Camps
Es evidente que no es el momento de coger al toro por los cuernos, que los tiene afilados y sedientos de v¨ªctima, pero son tiempos de justificar el sueldo por peque?o sea. Y adem¨¢s, el fracaso de la estrategia de esperar un ratito largo, como ya mencion¨¦ hace algunas semanas, proporciona fuerza moral para continuar el argumento. Todo menos tocar el viol¨ªn a la espera de que escampe, que ya tenemos demasiados violinistas en el tejado.
Es costumbre distinguir entre el individuo y su personalidad pol¨ªtica, para abreviar, entre el car¨¢cter y la personalidad p¨²blica. Conocemos a gentes con ideolog¨ªa de izquierdas y car¨¢cter autoritario, dogm¨¢tico e intolerante. Y tambi¨¦n a conservadores que muestran un talante liberal, abierto y respetuoso con los dem¨¢s. En esto ocurre como con los pa¨ªses, casi nunca existe una relaci¨®n directa entre su pol¨ªtica interior y su pol¨ªtica exterior. Pues bien, el car¨¢cter de Camps, su pol¨ªtica interior, no es mi problema, es el suyo y de muy pocas personas m¨¢s. Bastante se ha dicho ya en su ¨¦poca de lanzamiento pol¨ªtico, utilizando una larga lista de adjetivos sobre sus caracter¨ªsticas personales que prefiero no recordar aqu¨ª para no avergonzar a ninguno de aquellos poetas de la psicolog¨ªa.
Sin embargo, su personalidad pol¨ªtica se puede comentar con toda legitimidad porque nos afecta a todos. Conoc¨ªamos perfectamente su amplio recorrido pol¨ªtico, casi de v¨¦rtigo antes de las elecciones, una especie de beca Erasmus para fomentar su movilidad pol¨ªtica y el atractivo de un curr¨ªculo muy aparente. Sab¨ªamos tambi¨¦n lo que heredaba, un entramado pol¨ªtico, social y econ¨®mico muy discutible, por emplear una palabra amable, dif¨ªcil de peinar, pero que satisfac¨ªa ¨ªntimamente a la mayor¨ªa de los valencianos, incluidos aquellos que criticaban pero en la secci¨®n de ecos de sociedad y no en la de pol¨ªtica de futuro. La situaci¨®n estaba perfectamente representada en el cuadro de L'hereu de Amadeo Roca, pero todo continu¨® igual y por el mismo camino, aunque con otra cara, otros gestos y diferente estilo, la diferencia entre madre e hijo. Ahora que estamos en crisis y las diferentes tribus conservadoras se ajustan las cuentas, la herencia se rompe en mil pedazos y todos nos echamos las manos a la cabeza. Pero entonces, ?de qu¨¦ nos re¨ªmos? Posiblemente de nosotros mismos.
Por muy duro que resulte decirlo, Camps, el pol¨ªtico, tiene ahora m¨¢s experiencia que nunca, termin¨® su Erasmus y se encuentra de pronto en plena batalla profesional. Eso s¨ª, un poco tarde, como el forense que empieza a saberlo todo aunque siempre demasiado tarde.
Pero no es un chiste la situaci¨®n en la que nos encontramos los valencianos, con millones de parados en el pa¨ªs y miles en el nuestro. La aut¨¦ntica tentaci¨®n ser¨¢ ahora la estrategia rural, soportar la crisis refugi¨¢ndonos en el pueblo, en el calor de la familia y en la subsistencia cotidiana hasta que termine este batacazo, pero as¨ª cuando finalice, y alg¨²n d¨ªa lo har¨¢, estaremos peor que al principio, en la cola de la cola de todos los dem¨¢s.
La otra opci¨®n es hacer pol¨ªtica, clarificar las cuentas, invertir en capacidades propias, amainar a los grupos de poder y de presi¨®n, moderar el hambre de los intermediarios. Seguramente ser¨¢ m¨¢s duro que refugiarse en el pueblo, pero saldremos con m¨¢s futuro y en mejor posici¨®n. Desde luego, no tengo una receta concreta, pero deber¨ªamos tener m¨¢s clara que nunca la diferencia entre las actitudes conservadoras y las progresistas para manejar la herencia recibida. Justo lo que no supo ver Camps.
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