Unidos por la crisis
El crecimiento del paro y el miedo a la recesi¨®n radicalizan los discursos del Primero de Mayo
Un pavoroso crecimiento del desempleo en todo el mundo y una creciente inquietud social por la duraci¨®n y profundidad de la recesi¨®n econ¨®mica global constituyen el tel¨®n de fondo de la fiesta del Primero de Mayo conmemorado ayer. De forma excepcional respecto a los ¨²ltimos a?os, se han registrado incidentes de cierta envergadura en las manifestaciones, tales como los enfrentamientos de radicales en ciudades alemanas o los choques violentos ocurridos en la ciudad austriaca de Linz. El miedo a la recesi¨®n y la desconfianza hacia las pol¨ªticas econ¨®micas de algunos Gobiernos explican tambi¨¦n el aumento de manifestantes en algunos pa¨ªses.
No es de extra?ar que los discursos de los sindicatos se hayan radicalizado. Tanto el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, como el de UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez, insistieron obsesivamente en dos ideas: rechazar los recortes sociales, entendiendo por tales cualquier reforma que abarate el despido, reduzca las prestaciones laborales o disminuya las pensiones; y exigir m¨¢s gasto p¨²blico para atender a la creciente marea de parados. La advertencia de que cualquier recorte social tendr¨¢ como respuesta un aumento de la conflictividad indica que, al menos ante la galer¨ªa, a los sindicatos no les basta con que el presidente del Gobierno se haya pronunciado de manera muy enf¨¢tica en contra de cualquier reforma regresiva.
A pesar de su insistencia en presentarse como defensores incuestionados de los derechos de los trabajadores, los sindicatos son una parte del problema laboral y, por tanto, deben ser parte de las soluciones para mitigar el desbordamiento del paro. Como bien saben los dirigentes de CC OO y UGT, la estructura del mercado laboral es insostenible. Soporta una mara?a de m¨¢s de 17 tipos de contratos y castiga con sa?a a los trabajadores j¨®venes, con excelente preparaci¨®n pero sin experiencia, a los trabajadores sin empleo mayores de 45 a?os y a los inmigrantes. Cuando se cierran en banda a reformar la contrataci¨®n, los sindicatos perjudican objetivamente a las nuevas generaciones de trabajadores y se merecen la acusaci¨®n de que tan s¨®lo defienden los intereses laborales y salariales de los sindicados con un contrato fijo.
Un grupo de economistas ha propuesto crear un contrato ¨²nico para las nuevas contrataciones, con una escala de indemnizaci¨®n por despido creciente en funci¨®n de los a?os trabajados. As¨ª se extinguir¨ªa la jungla de relaciones temporales y parciales. Es un punto de partida razonable para que las organizaciones patronales y sindicales se atrevan a reformar un sistema de contrataci¨®n agotado y muy costoso para la econom¨ªa espa?ola. Cosa distinta, aunque relacionada, es si ¨¦ste es el momento para proceder a tal reforma. Pero este debate debe formar parte del di¨¢logo pol¨ªtico y social que ayer reclamaron con insistencia los representantes del PSOE en la Fiesta del Trabajo de este a?o.
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