"Llamadle Cuelgamuros"
El periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Calleja da la palabra a presos republicanos que trabajaron en la construcci¨®n del gigantesco mausoleo ordenado por el dictador Franco, en el que siguen mezclados, a veces contra la voluntad de sus familias, los restos de v¨ªctimas y de victimarios
Tiene Tario -llamado al nacer Trinitario- esa memoria precisa para lo esencial, aunque tarde en engatillar las palabras, posiblemente por esa mezcla de catal¨¢n y espa?ol que bulle en su cabeza y que le lleva a decir que en el Valle de los Ca¨ªdos hace falta una buena "escombrera", una buena barrida de signos religiosos, de explicaciones fascistas para un monumento al que ¨¦l le marca el territorio empezando por el nombre:
"Yo no lo llamo Valle de los Ca¨ªdos, yo le llamo Cuelgamuros, porque ?de qu¨¦ ca¨ªdos estamos hablando? All¨ª hubo "ca¨ªdos" republicanos. Por ejemplo, un grupo de republicanos nacidos en Salamanca, los desenterraron sin pedir permiso a sus familiares, los trasladaron a Cuelgamuros y los enterraron all¨ª. Estaban en el cementerio de su pueblo y los llevaron hasta Cuelgamuros sin pedir permiso a sus familiares y sin pensar que pod¨ªa no hacerles ninguna gracia estar enterrados al lado de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera".
Penado con ocho a?os por una pintada, Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz fue a parar a Cuelgamuros. Y logr¨® fugarse
Fue un gran negocio. Los condenados en el Valle eran alquilados a las empresas constructoras a 10,50 pesetas al d¨ªa
Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, que ni siquiera obtuvo acta de diputado en las elecciones de febrero de 1936, yace hoy en el Valle de los Ca¨ªdos despu¨¦s de haber permanecido durante 20 a?os en el monasterio de El Escorial, donde est¨¢n enterrados los reyes de Espa?a. Ha tenido el fundador de la Falange Espa?ola un tratamiento de alteza real del fascismo que no deber¨ªa mantenerse hoy, 70 a?os despu¨¦s del final de la Guerra Civil, despu¨¦s de m¨¢s de treinta a?os de democracia. La tumba de Jos¨¦ Antonio en el Valle de los Ca¨ªdos es uno de los elementos que chirr¨ªan en una memoria democr¨¢tica.
Tario Rubio ten¨ªa 22 a?os cuando trabaj¨® "como un esclavo" en Cuelgamuros. Se hab¨ªa alistado voluntario al Ej¨¦rcito republicano, con 18 a?os. En 1938 fue capturado por Franco y hecho prisionero. Estuvo en ocho c¨¢rceles, en dos campos de concentraci¨®n, y pudo cambiar los d¨ªas de reclusi¨®n por el trabajo en el Valle de los Ca¨ªdos.
"Nosotros o¨ªamos explosiones continuamente. O¨ªamos explosiones y ve¨ªamos pasar camiones cargados de gente. Eran presos que tra¨ªan de las c¨¢rceles de Madrid. Yo no trabaj¨¦ en el agujero, trabajaba en la carretera de acceso. Hab¨ªa varios destacamentos, unos est¨¢bamos en la carretera; otros, en el agujero; otros, en la explanada, pero en el momento de estar all¨ª no ten¨ªamos conocimiento de qu¨¦ era lo que se estaba haciendo por otros presos unos kil¨®metros m¨¢s arriba, s¨®lo escuch¨¢bamos constantemente el ruido de los barrenos y ve¨ªamos pasar los camiones llenos de presos".
Tario no quiere que vuelen el Valle, no cree que haya que derruirlo ni convertirlo en un garaje, como sugiere con sorna un amigo suyo. Insiste en mantenerlo como un lugar de la memoria que sirva para explicar la barbarie de Franco y la brutalidad del franquismo. "Igual que no se puede destruir Mauthausen, por muchas calamidades que se pasaran all¨ª, no se puede destruir Cuelgamuros. Este monumento franquista debe servir como una pieza para explicar nuestra historia", pero despu¨¦s de "una buena escombrera" de los s¨ªmbolos franquistas y religiosos que hoy definen el monumento.
