Un m¨ªnimo para sobrevivir en tiempos de crisis
El pasado 28 de abril se cre¨® una subcomisi¨®n en el Parlamento espa?ol para estudiar las posibilidades de implantaci¨®n de la renta b¨¢sica (RB) en el Reino de Espa?a. Una RB, es decir, una asignaci¨®n monetaria incondicional para toda la poblaci¨®n, sin otro requisito que la ciudadan¨ªa o residencia acreditada. Esta propuesta ha sido estudiada y discutida a lo largo de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas en distintos ¨¢mbitos acad¨¦micos, pol¨ªticos y sociales. En una situaci¨®n de crisis econ¨®mica profunda como la que estamos inmersos en la actualidad, ?qu¨¦ papel podr¨ªa desempe?ar una RB? Me limitar¨¦ a tres aspectos.
Empecemos por las consecuencias del desempleo. Perder el puesto de trabajo provoca una situaci¨®n de inseguridad econ¨®mica y vital bien estudiada. Pocos pod¨ªan imaginar que la tasa de desempleo llegar¨ªa al 17,3% en el primer trimestre de 2009, como ahora constatamos. Existen previsiones de algunos investigadores (Edward Hugh, entre otros) que llegan a estimar hasta el 30% de desempleo para finales de 2010. "Ya vendr¨¢ la recuperaci¨®n", repiten algunos como loros. Y es verdad, pero cuando se acabe produciendo, no podr¨¢ absorber en pocos a?os este monumental ej¨¦rcito de parados.
Es posible financiar la implantaci¨®n de una renta b¨¢sica de ciudadan¨ªa para toda la poblaci¨®n
Si se pierde el puesto de trabajo, pero se dispone de una RB indefinida, el futuro se presenta de forma menos preocupante. En momentos de crisis, donde el desempleo crece aceleradamente, esta caracter¨ªstica de la RB cobra mayor importancia social.
Consecuencia inmediata del gran incremento de desempleo, la pobreza aumentar¨¢ profusamente. Han sido necesarias tasas de crecimiento econ¨®mico sustancial a lo largo de los ¨²ltimos lustros para mantener una proporci¨®n de pobres de alrededor del 20%. La RB representar¨ªa un buen dique de contenci¨®n de esta oleada de pobreza.
La percepci¨®n de una RB supondr¨ªa una reducci¨®n del riesgo en el momento de iniciar determinadas actividades de autoocupaci¨®n.
A grandes trazos, hay dos tipos de emprendedores: aquellos que tienen un respaldo (familiar, muchas veces) que les permite plantear un peque?o proyecto empresarial de forma razonablemente segura, y aquellos para los cuales la autoocupaci¨®n es la ¨²nica salida laboral. En el segundo caso, el riesgo en el que se incurre no es s¨®lo perder la inversi¨®n, sino perder los medios de subsistencia, lo que hace que cualquier decisi¨®n de inversi¨®n resulte mucho m¨¢s azarosa. Pero el riesgo no termina aqu¨ª: en muchos casos, la falta de un capital inicial m¨ªnimo retrae a potenciales emprendedores. En una situaci¨®n depresiva, la RB, adem¨¢s de representar un incentivo, en cualquier caso mayor que sin ella, para emprender tareas de autoocupaci¨®n, supondr¨ªa una mayor garant¨ªa para poder hacer frente, aunque fuera parcialmente, a las eventualidades de los que el peque?o negocio les ha ido mal. As¨ª como la posibilidad de iniciar otro con m¨¢s posibilidades que el anterior.
Mucha gente que conoce la propuesta de la RB objeta: "Todo esto es muy bonito, pero ?c¨®mo se financia una RB?".
Una RB que tenga sentido debe significar una redistribuci¨®n de la renta de los ricos a los pobres. Y esto significa hablar del papel de los impuestos. "Los impuestos, lejos de ser una obstrucci¨®n de la libertad, son una condici¨®n necesaria de su existencia", es la forma de expresarlo del constitucionalista estadounidense Cass Sunstein. Los impuestos y el dinero p¨²blico pueden emplearse para usos muy diferentes. Cabe recordar que los rescates y las ayudas a los bancos realizadas hasta el momento en Estados Unidos suman 12,8 billones de d¨®lares (hasta abril). O lo que es lo mismo: 42.105 d¨®lares por habitante. Adem¨¢s, esta cantidad es igual a 14 veces el efectivo en circulaci¨®n (casi 900.000 millones). Y se trata de una cantidad muy pr¨®xima al conjunto del valor del PIB estadounidense.
Sorprende constatar lo r¨¢pido que aflora el dinero p¨²blico en determinadas circunstancias y lo ti?oso que resulta cuando se trata de garantizar la existencia material de toda la poblaci¨®n. En Estados Unidos se ha llegado a esta incre¨ªble situaci¨®n: los tipos impositivos nominales a los m¨¢s ricos se han reducido del 91% en el a?o 1961 al 35% de la actualidad, pero si se trata de beneficios empresariales la tasa marginal a¨²n es inferior. Esta gran rebaja continuada de los impuestos a los m¨¢s ricos es parte de la explicaci¨®n de la tremenda redistribuci¨®n de la renta de los pobres a los ricos en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas. El que fue ministro del presidente Clinton, Robert B. Reich, escrib¨ªa en el diario The Washington Post del pasado 1 de febrero que si en 1976 el 1% m¨¢s rico de EE UU acaparaba el 9% de la renta nacional, en el 2006 ya acumulaba el 20%.
De los m¨¢s interesantes estudios realizados para financiar una RB, se concluyen dos aspectos de suma trascendencia: es posible financiarla y los sectores de la poblaci¨®n con rentas m¨¢s bajas saldr¨ªan ganando claramente respecto a la situaci¨®n actual.
Con la creaci¨®n el 28 de abril de esta subcomisi¨®n parlamentaria para tratar de estudiar la necesidad y la viabilidad de una RB, se abre la posibilidad de que esta propuesta social sea conocida por el Parlamento y por buena parte de la poblaci¨®n.
Daniel Ravent¨®s es presidente de la Red Renta B¨¢sica (www.redrentabasica.org) y profesor titular de la Facultad de Econom¨ªa y Empresa de la UB.
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