La realidad y el deseo
El amplio temario de la comunicaci¨®n dirigida por el Gobierno al Congreso para servir de gu¨ªa al debate sobre el estado de la naci¨®n y las reiteraciones de los abundantes portavoces parlamentarios en sus intervenciones y contestaciones, r¨¦plicas y d¨²plicas, suelen extender una bruma de confusi¨®n y aburrimiento que sume en la somnolencia a quienes tratan de seguir en el hemiciclo o por televisi¨®n el desarrollo del pleno en su totalidad.
Tambi¨¦n es cierto, sin embargo, que d¨²os oper¨ªsticos como el sostenido ayer por el presidente del Gobierno y el l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n sobre la crisis econ¨®mica merecieron la pena pese a la escasa novedad de los argumentos utilizados.
El pron¨®stico econ¨®mico pesimista no deber¨ªa ir unido de alegr¨ªa cuando se materializa el vaticinio
Ambos oradores cantaron las partituras previstas y se mostraron de acuerdo en afirmar que existen dos modelos distintos e incluso opuestos para salir de la crisis que conducen directamente, bien a las puertas del para¨ªso, bien a las calderas del infierno, seg¨²n cu¨¢l sea la que se adopte.
El pron¨®stico que vaticinaba sobre seguro la utilizaci¨®n por Zapatero de la chistera del prestidigitador para deslumbrar al respetable p¨²blico no pod¨ªa por menos de acertar en v¨ªsperas de las elecciones europeas, transformadas de manera artificiosa en la primera vuelta de las lejanas legislativas de la primavera de 2012. Aunque del forro del sombrero de copa presidencial no salieran ayer los esperados conejos de la suerte, los compromisos del Gobierno a fin de pagar con cargo al d¨¦ficit presupuestario subvenciones para los compradores de autom¨®viles, ordenadores para los colegiales y beneficios fiscales para las peque?as empresas se sumaron a las anteriores partidas del Plan E ya adoptadas durante los meses anteriores. El presidente Zapatero se mostr¨® ayer m¨¢s precavido en lo que respecta a los plazos y los ritmos de la recuperaci¨®n econ¨®mica en Espa?a: sin duda, la experiencia de frustraciones previas le aconsej¨® balancear las esperanzas en los brotes verdes del mercado mundial con los temores a los rebotes del gato muerto de los que hablan tambi¨¦n los economistas.
Tambi¨¦n era f¨¢cil dar por descontado que Rajoy se cebar¨ªa no s¨®lo con las huellas dejadas por el optimismo antropol¨®gico de Zapatero en sus err¨®neos diagn¨®sticos sobre la duraci¨®n y la profundidad de la crisis econ¨®mica desde que comenzaron a advertirse los primeros s¨ªntomas en el verano de 2007 sino tambi¨¦n con las medidas electoralistas -como el premio a la natalidad y la devoluci¨®n de impuestos- adoptadas anteriormente por su Gobierno.
Es cierto que la sonrojante antolog¨ªa de jactancias superfluas y de imprudencias verbales lanzadas por el presidente del Gobierno desde hace a?o y medio se presta a bromas crueles y a exhortaciones a la humildad; y tambi¨¦n que Zapatero deber¨ªa reflexionar sobre las virtudes de la modestia y del reconocimiento de las propias limitaciones que le han abandonado desde su segunda victoria electoral. Pero el cachondeo fino empleado por Rajoy para criticar los viajes de ego del presidente del Gobierno resulta incompatible con su ofensiva e injustificada tendencia a llamarle mentiroso. Una de las dos cosas: o bien Zapatero se equivoca por ignorancia, o bien falta a la verdad con voluntad de enga?o.
En el mundo de la pol¨ªtica, las separaciones anal¨ªticas entre las previsiones de los acontecimientos -formuladas con una pretensi¨®n cient¨ªfica de rigor- y los deseos de que tales sucesos efectivamente tengan lugar -expresados desde un punto de vista moral- dejan de resultar te¨®ricamente claras y terminan siendo borradas cuando las pasiones partidistas, los intereses materiales y las ganas personales de tener raz¨®n entran en juego. Un pron¨®stico pesimista sobre la coyuntura econ¨®mica espa?ola no tendr¨ªa porqu¨¦ ir emparejada con sentimientos de alegr¨ªa como deseos cumplidos cuando se materialicen los vaticinios sobre el crecimiento del paro, la deuda p¨²blica, la morosidad bancaria, el d¨¦ficit presupuestario y los cierres patronales. En su r¨¦plica a Rajoy, el presidente Zapatero, adem¨¢s de reprocharle su "estilo falt¨®n y despreciativo" y de recordarle sus atroces injurias sobre la connivencia del Gobierno con ETA durante la anterior legislatura, le acus¨® tambi¨¦n de "servirse" y de "aprovecharse" de la crisis. Esa condenable confusi¨®n entre la realidad y el deseo del agravamiento de la recesi¨®n econ¨®mica pronosticada por el PP desde hace a?o y medio toma cuerpo en la afirmaci¨®n del inefable ex ministro Montoro seg¨²n la cual los cinco millones de parados "est¨¢n al alcance de la mano".
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