El retorno de Gin¨¦s
Gin¨¦s Jim¨¦nez, ex jefe de la Polic¨ªa Local de Coslada, era conocido como El Sheriff. Nada m¨¢s inapropiado y perverso. Sheriffs eran el Will Kane de Solo ante el peligro o el John T. Chance de R¨ªo Bravo. Los referentes reales, como Wyatt Earp, marshall de Tombstone, o Wild Bill Hickock, sheriff del condado de Ellis, en Kansas, y marshall de Abilene, eran moderadamente corruptos, pero arriesgaron su piel en el afianzamiento del orden. ?En qu¨¦ se parece Jim¨¦nez a la realidad o a la ficci¨®n? Si las imputaciones que investiga el juez Eduardo Cruz Torres -prevaricaci¨®n, cohecho, amenazas, extorsi¨®n y blanqueo de dinero- son ciertas, en muy poco. Como primera medida, simb¨®lica pero higi¨¦nica, deber¨ªa retir¨¢rsele a Jim¨¦nez el apelativo de sheriff; si acaso, dada su afici¨®n supuesta a la extorsi¨®n, que se le cambie por el de Exprimidor Jim¨¦nez.
Resulta que Jim¨¦nez, caudillo de una banda de polic¨ªas conocida como El Bloque que, siempre seg¨²n las imputaciones, aterr¨® Coslada durante a?os con los mismos procedimientos que Al Capone en Cicero, acaba de salir de Alcal¨¢-Meco bajo fianza. De inmediato ha expresado su deseo de pedir la readmisi¨®n en el cuerpo de polic¨ªa. De nuevo estamos mal educados por la ficci¨®n; en ella, el polic¨ªa bajo sospecha, casi siempre injustamente acusado, entrega la placa y la pistola a su superior. Esta idealizaci¨®n cristaliza las rigurosas exigencias ¨¦ticas que pesan sobre los guardianes de la ley. En el mundo real no suele haber lugar para tanto escr¨²pulo; en cuanto rellene la solicitud y eche la instancia, Jim¨¦nez tiene todos los boletos para ser readmitido con armas, galones y bagajes.
Cualquier norma o reglamento que permita el regreso de Jim¨¦nez a un cuerpo de polic¨ªa es perjudicial para la comunidad. Dicen que Wild Bill, empujado por la autoconciencia de su leyenda y el respeto que impon¨ªa, caminaba siempre por el centro de las calles de Abilene, despreciando el riesgo de emboscadas y traiciones. La leyenda de Jim¨¦nez, manifiesta en las acusaciones legales, apenas le exigir¨¢ otra cosa que merodear por las whisker¨ªas para trenzar, con sus colegas del Bloque ya liberados o nunca acusados, otra red de extorsi¨®n. Si quieren un nombre, podr¨ªan llamarla El Bloque 2. El retorno.
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