Devuelvan el dinero
La feria m¨¢s importante del mundo de la edici¨®n de libros, la de Francfort, tuvo como invitada a la cultura catalana, a¨²n no hace dos a?os. Un escaparate de primera magnitud para toda clase de expresiones intelectuales y art¨ªsticas en la lengua compartida, as¨ª llamada por gentes temerosas de la inquisici¨®n o con evidentes s¨ªntomas de estre?imiento en las entendederas. El Institut Ramon Llull -creado expresamente para la proyecci¨®n exterior de la cultura catalana y del cual forman parte, entre otros, gobiernos, universidades y una red de ciudades de este ¨¢mbito geogr¨¢fico- organiz¨® el programa en la capital financiera de la Uni¨®n Europea. A la selecta muestra de invitados del Pa¨ªs Valenciano a los actos, se sum¨® la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, que sin esperar la consigna de A la taula i al llit, al primer crit, ech¨® mano de su insaciable presupuesto para organizar un nutrido convoy de autores, editores, acompa?antes y lameculos remisos a perderse el festejo, aunque desde luego no hablaban alem¨¢n y estuvieron encantados de compartir, en rigurosa soledad, casi todas las homil¨ªas a las que se autoconvocaron. Bien mirado, tocar¨ªa que devolvieran el dinero de la cuchipanda, dietas aparte, todos los excursionistas s¨²bitamente enmudecidos tras asistir impert¨¦rritos a la pen¨²ltima estupidez ordenada por el actual capataz del socialismo ind¨ªgena, Jorge Alarte. Casi todos sus diputados votaron, a imagen y semejanza de sus presuntos adversarios del PP, contra una propuesta para que el Gobierno valenciano se integrase en el Ramon Llull. Ocurri¨® la semana pasada en la comisi¨®n de Cultura de las Cortes Valencianas. Asociar cultura y Cortes Valencianas es otro ox¨ªmoron, pero as¨ª funciona esta demarcaci¨®n donde los intereses creados no eximen de la promiscuidad entre supuestos rivales. Si en lugar del Ramon Llull hubiese sido el Cervantes, la perspectiva del rid¨ªculo hubiese frenado la osad¨ªa de esta izquierda de bajo perfil, domesticada por el enemigo desde que le tom¨® medidas, va para tres d¨¦cadas. La decisi¨®n de Alarte, ejecutada con entusiasmo por ?ngel Luna, fue un palo para los alcaldes socialistas de Morella y Gandia, cualificados miembros del Ramon Llull, y provoc¨® la dimisi¨®n de la portavoz de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en la bancada socialista. Simple coherencia frente a la ofensiva de Alarte y el de Alicante. Por detr¨¢s y por delante.
Coincide este nuevo espect¨¢culo, tras el ¨¦xito de la huelga educativa, con el desaf¨ªo de ese referente intelectual, aventajado disc¨ªpulo de Mill¨¢n Astray, que cargaba contra los ense?antes remisos a instruir con faltas de ortograf¨ªa. Una proclama analfabeta ante la que siguen ajenos en la despensa de Sant Miquel dels Reis, sabedores de que con las cosas de comer no se juega, al menos desde aquella Navidad cuando el forense que dinamita nuestro sistema educativo amenaz¨® con echar el cerrojo al pesebre. Silencio claustral, ¨²nicamente roto por los retortijones intestinales que provoc¨® la diputada Isabel Escudero, quien en defensa de su propia fiambrera sugiri¨® que fuesen los acad¨¦micos los dirimentes de una cuesti¨®n que compete al Gobierno auton¨®mico. Transferir las propias responsabilidades es parte de la tradici¨®n hist¨®rica de renuncias y deserciones de la izquierda asimilada. M¨¦todo que Alarte sigue aplicando, para sumar complicidades y ganar, con suerte, en 2055 como pronto. Por eso evoc¨® la obra de Lerma (??) en el proceloso mar de los Sargazos. Que santa Luc¨ªa les conserve la vista. La dignidad hace tiempo que se precipit¨® perneras abajo.
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