La 'ruta Bolt'
El triple campe¨®n ol¨ªmpico se recupera de un accidente mientras Jamaica convierte las marcas del frenazo y la cuneta en que acab¨® su BMW en atracci¨®n tur¨ªstica
Jens, con su buen humor germ¨¢nico, resumi¨® perfectamente la situaci¨®n: "Hemos venido aqu¨ª para descubrir el secreto de los ¨¦xitos del atletismo jamaicano y vamos a tener que investigar el secreto de sus lesiones en el pie izquierdo". El colega alem¨¢n, parte del contingente period¨ªstico internacional organizado por la federaci¨®n internacional para desentra?ar las claves que han convertido a Jamaica en el para¨ªso del sprint, se refer¨ªa, claro, a que las tres grandes figuras de la peque?a isla caribe?a, los campeones ol¨ªmpicos Usain Bolt, Veronica Campbell-Brown y Asafa Powell, han comenzado a cojear simult¨¢neamente del mismo pie, lo que da pie a que otro colega, el franc¨¦s, remache diciendo que el atletismo jamaicano no ha comenzado el a?o postol¨ªmpico con buen pie...
El atleta es un modelo de conducta y un "patrimonio nacional"
El atletismo se vive con la misma pasi¨®n que en otros lugares el f¨²tbol
Si las heridas de Campbell-Brown, doble campeona ol¨ªmpica de 200 metros, y de Powell, el ex plusmarquista mundial del hect¨®metro que parece haber asumido un papel secundario en la ¨®pera, son peque?os percances de pista, tirones y esguinces, la formaci¨®n de la de Bolt, el ¨²nico, ser¨ªa graciosa si no le hubiera dolido tanto. A su orgullo y a su pie, en el que quedaron clavadas media docena de espinas del arbusto que pis¨®, descalzo, al huir del coche que acaba de destrozar. Una curva en la autopista 2000, junto al peaje de Vineyard; las marcas del frenazo dibujadas en 50 metros de asfalto y la cuneta en la que acab¨® el BMW M3 negro del que perdi¨® el control el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo han pasado inmediatamente a formar parte de la ruta Bolt, el recorrido tur¨ªstico guiado que incluye la discoteca de Kingston en la que ensaya sus danzas de la victoria, que teme que parezcan demasiado sensuales a los ojos puritanos de algunos aficionados; el restaurante en el que devora platos de jerk, el pollo frito con salsa picante, plato nacional jamaicano; la peque?a tienda de comestibles de Sherwood Content, en Trelawny, donde su padre, Wellesley, a¨²n atiende a los paisanos; el instituto en el que gan¨® sus primeras carreras y hasta la casa en la que naci¨®, ampliada ya despu¨¦s de sus ¨¦xitos y donde su madre, Jennifer, se ha especializado en preparar platos de ?ame para los visitantes, que dicen que es el secreto de su ¨¦xito.
"Bolt forma parte del patrimonio nacional", dice Kayon Raynor, periodista del Observer de Kingston; "otros pa¨ªses tienen catedrales, monumentos. Nosotros tenemos a Bob Marley y a Bolt. Son los que atraen peregrinos de todo el mundo. Y Bolt ya se est¨¢ acercando a Marley". Quiz¨¢s s¨®lo le falte morir joven para adelantar al profeta del reggae, cuya estatua, guitarra en mano, domina la plaza del Estadio Nacional jamaicano.
En las calles de la fea y calurosa Kingston, enormes carteles sorprenden a los automovilistas plante¨¢ndoles una pregunta a la que quiz¨¢s Bolt no pueda responder con un s¨ª. "El buen conductor respeta los stops, ?eres t¨² uno de ellos?" No se sabe si Bolt es imprudente al volante o no, pero s¨ª que es ligeramente despreocupado -manejaba el BMW calzado con chanclas- y no muy h¨¢bil. El coup¨¦ estrellado fue un regalo de Puma, su patrocinador y el de todo el atletismo jamaicano, por sus ¨¦xitos en Pek¨ªn -recuerden: tres medallas de oro, tres r¨¦cords mundiales-, pero antes de entreg¨¢rselo le oblig¨® a tomar en Alemania un curso especial de conducci¨®n. No lo aprovech¨® en exceso, como tambi¨¦n pudieron constatar los testigos de su intento de guiar un Ferrari durante la gala mundial del atletismo en M¨®naco. Pero Bolt es tal modelo de conducta en Jamaica, donde todos los ni?os quieren ser como ¨¦l, que la direcci¨®n general de tr¨¢fico del pa¨ªs ha aprovechado su accidente para alertar a los ciudadanos m¨¢s a¨²n sobre los peligros de la carretera.
Si, cuenta Raynor, en los programas de radio y televisi¨®n jamaicanos se reciben llamadas permanentes de consejo para Bolt por parte de compatriotas preocupados por la asimilaci¨®n de los ¨¦xitos ol¨ªmpicos, Howard Aris, el presidente de la federaci¨®n, no ve motivos para la alarma. "El accidente de coche ha sido s¨®lo un problema de una semana de preparaci¨®n", dice; "estamos seguros de que en los Mundiales de Berl¨ªn, en agosto, cumplir¨¢ sus objetivos. Se recuperar¨¢ a tiempo para ellos. No olvidemos que es s¨®lo un chaval de 22 a?os". "La gente dice que hay que controlarle, que no puede ir a su bola todos los d¨ªas", a?ade Raynor; "pero ?d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite?, ?hasta d¨®nde se le puede controlar su vida privada?".
Ni Campbell-Brown, ni Bolt ni Powell aparecieron siquiera por las gradas del Estadio Nacional -gran estructura para 29.000 espectadores, con pista de atletismo y gigantesco vel¨®dromo de cemento; gran mata de c¨¦sped en el centro, donde, curiosamente, no hay plantadas porter¨ªas de f¨²tbol-, donde se celebr¨® el s¨¢bado por la noche una reuni¨®n internacional, pero eso no impidi¨® que las gradas se llenaran de aficionados que viven el atletismo como en otros pa¨ªses se vive el b¨¦isbol, el cricket o el f¨²tbol, con pasi¨®n expresada en continuos gritos, con enorme paciencia -la velada, de apenas 20 carreras, dur¨® m¨¢s de tres horas- y con alegr¨ªa. "Somos un pa¨ªs fan¨¢tico del atletismo", dice Don Quarrie, uno de los hist¨®ricos del sprint jamaicano; "las carreras son el pasatiempo nacional".
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