Una copa de vino y a descansar
VI?ASORO, complejo enol¨®gico para disfrutar de los campos manchegos
El enoturismo en Napa Valley o en Burdeos suele maridar la cata y venta de vinos con una estancia sensitiva en un hotel con encanto. Sus incondicionales as¨ª lo quieren y no desde?an, como colof¨®n a una experiencia culinaria ad hoc, entablar una nutritiva conversaci¨®n sobre la vitivinicultura en el coraz¨®n mismo de la bodega. Sin alma no hay buen vino. Lo que constituye una novedad en esta pr¨¢ctica tur¨ªstica es el dise?o de un complejo enol¨®gico como el Vi?asoro, al borde mismo de la carretera general, industrializado en sus tu¨¦tanos hoteleros en la denominaci¨®n de origen La Mancha. Extra?a la idea porque, hasta ahora, el enoturismo supon¨ªa un aliciente para la bodega a la hora de promocionar su marca o potenciar la imagen de un vino sin mucho mercado. Al contrario, Vi?asoro guarda mejor tinto que instalaci¨®n hotelera, resumida en diez anodinas habitaciones orientadas al turismo de fin de semana, con un funcionamiento bajo m¨ªnimos.
VI?ASORO
PUNTUACI?N: 5
Categor¨ªa: sin clasificaci¨®n oficial. Direcci¨®n: Carretera de Manzanares, kil¨®metro 7,200. Alc¨¢zar de San Juan (Ciudad Real). Tel¨¦fono: 926 55 05 09. Fax: 926 55 04 99. 'Web': www.bodegas-vinasoro.com. Instalaciones: jard¨ªn, salas de convenciones para 150 personas, tienda de vinos, sal¨®n, comedor. Habitaciones: 10 dobles. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite animales dom¨¦sticos. Precios: desde 95 euros + 7% IVA la habitaci¨®n doble; desayuno incluido.
Los propietarios tuvieron que decidir entre darse un capricho con una finca de reses bravas o cuidar un vi?edo. Y aunque la producci¨®n es a¨²n peque?a (500.000 litros de varietales, entre los que sobresale un Petit Verdot con notas de madera), cualquier iniciativa nacida en el terru?o manchego gana enseguida adeptos. Todo orbita en realidad alrededor del restaurante, una pieza semicil¨ªndrica acristalada con vistas al vi?edo. A la salida llama la atenci¨®n un dispositivo medidor del ¨ªndice de alcoholemia, accionado por monedas, que previene a los comensales sobre los excesos de la ingesta.
Lo prudente, est¨¢ claro, es renunciar a la carretera y quedarse aqu¨ª a dormir..., si es que el mostrador de recepci¨®n no se encuentra vac¨ªo. Bautizadas seg¨²n las distintas variedades de uva cultivadas en la zona (Garnacha, Chardonnay, Verdejo, Syrah...), las habitaciones resultan previsibles, funcionales, tan desabridas algunas como los desayunos matinales. Si bien aparecen decoradas con maderas nobles, ladrillo visto en algunos paramentos y detalles ornamentales algo m¨¢s sutiles que el propio mobiliario. Lo m¨¢s serio: unos cabeceros de cama en piel mullida o madera labrada. Lo menos: el ba?o, dise?ado con criterios de hace d¨¦cadas, y el pavimento de gres industrial, impropio de un hotel bodega. Tampoco luce el televisor, claveteado en la pared y entubado de manera poco elegante. Es mejor salir a disfrutar de la albricia primaveral del vi?edo. O emprender la exploraci¨®n vinatera de Tomelloso, Valdepe?as o Alc¨¢zar de San Juan.
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