Sevilla pierde los papeles
Si ayer quedaba alg¨²n aficionado en la Maestranza a¨²n estar¨¢ lamentando una imagen verdaderamente lastimosa. Sevilla perdi¨® definitivamente los papeles al concederle una oreja a Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares por un esbozo de faena de patio de colegio a un noble inv¨¢lido con el que se entretuvo, sin despeinarse, como un enfermero aventajado. Nadie le va a negar la elegancia y el porte a este torero, pero hace falta algo m¨¢s que buen gusto para que unas caricias convulsionen a una plaza donde se han protagonizado gestas imborrables. Dulzura, alm¨ªbar y postura; ¨¦sas fueron las tres patas del entrenamiento a puertas abiertas de un Manzanares que, quiz¨¢ sorprendido, recibi¨® un trofeo que quemar¨ªa en las manos a cualquier figura del toreo.
Torrealta / El Fandi, Manzanares, Talavante
Toros de Torrealta -primero y segundo, devueltos- inv¨¢lidos y descastados. Sobreros de Gavira y El Serrano, inv¨¢lidos.
El Fandi: el primero fue apuntillado en el ruedo (palmas); estocada (ovaci¨®n).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada (oreja); media estocada (silencio).
Alejandro Talavante: casi entera tendida (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Plaza de la Maestranza, 30 de abril. Decimoquinta corrida de feria.
Lleno.
Pero si no hay respeto por el toro -y no lo hay- dif¨ªcilmente puede haberlo para el torero. Por eso, Sevilla toc¨® ayer fondo y baj¨® el nivel de la exigencia hasta simas insospechadas. Qu¨¦ dif¨ªcil es no bajar cuando todo baja, y la fiesta, en esta Maestranza, est¨¢ por los suelos. S¨®lo as¨ª se justifica esa oreja de verbena que recibi¨® el torero alicantino. Ese mismo torero que desprendi¨® seguridad y firmeza ante el rajado quinto, al que someti¨® y acobard¨® tras robarle varios derechazos hondos. Para entonces, muchos pensaban ya en la Puerta del Pr¨ªncipe.
Pero ¨¦sta, por desgracia, no fue m¨¢s que la an¨¦cdota triste de la tarde. La noticia, no por repetida menos preocupante, es que se confirma que estamos ante los peores ganaderos de la historia o ante el momento hist¨®rico de mayor desamparo del toro de lidia. Lo grave no es que se devolvieran dos toros; lo sangrante es que, una tarde m¨¢s, todos parec¨ªan enfermos, invadidos por un mal que les impide mantenerse en pie a partir del tercer capotazo.
El Fandi s¨®lo pudo matar un toro -su primero se muri¨® solo- y medio se justific¨® con las banderillas. Talavante estuvo toda la tarde con cara de son¨¢mbulo, y, tal como lleg¨®, se fue.
Canal Feria de Abril en el dial 114 de Digital +.
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