"Si hubieran destruido Mauthaussen, hoy ser¨ªa dif¨ªcil explicar c¨®mo era un campo de exterminio. ?Qui¨¦n contar¨¢ qu¨¦ es lo que pas¨® all¨ª cuando ya no quedemos supervivientes?", explica Tario.
Tario Rubio es una especie de contable de los lugares del franquismo a¨²n vigentes en nuestra democracia. As¨ª, cuenta con orgullo que tiene registrados en Barcelona nada menos que nueve mil s¨ªmbolos franquistas a¨²n vigentes "con el yugo y las flechas", informa.
En el Valle de los Ca¨ªdos, Franco es calificado como "anterior jefe del Estado". En el interior de la bas¨ªlica, en cuyo altar mayor est¨¢ enterrado, no se le define como dictador. La presencia de los restos mortales de Franco y de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera dentro del templo, en el que hay enterrados tambi¨¦n presos republicanos, duele a los pocos supervivientes que trabajaron en la construcci¨®n del Valle en contra de su voluntad.
No se cuenta en el Valle la forma en que fue construido; no se narra la explotaci¨®n de los que all¨ª trabajaron, tampoco se dice c¨®mo muchos de ellos murieron en aquellos trabajos forzosos, o enfermaron de silicosis y perdieron la vida a?os m¨¢s tarde. Tampoco se dice que los traslados de los muertos republicanos se hicieron o enga?ando a sus familias o sin decirles una palabra y de forma clandestina, en siniestros camiones negros.
"Yo quitar¨ªa los s¨ªmbolos franquistas y religiosos, pondr¨ªa una buena explicaci¨®n sobre lo que fue Franco y las condiciones en que all¨ª trabajamos, como esclavos, y pondr¨ªa all¨ª un archivo no s¨®lo de la Guerra Civil y del franquismo, tambi¨¦n de la historia de Espa?a. No quitar¨ªa los escudos, los dejar¨ªa acompa?ados de una buena explicaci¨®n, con letras muy grandes".
(...) En Guadarrama hace 10 meses de fr¨ªo y uno de calor. Un fr¨ªo que endurec¨ªa a¨²n m¨¢s las condiciones de trabajo. "El aire de Guadarrama es muy sutil, mata a un hombre y no apaga un candil", explica Tario citando un ripio que ley¨® no se acuerda d¨®nde. "Cuando llegu¨¦ a Cuelgamuros estaba todo nevado. Hac¨ªa un fr¨ªo insoportable. Los presos dorm¨ªamos amontonados en los barracones para tratar de evitar un fr¨ªo helador", recuerda.
Tario arremete contra el abad del Valle de los Ca¨ªdos, "que dice muchas mentiras y barbaridades" como "que ten¨ªamos dos pesetas de paga al d¨ªa. Lo cierto es que nos daban 50 c¨¦ntimos por d¨ªa, que los pagaban al final de la semana, y que el Estado se quedaba con una 1,5 pesetas al d¨ªa, en concepto, dec¨ªan, de manutenci¨®n. Fuera, en la calle, el jornal era de 13 o 14 pesetas diarias. La diferencia entre lo que se cobraba en Cuelgamuros y lo que cobraban los obreros que no estaban all¨ª iba para un fondo que serv¨ªa para pagar las obras de Cuelgamuros. Nos mintieron, porque dec¨ªan que esa diferencia iba a una cartilla que nos entregar¨ªan al salir de la c¨¢rcel, pero lo cierto es que la diferencia entre lo que nos pagaban y las 13 o 14 pesetas diarias que cobraba un trabajador de fuera iba para construir Cuelgamuros".
(...) Sostiene Tario: "Es falso que en los 19 a?os que duraron las obras murieran s¨®lo 14 trabajadores, como dicen las cifras oficiales. Yo he hablado con gente que trabaj¨® en el agujero (en la cripta) y me han dicho que cada d¨ªa hab¨ªa una docena de heridos, que el trabajo era dur¨ªsimo y que se hac¨ªa en unas condiciones lamentables; por supuesto, sin ninguna seguridad. Catorce muertos en 19 a?os, ?no se lo creen ni ellos!"
