Atrapados en la espiral de la gripe
?Han contribuido los medios a crear alarmismo ante la amenaza de una pandemia de gripe? Riesgos de presentar como certeza lo que s¨®lo son estimaciones
?Est¨¢ en condiciones EL PA?S de afirmar tan taxativamente como lo hizo en su portada del viernes 1 de mayo que "La gripe porcina golpear¨¢ a cuatro de cada diez europeos"? ?Tan seguro est¨¢ el diario de que eso ocurrir¨¢ como para poner esa frase a cuatro columnas en su portada? El titular no dice que se trata de una estimaci¨®n, y tampoco toma la cautela de indicar qui¨¦n la hace, de manera que, con ese enunciado, la asume como propia. Utiliza adem¨¢s el verbo golpear, de significado sin duda contundente, aunque en abierta contradicci¨®n con el subt¨ªtulo que aparece inmediatamente debajo: "La UE cree que el impacto sobre la salud de los afectados ser¨¢ leve". En qu¨¦ quedamos, ?golpear¨¢ o ser¨¢ leve? ?O acaso ser¨¢ un leve golpecito? El segundo subt¨ªtulo parece destinado a confirmar los motivos de alarma: "En Espa?a ya hay [la cursiva es m¨ªa] 13 casos de contagio y otros 101 sospechosos". Ese "ya" parece destinado a reforzar la inexorabilidad de la predicci¨®n. Este tipo de licencia se observa con cierta frecuencia en los titulares de los diarios. ?Qu¨¦ imperiosa necesidad tenemos de anticiparnos a los acontecimientos y dar por hecho lo que s¨®lo es una probabilidad?
?Por qu¨¦ tenemos tanta necesidad de ofrecer certezas absolutas?
En el primer p¨¢rrafo de la informaci¨®n de portada se observa un nuevo ejercicio de retorcimiento sem¨¢ntico. "La gripe porcina se convertir¨¢ con seguridad en pandemia y afectar¨¢ a m¨¢s de 200 millones de europeos", dice, para matizar a continuaci¨®n: "As¨ª lo cree el Centro Europeo de Control de Enfermedades...". ?Con seguridad, o s¨®lo lo cree? La primera p¨¢gina de Sociedad tambi¨¦n da por seguro, en un titular a cinco columnas, que "El 40% de los europeos se infectar¨¢", aunque en la segunda matiza, tambi¨¦n en un gran titular, que "No hay raz¨®n para el p¨¢nico".
En realidad, tanto el titular de portada como el despliegue interior se basan en una estimaci¨®n efectuada por un experto, Angus Nicoll, en su calidad de jefe del programa contra la gripe de un organismo asesor de la UE, el citado centro de control de enfermedades, a preguntas de los periodistas en una rueda de prensa. No estaba en la documentaci¨®n facilitada, pero r¨¢pidamente dio la vuelta al mundo, y en nuestro caso acab¨® en la portada convertida en un vaticinio inexorable. Al d¨ªa siguiente, Nicoll tuvo que aclarar que s¨®lo era una estimaci¨®n y rebaj¨® su gravedad: el 15% de ese hipot¨¦tico 40% de afectados ni siquiera llegar¨ªa a presentar s¨ªntomas.
El verbo "golpear" y la forma de expresarse daba a la noticia de portada una contundencia de la que ese mismo d¨ªa hu¨ªa, sin embargo, el editorial: "Alerta muy seria, s¨ª. Alarma te?ida de dramatismo, no". As¨ª hay que abordar, dec¨ªa, "la posibilidad bastante probable de que la actual gripe (...) acabe en una grave pandemia". ?Es que hay dos sensibilidades, dos maneras de ver la realidad en EL PA?S? ?Por qu¨¦ algo que en el editorial es una estimaci¨®n de probabilidad se convierte en una certeza asumida como propia en la portada? Algunos lectores creen que la magnitud del despliegue y ciertas exageraciones en los titulares han podido alimentar un alarmismo que, como apunta Rosal¨ªa Costal desde M¨¦xico, est¨¢ provocando ya m¨¢s da?os que la propia epidemia.El te¨®logo Benjam¨ªn Forcano ha escrutado la cobertura que EL PA?S ha hecho de la epidemia y ha llegado a una conclusi¨®n: "Es una pieza maestra en el arte de amagar y retirar. Amagar declarando segura y peligrosa la expansi¨®n universal de la gripe y retirar afirmando que es benigna; (...) amagar imponiendo medidas dr¨¢sticas de prevenci¨®n, reclusi¨®n, control, y retirar diciendo que esas medidas no son necesarias; amagar remachando que todos los dict¨¢menes son cient¨ªficos por provenir de organismos oficiales como la OMS y retirar diciendo que no hay razones para justificar la alarma, aunque el contagio va a llegar y, a lo mejor, todo queda en nada".
"No salgo de mi asombro", escribe Elena Garz¨®n Montenegro. "Llevan ustedes siete d¨ªas seguidos dedicando siete p¨¢ginas al tema". Para esta lectora, la cobertura ha sido "excesiva, contradictoria, reiterativa y alarmista". Durante varios d¨ªas la gripe ha ocupado m¨¢s espacio que la secci¨®n de Internacional y el doble que la de Econom¨ªa. Nadie pone en duda la importancia informativa del tema, pero, ?ha sido excesivo este despliegue?
