Soluciones para Chrysler
Chrysler se declara en suspensi¨®n de pagos, lo que le permitir¨¢ gestionar con cierta comodidad sus dificultades financieras y, al mismo tiempo, firmar un acuerdo con el grupo automovil¨ªstico Fiat que convertir¨¢ a los turineses en accionistas del fabricante estadounidense. Ambas noticias, anunciadas ayer por el presidente Obama, enfatizan la gravedad de la recesi¨®n mundial, que ha derribado a uno de los iconos de la industria automovil¨ªstica, junto con General Motors y Ford, tambi¨¦n gravemente tocadas, y demuestran que una activa intervenci¨®n pol¨ªtica puede ayudar a resolver los problemas industriales agudizados por el crash financiero. Algo similar a m¨¢s peque?a escala ha sucedido recientemente con Volkswagen y Seat.
El impulso pol¨ªtico del propio Barack Obama ha instado la soluci¨®n de Fiat y el aval de 8.000 millones de d¨®lares para salvar el grueso de los 40.000 empleos de Chrysler. Seguramente tendr¨¢ que movilizarse tambi¨¦n para mantener a flote General Motors. Obs¨¦rvese que Obama no tiene remilgos en aplicar un intervencionismo contrario a las creencias ideol¨®gicas vigentes en Estados Unidos.
En el caso Chrysler proliferan los villanos. Los gestores de la compa?¨ªa se han empe?ado en tropezar una y otra vez con los errores estrat¨¦gicos de renunciar a coches peque?os y de menos consumo y mantener marcas inviables. Y los fondos de inversi¨®n que participan en el capital se han negado a facilitar soluciones financieras m¨¢s c¨®modas para la compa?¨ªa y sus trabajadores; han pasado a engrosar la lista de especuladores que lleva Obama.
En t¨¦rminos pol¨ªticos, Obama se apunta otro tanto. En t¨¦rminos macroecon¨®micos, salva el jaque al empleo y al consumo que implicaba la ruina de Chrysler. En t¨¦rminos industriales, los perfiles no son tan n¨ªtidos. Es dudoso que Fiat, que aportar¨¢ tecnolog¨ªa para fabricar coches m¨¢s peque?os, vaya a tener m¨¢s ¨¦xito que Daimler en apuntalar a Chrysler.
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