Veo, veo
Veo a Mowgli. Veo a la Antorcha Humana llevando un pene enorme hacia el universo paralelo del Doctor Extra?o. Veo a un nadador. Veo a Jackson Pollock mirando hacia arriba. Veo un insecto palo descojon¨¢ndose de la risa. Veo la espiral del ADN de Naomi Watts. Todo esto lo veo en las nubes y en los azulejos jaspeados de un cuarto ba?o, en los ¨¢rboles y en los mapas, en las manchas de humedad y en los posos del caf¨¦. Se ven tantas cosas en tantos sitios... ?Si hasta aparecen los rostros de la Virgen y de Cristo en un sandwich medio putrefacto! Por eso, visto desde un sat¨¦lite, Portugal parece una cara de perfil en la que Galicia ser¨ªa el pelo.
Hay muchas cosas en las que se pueden ver formas que nadie ha adivinado antes. En el fuego, por ejemplo, y en las manchas de petr¨®leo en el mar, sin ir m¨¢s lejos. Mirando Galicia desde arriba se pueden ver, en esos desastres naturales y artificiales, un mont¨®n de figuras que algunos interpretan como mensajes. En el humo que sal¨ªa de la granja en la que estaban atrincherados los seguidores de David Koresh -los davidianos- en Waco (Texas), alguien vio la cara de Sat¨¢n y se preocup¨® de trucar la foto para publicarla en un peri¨®dico sensacionalista. Y eso es lo preocupante de ver algo en las cosas informes: que alguien se adelante y te haga ver un contorno que ya no puedes evitar ver cada vez que miras. Por eso nos acostumbramos a ver el contorno de Nueva York sin las Torres Gemelas o Coru?a con el Palexco empotrado ah¨ª delante. Llega un momento en el que te acostumbras y te parece normal ver la Cidade da Cultura cada vez que pasas por la autopista. O la colecci¨®n de edificios ilegales de Vigo para los que el tiempo juega en su favor: la construcci¨®n es lenta y el contorno que crece se va grabando poco a poco en las neuronas. La destrucci¨®n es m¨¢s r¨¢pida pero tampoco es para tanto: al cabo de unas semanas nos hacemos a la idea. Probablemente, los turistas que llegan por primera vez a Vigo vean en Rande el logo de Mapfre antes que un puente ya sin peaje. Si tardan en volver, puede que ya haya dos puentes en la misma r¨ªa y entonces creer¨¢n que la compa?¨ªa de seguros se ha tra¨ªdo el Golden Gate para hacer un anuncio. O un hermanamiento, que viene siendo lo mismo.
Podr¨¢n ver, en el trazado del AVE, el plano de la caja de cambios del coche oficial del presidente
Cuando empieza la poda en primavera, las sierras mec¨¢nicas nos dejan unos ¨¢rboles un poco m¨¢s chuchurr¨ªos y el primer d¨ªa nos chocan. Los alumnos de Leatherface (el protagonista de La Matanza de Texas) saben que da igual cambiar un paisaje m¨¢s all¨¢ de lo que la jardiner¨ªa urbana aconseja. El paseante se hace a la idea, toda vez que tambi¨¦n tiene asimilado su propio contorno al de la se?al de tr¨¢fico que anuncia un paso de cebra, por mucho que ya haga tiempo que no llevemos sombrero salvo para dar un peque?o toque de distinci¨®n o para hacer reir. De ah¨ª que el plan para el tren de alta velocidad de Galicia incluya, a su paso por Cambre, la destrucci¨®n de la fraga de Cecebre, el famoso Bosque Animado de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez. Si en esa frondosidad don Wenceslao vio tantas cosas, las siguientes generaciones podr¨¢n ver, en el trazado del AVE, el plano de la caja de cambios del coche oficial del presidente, ya sea un Audi o un Citro?n.
Los psic¨®logos, para escudri?ar nuestro subconsciente, se empe?an en someternos al test de Rorschach, ¨¦se que consiste en echar un borr¨®n de tinta sobre un papel, doblarlo y decir qu¨¦ es lo que vemos. Bueno, pues despu¨¦s de la pel¨ªcula de Watchmen, ya s¨®lo vemos a Rorschach, el justiciero con cara de test. Como el superh¨¦roe de Alan Moore, nosotros tambi¨¦n mentimos cuando vemos algo en un contorno. ?De d¨®nde si no sale eso de que Espa?a tiene forma de piel de toro? Galicia, a pesar de ser el peinado de Portugal, tiene muchas r¨ªas y eso nos hace ver muchas caras en el mapa. Hay muchas narices aguile?as, pero tambi¨¦n sonrisas y gestos tristes. Los puertos exteriores aparecen como verrugas y el tr¨¢fico mar¨ªtimo de mercanc¨ªas peligrosas parece un enjambre de moscas revoloteando a nuestro alrededor. Breog¨¢n, desde all¨¢ arriba, a¨²n debe de estar pregunt¨¢ndose si lo que cre¨® fue un para¨ªso o una sombra chinesca.
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