"Es m¨¢s divertido irte de gira con tu chico que con otro"
Un d¨ªa, al mes de proponerle este encuentro, Mario Vaquerizo -manager, c¨®mplice, esposo y sombra de Alaska- te llama al m¨®vil: "La cita es el lunes en el restaurante Zara, ?vale, cari?o? Yo me encargo de reservar. Yo tambi¨¦n estar¨¦. No te importa, ?verdad?".
A las nueve de la noche del lunes, la pareja espera ante un daiquiri de lima. "Cuidado, que entra solo", avisa Olvido, a la que llamaremos Alaska; ella prefiere el alias con que se rebautiz¨® de adolescente. Poco hay de sus ra¨ªces cubanas (por parte materna) en su m¨²sica ni en su estilo, pero s¨ª en el paladar: este veterano restaurante cubano es su preferido. "Me tra¨ªa mi madre de ni?a".
Alaska pide los entrantes de carrerilla y hace de anfitriona: "Los tostones son rodajas de pl¨¢tano verde frito...". "Y despu¨¦s, ?lo de siempre?", pregunta la due?a, In¨¦s. La cantante asiente. "No soy capaz de elegir entre la ropa vieja y el picadillo, as¨ª que me hacen un plato especial con mitad de cada".
La cantante, de 45 a?os, acaba de lanzar su d¨¦cimo disco con Fangoria
Si estamos aqu¨ª hoy es porque Fangoria, el d¨²o de Alaska y Nacho Canut, tiene nuevo disco, el d¨¦cimo (Absolutamente). Alaska es perro viejo y, con ayuda de Mario, controla la maquinaria de la promoci¨®n. La primera norma es que ellos fijan las normas. Alaska, 45 a?os, piel p¨¢lida, luce un vestido ce?id¨ªsimo y algunos kilos menos que acent¨²a marcando sus p¨®mulos con maquillaje. Llama la atenci¨®n el nuevo tono negro de su pelo, liso como una plancha. Su trabajo le cuesta. "Lo tengo rizado y casta?o cenizo, pero ya ni me acuerdo. Un d¨ªa decid¨ª que no val¨ªa nada y llevo toda la vida luchando con ¨¦l. Esto es lo que hay...".
Adem¨¢s de cantante, Alaska es todo un icono (gay, de la modernidad, de la movida...), presentadora de Eurovisi¨®n -"Me encanta hacer tele y me encanta Eurovisi¨®n"-, el perejil de todo tipo de fiestas y un sinf¨ªn de cosas m¨¢s, entre ellas, quiz¨¢ la que m¨¢s descoloca a muchos de sus seguidores: es colaboradora habitual de Jim¨¦nez Losantos. Alaska saca las u?as: "Si s¨®lo hablara con quien est¨¢ en total consonancia conmigo no hablar¨ªa con nadie. Mientras pueda decir lo que pienso hablo en todos sitios. ?No es m¨¢s interesante hacerlo en un medio donde la gente como t¨² normalmente no existe? ?No enriquece m¨¢s que dirigirte a tus cuatro amigos que piensan lo mismo que t¨²?"
La yuca arde cosa fina y Alaska tuerce el morro. "Te has quemado, mi amor...", la mima Mario, que come su propio plato de lac¨®n frito. La cantante luce un anillo con la cabeza de un tigre, regalo de aniversario de Mario, 10 a?os menor que ella. Lo que nos lleva a la pregunta que quema la lengua tanto como la yuca: ?Por qu¨¦ este vivir pegados incluso sobre el escenario (Las Nancys Rubias, el grupo de Mario, son teloneros habituales de Fangoria)? Ahora se revuelven ambos. "Somos un matrimonio y compartimos un trabajo que nos gusta", dice ella. "Es m¨¢s divertido irte de gira con tu chico que con otro. Las Nancys act¨²an con Fangoria porque Nacho y yo queremos, no al rev¨¦s. M¨¢s sabe el diablo por viejo que por diablo".
De pronto se interrumpe. "Carmen", murmura, y se levanta a saludar a Carmen Alborch, asidua tambi¨¦n de un local que no abre los fines de semana y no admite reservas (excepto de amigos de la casa). Alaska pide un daiquiri de fresa, pero lo deja a medias. Mira el reloj (las once) y a Mario, que hace de poli malo. "Mi amor, nos tenemos que ir a otra entrevista".
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