El redactor jefe de Sociedad, Ricardo de Querol, cree que no, y lo justifica de este modo: "Hemos dado una informaci¨®n amplia precisamente para explicar la alerta sanitaria con todos sus matices y combatir el alarmismo. El aumento de visitas a nuestra p¨¢gina web confirm¨® que hab¨ªa una gran demanda de informaci¨®n. Y los elementos noticiosos eran de primer orden: la OMS declara una 'pandemia inminente', el Gobierno de EE UU decreta emergencia sanitaria, pa¨ªses como Rusia y China toman medidas de excepci¨®n, Espa?a registra decenas de casos, se suspenden vuelos y una ciudad como M¨¦xico se paraliza completamente. No s¨®lo es razonable, sino obligado, dedicarle un espacio amplio. Y hemos hecho un notorio esfuerzo divulgativo, sin dejar de subrayar que la nueva gripe es leve, pero sin obviar las incertidumbres de los cient¨ªficos sobre su evoluci¨®n futura. ?Demasiada informaci¨®n? Habr¨ªa sido mucho peor dejar al lector lleno de dudas que pod¨ªamos resolver".
El subdirector Carlos Y¨¢rnoz explica que, dada la gravedad que las autoridades sanitarias daban a la crisis, el diario se plante¨® hacer una cobertura extensa que no dejara preguntas de los lectores sin responder. Sobre la portada mencionada por algunos de ellos, explica: "El titular era informativo, descriptivo y, claro est¨¢, valorativo. En unos d¨ªas en los que se aislaba y se pon¨ªa en cuarentena a cualquier afectado o sospechoso, e incluso a toda la familia, me pareci¨® obvio que todo el que hubiera contra¨ªdo la enfermedad o pudiera contraerla se sentir¨ªa 'golpeado' por ella. Como prueba de que no hab¨ªa la m¨¢s m¨ªnima tentaci¨®n de exagerar o causar alarmismo, utilic¨¦ la horquilla m¨¢s baja (40%) de la difundida oficialmente (entre el 40% y el 50%). El dato en s¨ª, m¨¢s que el titular, caus¨® preocupaci¨®n a nuestros lectores y a todo el mundo. Pero si alguien vio dosis de alarmismo donde nosotros no lo vimos, mis disculpas".
Los lectores alaban el esfuerzo divulgativo y la calidad de muchas de las piezas publicadas. Pero algunos se?alan que la existencia de mensajes contradictorios y algunos titulares exagerados pueden acabar empa?ando el resultado.
Como ya ocurri¨® con la crisis de la gripe aviar en 2005, el problema radica en la dificultad de manejar informativamente la incertidumbre. Parece como si una noticia fuera menos cre¨ªble si se presenta en condicional. ?Por qu¨¦ tenemos tanta necesidad de ofrecer a nuestros lectores certezas absolutas, incluso cuando no las hay?
A ello hay que a?adir la dificultad que tenemos de atribuir autoridad a las fuentes cuando se trata de estimaciones. Para reforzar la seguridad de la informaci¨®n que ofrecemos, tendemos a elevar al m¨¢ximo el rango de la fuente. Cuando un experto de la OMS dice algo, se lo atribuimos a la OMS. Pero no es exactamente lo mismo. Especialmente en una situaci¨®n de incertidumbre como ¨¦sta. En estos casos, las prudentes previsiones de los documentos oficiales quedan r¨¢pidamente desbordadas por otra imperiosa necesidad de los medios: la de anticipar acontecimientos. Y ponerse en lo peor. El resultado es una espiral dif¨ªcil de gobernar, en la que quedan atrapados, a modo de pegajosa telara?a, tanto los medios como las autoridades sanitarias. Todos ven la desmesura, pero nadie encuentra el resorte para parar la rueda. Hasta que se para por agotamiento.
El domingo 16 de octubre de 2005, EL PA?S public¨® una doble p¨¢gina titulada: "As¨ª ser¨¢ la pandemia de la gripe aviar". El virus hab¨ªa contagiado a 117 personas y, a diferencia del actual, era muy peligroso: ten¨ªa una mortalidad superior al 60%. En portada, y bajo aquel mismo t¨ªtulo, se dec¨ªa: "El virus mutante de la gripe aviar surgir¨¢ en Asia (...) y el mensajero al resto del mundo no ser¨¢ un ave sino un pasajero de avi¨®n. As¨ª lo expone la OMS en el mapa de ruta de una pandemia que ya da por segura". El vaticinio, de momento, no se ha cumplido. Ahora, la historia se repite, pero en este tipo de espirales, la OMS y los periodistas corremos el mismo riesgo: sucumbir a una pandemia de descr¨¦dito.
Los lectores pueden dirigirse a la Defensora del Lector al correo electr¨®nico defensora@elpais.es o telefonear al n¨²mero 913 378 200.
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