"Se rehabilita a los Galileos del pasado y se condena a los de hoy"
Calificar como "mitad c¨®mico, mitad anacr¨®nico" el debate eclesi¨¢stico sobre el uso del preservativo le cost¨® hace dos a?os al jesuita Juan Masi¨¢ Clavel (Murcia, 1941) la carrera universitaria y el secuestro de su ¨²ltimo libro, Tertulias de bio¨¦tica. Manejar la vida, cuidar a las personas. Masi¨¢ era director de la c¨¢tedra de Bio¨¦tica de la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid, cuando el Vaticano pidi¨® su cabeza a los jesuitas. Hoy es coadjutor en la parroquia de Rokko, de los jesuitas, en Kobe (Jap¨®n); profesor de Bio¨¦tica en la Universidad Cat¨®lica Santo Tom¨¢s, de la di¨®cesis de Osaka, y colaborador en Tokio de la comisi¨®n cat¨®lica de Justicia y Paz y de la secci¨®n japonesa de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz. De vez en cuando regresa a Espa?a, reclamado para m¨²ltiples actividades. Es uno de los firmantes del manifiesto Ante la crisis eclesial, junto con otros 300 pensadores cristianos.
"La ideolog¨ªa pol¨ªtico-religiosa da lugar a extra?as compa?¨ªas de cama"
"No es competencia de la Iglesia prohibir el preservativo, ni recomendarlo"
Pregunta. Sostienen ustedes que la Iglesia cat¨®lica est¨¢ cometiendo "rid¨ªculos mayores que los del caso Galileo".
Respuesta. Galileo ten¨ªa raz¨®n en su intuici¨®n sobre el movimiento de los astros, pero no la ten¨ªa en sus argumentos. En cambio, hoy la ciencia suministra datos que la curia romana prefiere desconocer: por ejemplo en problemas referentes al inicio y al fin de la vida. La consecuencia es que la proclamada s¨ªntesis entre fe y raz¨®n se ve as¨ª puesta en entredicho. Hay que evitar nuevos casos Galileo. Es muy c¨®modo rehabilitar a los Galileos del pasado mientras se condena a los de hoy. La Inquisici¨®n ha de extinguirse. La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, que presidi¨® Ratzinger tantos a?os, deber¨ªa haber desaparecido.
P. ?Por qu¨¦ ahora ese manifiesto por la crisis eclesial, y no antes?
R. Era muy necesario. La situaci¨®n eclesi¨¢stica en algunas ¨¢reas es francamente anormal. Parece como si las autoridades eclesi¨¢sticas estuvieran haciendo todo lo posible por ahuyentar a las personas para apartarlas de la Iglesia. Hacia fuera pierden credibilidad y hacia dentro da?an la comuni¨®n eclesial [Masi¨¢ distingue eclesial y eclesi¨¢stico; peyorativo lo segundo, como curial]. Callar ser¨ªa irresponsable. Nos lo reprochar¨ªan en el futuro como hoy reprochamos los silencios c¨®mplices de la era de la dictadura.
P. Achacan ustedes a la jerarqu¨ªa "incapacidad para escuchar" y escaso respeto hacia la libertad. Pero se escuchan muchas voces cr¨ªticas.
R. Hay cr¨ªticas en todas las direcciones. Quienes son m¨¢s papistas que el Papa se escandalizar¨¢n de que hayamos dicho que los papas no deben ser divinizados. A quienes nos querr¨ªan m¨¢s radicales, no les gustar¨¢ que hayamos expresado solidaridad con Benedicto XVI. Desde un lado pareceremos cism¨¢ticos y desde el otro nos acusar¨¢n de maquiavelismo jesu¨ªtico. Mejor jugar bien a las siete y media, sin pasarse ni quedarse corto. En el medio, como Arist¨®teles o como la v¨ªa media budista.
P. Lo cierto es que el manifiesto salva a Benedicto XVI.
R. No busc¨¢bamos ni atacar, ni defender. S¨ª orar con ¨¦l y por ¨¦l, a la vez que le decimos, con afecto y respeto, lo que haya que decirle, igual que se lo dijo Pablo a Pedro o igual que se lo dijo Casald¨¢liga a Juan Pablo II.
P. Los obispos siguen empe?ados en creer que el aborto es un problema cat¨®lico, que debe ser tratado cat¨®licamente. La vieja idea de que lo que es pecado es tambi¨¦n delito y debe ser castigado como tal por las leyes.