No quiere ni pensar este ex preso superviviente del Valle de los Ca¨ªdos en las penalidades que tuvieron que pasar los otros presos que construyeron la abrumadora cruz -de 150 metros de alto y con brazos de 46 metros de ancho, con una anchura en su interior que permitir¨ªa el paso en paralelo de dos coches-; trabajando a esas alturas, en medio del fr¨ªo y con unas condiciones de trabajo que despreciaban la seguridad de los trabajadores, concepto que no exist¨ªa en el r¨¦gimen de Franco, y menos a¨²n, para los presos republicanos.
(...) Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz tampoco quiere llamar Valle al valle, ni Ca¨ªdos a los ca¨ªdos. Prefiere hablar de Cuelgamuros y, a diferencia de Tario Rubio, se niega en redondo a visitar el lugar en el que fue condenado a trabajos forzados en 1947 y del que se fug¨® en agosto de 1948 -en una huida de pel¨ªcula- con su compa?ero de cautiverio Manuel Lamana. Nicol¨¢s llama "bicho" a Franco y considera que el mausoleo del dictador en Cuelgamuros es incompatible con la democracia.
Nicol¨¢s est¨¢ vivo, es historiador y tiene 83 a?os. Manuel era escritor, muri¨® en el exilio, en Buenos Aires, en 1996, cuando ten¨ªa 74 a?os de edad.
Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz y Manuel Lamana eran, a fines de los cuarenta, dos j¨®venes estudiantes universitarios, llenos de vitalidad y que hubieran merecido vivir m¨¢s tiempo en la libertad por la que lucharon contra un Franco entonces en pleno esplendor dictatorial. Eran miembros de un sindicato clandestino de estudiantes, la Federaci¨®n Universitaria Escolar (FUE), que fue legal en tiempos de la Rep¨²blica y en el que militaban los estudiantes de la izquierda republicana.
Una noche, Nicol¨¢s y Manuel decidieron hacer una pintada en la Universidad Complutense con un texto tan revolucionario a los ojos del dictador como ¨¦ste: "?Viva la Universidad libre!". Detenidos por la polic¨ªa, los dos j¨®venes estudiantes fueron juzgados y condenados, en 1947, a ocho a?os de c¨¢rcel. ?Ocho a?os de c¨¢rcel por una pintada! Los dos j¨®venes antifranquistas deber¨ªan cumplir su condena con trabajos forzados en el Valle de los Ca¨ªdos.
Mientras trabajaban en unas condiciones lamentables, idearon una fuga rocambolesca que les sali¨® bien, que cambi¨® sus vidas, que les llev¨® a la libertad, hasta Par¨ªs, primero, y despu¨¦s, al exilio en Argentina, donde Nicol¨¢s trabaj¨® como historiador, y Manuel, como escritor. Protagonizaron una fuga tan de pel¨ªcula que fue llevada al cine a?os despu¨¦s, en 1988, por Fernando Colomo. Colomo titul¨® la cinta Los a?os b¨¢rbaros. Asesorado por S¨¢nchez-Albornoz, Fernando Colomo hizo una pel¨ªcula desternillante, tragic¨®mica, basada en el hecho real de la fuga, pero con variaciones a?adidas, y que permit¨ªa ver, entre risas, la caspa del r¨¦gimen y las ganas de vivir, de vivir en libertad, de los dos j¨®venes antifranquistas, condenados por Franco a ser peones-presos.
(...) La fuga se produjo con la colaboraci¨®n necesaria y externa del antrop¨®logo Francisco Benet, hermano del escritor Juan Benet, de la escritora norteamericana Barbara Probst Salomon y de la tambi¨¦n ciudadana estadounidense Barbara Mailer -hermana del escritor Norman Mailer-, que es la que puso el coche que permiti¨® la huida. (...) El tono humor¨ªstico de la pel¨ªcula de Colomo molest¨® a la escritora Barbara Probst Salomon, a pesar de que Colomo hab¨ªa contado con el asesoramiento de Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz, que le hab¨ªa pedido que contara una historia que funcionara como tal, con los a?adidos necesarios sobre el anclaje en el hecho central: la fuga de dos j¨®venes de un campo de concentraci¨®n abierto y dif¨ªcil de vigilar como era Cuelgamuros.
