Al sur del r¨ªo Grande
Barack Obama ha hecho sus deberes en la reciente Cumbre de las Am¨¦ricas. Como anteriormente en Europa y en Turqu¨ªa, el 44? presidente estadounidense ha reiterado su intenci¨®n de basar las relaciones de Washington con sus vecinos latinoamericanos y caribe?os en la igualdad y el multilateralismo. Los problemas que nos afectan -crisis econ¨®mica, cambio clim¨¢tico, lucha contra el narcotr¨¢fico y la pobreza- son de tal magnitud que requieren de tratamiento y soluciones regionales. No hay pa¨ªses grandes o peque?os. Todos somos socios para afrontar los retos del presente. ?ste ha sido en s¨ªntesis el mensaje de Obama a los mandatarios de los pa¨ªses al sur del r¨ªo Grande, que se han rendido, aunque s¨®lo haya sido por 48 horas, a los encantos del presidente estadounidense.
Obama le record¨® a Ch¨¢vez que, si en el pasado EE UU ha intervenido demasiado, Venezuela no era un ejemplo
Por primera vez, el venezolano Hugo Ch¨¢vez no se convirti¨®, con sus grotescos desplantes, en la estrella de la reuni¨®n, quiz¨¢s porque, sabiamente, el pa¨ªs organizador, Trinidad y Tobago, decidi¨® que las reuniones se celebrasen a puerta cerrada, sin la presencia de los medios de comunicaci¨®n. Su momento cumbre fue la entrega a Obama del panfleto del uruguayo Eduardo Galeano Las venas abiertas de Am¨¦rica Latina, biblia de agravios de la izquierda continental contra Estados Unidos, escrito hace cerca de cuatro d¨¦cadas y que mereci¨® cumplida respuesta en el Manual del perfecto idiota latinoamericano, de ?lvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner y Apuleyo Mendoza. ?L¨¢stima que la entrega fuera por sorpresa, privando a Obama de la posibilidad de corresponder con otro libro al gesto del venezolano! De haberlo sabido, seguro que habr¨ªa elegido el Esp¨ªritu de las leyes o las Cartas persas, del bar¨®n de Montesquieu, inspirador, junto a John Locke, de la Constituci¨®n estadounidense de 1787, con la esperanza de que instaurara en Venezuela el sano principio de la divisi¨®n de poderes en la que se basa cualquier democracia que merezca tal nombre.
La realidad es que la nueva actitud de Estados Unidos hacia Latinoam¨¦rica, incluida la t¨ªmida apertura a Cuba anunciada unos d¨ªas antes del inicio de la cumbre, va a crear m¨¢s problemas a la alianza antinorteamericana de la bolivariana ALBA -liderada por Venezuela y Cuba e integrada por Nicaragua, Ecuador y Bolivia- que a Washington. No s¨®lo la nueva actitud de colaboraci¨®n intercontinental anunciada por Obama impide, por el momento, a esos pa¨ªses continuar utilizando a Estados Unidos como chivo expiatorio de sus fracasos dom¨¦sticos, sino que esa actitud les obligar¨¢ a pasar de la ret¨®rica et¨¦rea y ampulosa a los hechos concretos, como les pidi¨® el presidente estadounidense. Con la mejor de sus sonrisas, Obama le record¨® a Ch¨¢vez que si en el pasado Estados Unidos hab¨ªa intervenido demasiado en Am¨¦rica Latina, la Venezuela bolivariana no era precisamente un paradigma de la no intervenci¨®n en los procesos electorales de varios pa¨ªses de la regi¨®n. Que se lo pregunten si no al peruano Alan Garc¨ªa o al mexicano Felipe Calder¨®n. Cuando el presidente Porfirio D¨ªaz dijo aquello de "?Pobre M¨¦xico, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!" no pod¨ªa imaginar que, ciento y pico a?os despu¨¦s, el nombre de su vecino del norte pod¨ªa ser sustituido por uno del sur.
Igualmente, Obama rechaz¨®, amablemente pero con firmeza, la petici¨®n mayoritaria de un levantamiento inmediato del embargo a Cuba. La pelota, dijo, est¨¢ ahora en manos de los Castro. El do ut des (doy para que des) tiene que funcionar en las dos direcciones. Yo ya he suavizado las restricciones en el tema de viajes, remesas de dinero y telecomunicaciones, y ahora corresponde a los cubanos hacer un gesto de reciprocidad. Obama no enga?¨® a nadie. Todo, dijo, tiene que estar encaminado a conseguir la democratizaci¨®n de Cuba.
En Trinidad, la mano tendida de Obama tuvo la virtud de hacer olvidar moment¨¢neamente a los latinoamericanos la gran divisi¨®n pol¨ªtica que afecta a los pa¨ªses al sur del r¨ªo Grande. Como recordaba el domingo en estas p¨¢ginas Mois¨¦s Na¨ªm, director de la influyente revista Foreign Policy, "a pesar de los discursos enfatizando la integraci¨®n y los abrazos presidenciales ante las c¨¢maras, la realidad es que Am¨¦rica Latina y el Caribe est¨¢n divididos en dos grandes bloques: Brasil, M¨¦xico, Colombia, Chile, Per¨² y Costa Rica, de un lado, y Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Honduras, de otro". La denuncia del embargo a Cuba ha servido para que las profundas diferencias entre los dos bloques no aflorasen en Trinidad. Pero diferencias de todo tipo, incluso territoriales, existen y seguir¨¢n contaminando el futuro. Veremos si, para empezar, se disipan las dudas sobre el destino de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), que algunos quieren suprimir por considerarla, injustamente, un instrumento al servicio de Washington.
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