde 1964, para desarrollar programas que ayudasen a los profesores de ciencias a facilitar la ense?anza de su asignatura. Dos a?os despu¨¦s, el editor Macmillan le invit¨® a dirigir Nature, y Maddox acept¨®.
La revista estaba entonces un poco de capa ca¨ªda. Los art¨ªculos enviados por los cient¨ªficos se acumulaban sin orden ni concierto, amarilleando encima de las mesas. Maddox contrat¨® a un equipo de j¨®venes periodistas que le ayudasen en la tarea de editar los textos exhaustivamente hasta que quedaran concisos y bien claros para los lectores. Trabajaban en jornadas de 11 horas. ?l se encargaba de redactar los editoriales, a veces casi cuando estaba a punto de arrancar la rotativa.
Para ¨¦l, el mayor problema de la publicaci¨®n de los art¨ªculos cient¨ªficos es que muchas veces se refer¨ªan a partes de un experimento. "Cualquier trabajo es mejorable por la cr¨ªtica de al menos dos cient¨ªficos", opinaba en EL PA?S en 1989, antes de citar como ejemplo los aceleradores previstos en Stanford y Ginebra: "Lo que me gustar¨ªa es que saliera la decisi¨®n de hacer una sola m¨¢quina para todos en el futuro". Como otras veces, se adelant¨® a su tiempo.
Y ?qu¨¦ es lo que vendr¨¢ en temas cient¨ªficos? "Lo que ocupar¨¢ la mayor parte del tiempo de los investigadores dentro de un siglo ser¨¢n las preguntas que todav¨ªa no podemos preguntar porque no somos lo suficientemente inteligentes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.