Los dos detenidos huyeron del Valle de los Ca¨ªdos, fueron recogidos por Barbara Mailer, Barbara Probst y Francisco Benet en un coche y, despu¨¦s de un viaje accidentado -se les estrope¨® el veh¨ªculo, estuvieron a punto de detenerlos-, llegaron a Barcelona. Tuvieron que pasar a pie la frontera con Francia, se perdieron en el monte y finalmente llegaron a Par¨ªs. Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz viaj¨® desde all¨ª hasta Argentina, donde vivi¨® 18 a?os de largo exilio, hasta que regres¨® a Espa?a, donde lleg¨® a dirigir el Instituto Cervantes. Manuel Lamana, que hab¨ªa padecido, antes de ser detenido en Espa?a, dos a?os de campo de concentraci¨®n en Francia, viaj¨® en un carguero a Argentina y all¨ª muri¨®, en el exilio, 38 a?os despu¨¦s de fugarse de Cuelgamuros y tras relatar su experiencia en su novela Otros hombres.
Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz no entiende que se admita el mausoleo franquista como tal. (...) A diferencia de otros pa¨ªses de la democr¨¢tica Europa, donde mausoleos como ¨¦ste son inimaginables, Espa?a acoge en un edificio excesivo, gigantesco y sin parang¨®n, a un dictador sanguinario y a un dirigente falangista. (...) No parece que Franco se merezca un enterramiento de esa envergadura. Con ese curr¨ªculo de sangre, S¨¢nchez-Albornoz se subleva ante el hecho de que Franco siga enterrado en un mausoleo inmenso, entre honores simb¨®licos y arquitect¨®nicos que le entronizan como caudillo de Espa?a por la Gracia de Dios, y con la cruz presidiendo su tumba. No yacen as¨ª ni Hitler ni Mussolini, ni ning¨²n otro dictador de la Europa de tradici¨®n democr¨¢tica. (...) El mausoleo del dictador Franco forma parte de Europa y resulta una anomal¨ªa, el Valle de los Ca¨ªdos no es un hecho privativo de Espa?a, es algo europeo, sostiene. "El Valle era un gran negocio", explica S¨¢nchez-Albornoz, "los que est¨¢bamos condenados a trabajar all¨ª est¨¢bamos alquilados a las empresas que hac¨ªan la obra, Huarte y Ban¨²s, por 10,50 pesetas al d¨ªa. A nosotros nos daban 50 c¨¦ntimos a cada uno. Los patronos ten¨ªan obreros a precio de saldo y disciplinados".
(...) Franco consigui¨® que en un mismo enterramiento estuvieran victimarios y v¨ªctimas, presididos todos ellos por ¨¦l mismo y por Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera.
El Valle de los Ca¨ªdos es un pleonasmo de muertos. El Valle de los Ca¨ªdos fue no s¨®lo una obsesi¨®n enfermiza del dictador, fue una obra car¨ªsima realizada en un pa¨ªs en el que los espa?oles se mor¨ªan de hambre, de enfermedades y de penurias. Nunca sabremos cu¨¢ntas escuelas, cu¨¢ntos hospitales, cu¨¢ntas viviendas, cu¨¢ntas carreteras se hubieran podido construir con el cemento, la arena, la mano de obra y el dinero empleados en la construcci¨®n de un edificio espantoso. (...) Como m¨ªnimo, los familiares de los muertos republicanos que lo deseen deber¨ªan poder rescatar a sus familiares y enterrarlos como ellos quieran, en el lugar en el que ellos quieran, de una manera digna, sin miedo. (...) El Valle de los Ca¨ªdos deber¨ªa dejar de ser el relato franquista de la Guerra Civil, el certificado del triunfo del dictador, y pasar a convertirse en el lugar que sirva para explicar la perversi¨®n de la dictadura de Franco y de su r¨¦gimen aniquilador. -
"El Valle de los Ca¨ªdos", de Jos¨¦ Mar¨ªa Calleja. Editorial Espasa. Se publica el 7 de mayo. Precio: 19,90 euros.
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