Herg¨¦ y Tint¨ªn, piezas de exposici¨®n
Tras trece a?os de trabajos, el dibujante belga contar¨¢ al fin con su museo
"A fuerza de creer en los sue?os, el hombre los convierte en realidad", afirm¨® una vez George R¨¦my, Herg¨¦. Algo as¨ª ha sucedido con su museo. Proyectado desde 1996 y anunciado ya el 10 de enero de 2001 (Tint¨ªn naci¨® tal d¨ªa como ¨¦se en 1929), se inaugurar¨¢ por fin el 2 de junio en la ciudad belga de Louvain-la-Neuve. Un total de 200.000 visitantes anuales, seg¨²n los c¨¢lculos, lo esperan.
Ingentes brigadas de operarios trabajan estos d¨ªas a destajo para tener a punto un museo que se intuye moderno, colorido y cargado de simbolismo. Complicado decir m¨¢s: la irritante rigidez con el que Fanny Rodwell (segunda esposa de Herg¨¦) y su marido Nick dirigen el patrimonio familiar ha blindado la mayor parte de la informaci¨®n sobre el museo.
El centro, de 3.800 metros cuadrados, ha costado 17 millones de euros
Lo que no puede ocultarse es la singular construcci¨®n. Obra del arquitecto franc¨¦s Christian de Portzamparc (premio Pritzker, 1994), el edificio en forma de prisma evoca vagamente a la H del apellido del dibujante. Sus dise?os de los a?os 20 han inspirado tambi¨¦n el logotipo. La blancura de la fachada refuerza la sensaci¨®n de ligereza del edificio que emerge atracado en una zona verde (los bosques de esta regi¨®n valona que Herg¨¦ pint¨® m¨¢s de una vez). Como una especie de isla que quedar¨¢ unida al resto de la ciudad por una pasarela.
Los inmensos ventanales laterales se asemejan a vi?etas. No hay l¨ªneas verticales dentro ni fuera. Cuatro paredes de vivos colores (amarillo, verde, salm¨®n y cuadros en blanco y negro) con motivos abstractos reciben al visitante como homenaje simb¨®lico de las aventuras vividas por Tint¨ªn.
Pasarelas ondulantes y techo parcialmente acristalado para absorber la escasa luz belga dan cierta sensaci¨®n de irrealidad a los visitantes, que empezar¨¢n el itinerario por las plantas superiores. "Es un centro dedicado a Herg¨¦, no a Tint¨ªn", aclara Laurent de Froberville, director de un recinto donde trabajar¨¢n 30 personas. Los ocho ¨¢mbitos en que se dividir¨¢n sus 3.800 metros cuadrados se podr¨¢n leer en tres niveles (de principiante a tintin¨®logo). Los dos primeros ahondar¨¢n en la vida de un amante de los gatos y de un hombre que empez¨® como dise?ador gr¨¢fico. Habr¨¢ una sala para sus personajes; otra para su pasi¨®n cin¨¦fila y period¨ªstica, alusiones a su visionaria vocaci¨®n cient¨ªfica y su b¨²squeda humanista... Todo sobre un artista que vende dos millones de ¨¢lbumes al a?o, seg¨²n la editorial Casterman.
Las tensiones existentes sobre ese formidable legado afloran "ahora que se acerca la pel¨ªcula de Steven Spielberg" sobre el personaje, apunta De Forberville. En juego est¨¢ que los herederos de Herg¨¦ se separen de la editorial que siempre public¨® a Tint¨ªn.
El museo es posible gracias a la constancia de Fanny Rodwell, que ha aportado los 17 millones de euros del presupuesto. Y sus paredes albergar¨¢n una ingente cantidad de material in¨¦dito cedido por la familia... fotograf¨ªas familiares, objetos (entre ellos, su primera mesa de dibujante) y 80 vi?etas y 800 bocetos originales. Fondos que rotar¨¢n cada cuatro meses.
?No habr¨¢, pues, censura sobre temas delicados como su labor en revistas colaboracionistas durante la guerra o su visi¨®n del colonialismo? "Eso no se ocultar¨¢, pero se pondr¨¢ en su contexto; un hombre que ha creado a Tint¨ªn, un ser tan bueno y perfecto, no puede ser malo", considera De Forberville.
El museo tendr¨¢ una macrotienda, que ayudar¨¢ a mantener la salud mercantil del mundo Tint¨ªn, algo alica¨ªdo desde finales de los a?os 70. ?No favorece el baj¨®n el secuestro de Tint¨ªn y Herg¨¦ por la rigidez de la gesti¨®n? "Los Rockwell han respetado la memoria de Herg¨¦, que no hubiera querido que se dilapidara su obra, como empezaba a ocurrir. Sin ese control, Spielberg nunca se hubiera fijado en Tint¨ªn".
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