R. Como ciudadanos los obispos tienen derecho a expresar su opini¨®n, y como creyentes tienen derecho a proponer sus valores. Pero no deben interferir en el proceso legislativo de la manera que lo hicieron contra la ley de reproducci¨®n asistida o la de investigaci¨®n biom¨¦dica, ni deben imponer al parlamentario cat¨®lico una disciplina de voto.
P. En el debate se echa en falta la opini¨®n de un bio¨¦tico. Esa idea episcopal de que la ley despenaliza la matanza de ni?os es pura truculencia.
R. Si me preguntan por el comienzo de una vida humana individual, dir¨¦ que no antes de la implantaci¨®n del preembri¨®n en el ¨²tero materno y no despu¨¦s, como muy tarde, de la novena semana. Pero no hay que mezclar este tema con el de la legislaci¨®n. La pregunta no es si ha comenzado o no una vida humana, sino en qu¨¦ casos y con qu¨¦ condiciones de seguridad jur¨ªdica se puede interrumpir el proceso de una vida naciente (en camino hacia el nacimiento), sin hacer violencia al respeto debido tanto al feto como a la gestante. Es lamentable que no se pueda debatir serenamente sobre estas cuestiones. Tengo mucha confianza en que hay bastantes parlamentarios, tanto en el partido del Gobierno como en la oposici¨®n, y tanto de una confesionalidad como de otra o de ninguna, que coinciden en el sentido com¨²n, en la responsabilidad en cuestiones de Estado, en hacer compatible la defensa de la vida con la despenalizaci¨®n y la seguridad jur¨ªdica de madres y profesionales de la sanidad.
P. ?Que le pareci¨® la metedura de pata de Benedicto XVI, en ?frica, sobre el preservativo y el sida?
R. Dijo una frase inapropiada, tuvo un lapsus linguae ante los periodistas. No es papal ni competencia de la Iglesia prohibir el preservativo, ni recomendarlo. Ciertas posiciones morales de algunos eclesi¨¢sticos chocan con las medidas relativamente eficaces para combatir la pandemia, usadas por personal sanitario cat¨®lico implicado en la prevenci¨®n del sida. Es cuesti¨®n de sentido com¨²n, de responsabilidad y de buen humor, tres caracter¨ªsticas de la que a veces se carece en el mundillo eclesi¨¢stico. El cardenal Martini ha dicho cosas muy atinadas sobre este tema. Ha dicho que es necesario hacer todo por combatir el sida y que "en la situaci¨®n de los esposos, uno de los cuales est¨¢ infectado de sida, ¨¦ste est¨¢ obligado a proteger a la pareja y ¨¦sta tambi¨¦n debe poder protegerse".
P. Le pregunt¨¦ sobre la afirmaci¨®n episcopal de que el Gobierno, si aprueba la ley del aborto, estar¨¢ matando a personas.
R. Es ret¨®rica demag¨®gica unida a exageraci¨®n hisp¨¢nica. Hacen un flaco favor a la vida que pretenden proteger y dan lugar a reacciones opuestas extremistas. Es el mismo error que cuando apoyan al obispo brasile?o que enarbola la excomuni¨®n por el aborto de la menor violada o cuando se ponen del lado de Bush contra la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre, o del lado de Berlusconi contra el respeto a la dignidad del morir de la joven Eluana. La ideolog¨ªa pol¨ªtico-religiosa da lugar a extra?as compa?¨ªas de cama.
P. La tesis episcopal es que pueden (y hasta deben) meterse en todo, como si fueran legisladores preferentes.
R. Tienen la asignatura pendiente sobre las relaciones correctas entre iglesias y Estados. No aprueban en el examen sobre el decreto conciliar acerca de la libertad religiosa. No han aprendido la lecci¨®n sobre la laicidad y la religi¨®n. Necesitar¨ªan una clase de ¨¦tica c¨ªvica. Es elemental entender bien la relaci¨®n entre ¨¦tica y derecho en una sociedad plural. Se puede estar, como estamos muchas personas, en favor de la vida, oponerse al aborto injusto y defender los derechos humanos, pero al mismo tiempo en favor de no penalizar determinados comportamientos que uno no querr¨ªa adoptar y que considera ¨¦ticamente cuestionables.
P. ?Lleg¨® a Jap¨®n la noticia de la campa?a episcopal del lince?
R. En Jap¨®n, en vez del lince, habr¨ªa sido m¨¢s oportuno poner una ballena...
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