Un jurado en el purgatorio del cine de alto voltaje
La presidenta, Isabelle Huppert, evitar¨¢ toda "diplomacia"
En una reciente conversaci¨®n con este diario acerca de su libro Ciudadano Cannes, el sempiterno presidente del festival de Cannes, Gilles Jacob, equiparaba las deliberaciones del jurado de la Secci¨®n Oficial al purgatorio... y eso, porque le daba "un poco de pudor" compararlas directamente con el infierno. En cualquier caso, nada tienen que ver, se?alaba, con el para¨ªso. Todo eso, unido al rostro de piedra de la grand¨ªsima Isabelle Huppert, da una idea aproximada de las zapatiestas que se pueden montar estos d¨ªas en la Villa Domergue, la mansi¨®n de las colinas de Cannes que suele servir de refugio al jurado internacional.
La actriz francesa, ganadora dos veces del premio de interpretaci¨®n femenina en Cannes (Violette Nozi¨¨re, de Chabrol, en 1978, y La pianista, de Michael Haneke, en 2001) y presente hasta 17 veces en el festival, llevar¨¢ por fin las riendas del jurado. S¨®lo era cuesti¨®n de tiempo. Y piensa hacerlo con mano de hierro, ajena a cuestiones relacionadas con la diplomacia y con el criterio de calidad -sostiene- como ¨²nico principio. "La palabra 'diplomacia' no me inspira mucho, si le soy sincera, esto es un jurado, no el Ministerio de Asuntos Exteriores. Esto es un festival y puede haber conflicto entre nosotros, y situaciones de desacuerdo, pero es como los precipitados qu¨ªmicos: las cosas pasar¨¢n como tengan que pasar y eso provocar¨¢ reacciones", explic¨® ayer la actriz-fetiche de Claude Chabrol.
Hanif Kureishi, Robin Wright-Penn y Asia Argento, entre los miembros
"A nadie nos gustan los premios... menos cuando tocan", dice el autor brit¨¢nico
Las actrices Robin Wright-Penn (Estados Unidos), Asia Argento (Italia), Shu Qi (Taiwan) y Sharmila Tagore III (India); los directores y guionistas James Grey (Estados Unidos), Lee Chang-Dong (Corea del Sur) y Nuri Bilge Ceylan (Turqu¨ªa), y el escritor y guionista brit¨¢nico Hanif Kureishi completan el grupo de nueve jueces (se supone que) sin piedad. Los nueve que decidir¨¢n ad¨®nde viaja la codiciada Palma de Oro el pr¨®ximo d¨ªa 24 se mover¨¢n, seg¨²n su presidenta, "entre la emoci¨®n y la reflexi¨®n". "El cine no es s¨®lo emoci¨®n, tambi¨¦n hay que pararse a reflexionar, porque ya hemos demostrado algunas veces que pel¨ªculas enormemente interesantes no recib¨ªan en un primer momento el respaldo de la cr¨ªtica y el p¨²blico que merec¨ªan", advierte Huppert, que se aloja estos d¨ªas en una fara¨®nica suite del fara¨®nico Hotel Carlton, como manda la tradici¨®n trat¨¢ndose de la presidenta del jurado.
Su compa?era de jurado Robin Wright-Penn se muestra bastante esc¨¦ptica con el papel de juez: "La noci¨®n de 'juicio' tiene una connotaci¨®n negativa para m¨ª cuando se trata de ver el trabajo de artistas, que es de lo que se trata aqu¨ª". En el mismo sentido abunda James Gray. El director de la espl¨¦ndida La noche es nuestra dej¨® claro a qu¨¦ ha venido a Cannes: "Me horroriz¨® que me propusieran ser jurado en Cannes, porque odio juzgar a los dem¨¢s. Pero dije que s¨ª porque pod¨ªa ver 20 pel¨ªculas seguidas. La ¨²ltima vez que lo hice deb¨ªa de tener 19 a?os". El m¨¢s claro -y lleno de sorna- fue Hanif Kureishi: "Bah, a nadie nos gustan los premios... menos cuando son para nosotros".
Deber¨¢n hilar fino estos jueces a los que no les gusta la palabra juez para conceder sus recompensas. Tienen donde elegir entre una clientela de altos galones: Tarantino, Almod¨®var, Haneke, Lars Von Trier, Jane Campion, Ang Lee, Ken Loach, Alan Resnais... o la sorpresa de turno, claro est¨¢, tan habitual y tan tocanarices en citas de esta alcurnia. Como aquel a?o glorioso, en cuya recta final se esperaba a Pedro Almod¨®var, Atom Egoyan y David Lynch... hasta que surgi¨® de la nada, como un caballo por el que nadie hab¨ªa apostado, Rosetta, de los hermanos Dardenne. El jurado de Cannes y sus decisiones. El purgatorio, en fin...
Y mientras, la barah¨²nda de turisteo hortera y forrado, los productores con cara de Niarchos, los yates king size fondeados en la bah¨ªa, los taxistas que te timan en cuanto el gendarme se da la vuelta, la prostituci¨®n de lujo en las puertas del Carlton, el Majestic o el Martinez, las cervezas a 12 euros, el spleen de Cannes, un a?o m¨¢s, y van 62, en la Riviera francesa. Mucho que ver con la que cant¨® Scott Fitzgerald en Suave es la noche, no tiene, para qu¨¦ enga?arnos...
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