"En Espa?a la gente cree que no puede cambiar nada"
Escrib¨ªa poes¨ªa y so?aba. Colaboraba en el negocio de su padre, cobrando facturas, y segu¨ªa so?ando. Y un d¨ªa decidi¨® pasar a la pr¨¢ctica. Para ¨¦l, al contrario de lo que les pasa a muchos, los sue?os no son algo imposible, sino realidades que est¨¢n aguardando a que nos atrevamos a ir a por ellas. Apoyado en la barra del restaurante, cocacola light en mano, Roberto Medina (R¨ªo de Janeiro, 1949) aparece relajado, muy relajado, tanto que nadie dir¨ªa que es el creador de uno de los mayores eventos musicales del mundo; el Rock in Rio, un proyecto nacido en Brasil, que ha cruzado el Atl¨¢ntico y que Medina quiere convertir en un acontecimiento planetario.
"Es incre¨ªble el poder que tiene la ilusi¨®n", asegura. M¨¢s tarde, sentado en un rinc¨®n del local, y despu¨¦s de posar durante media hora para las fotos, recuerda las dificultades de sus comienzos y c¨®mo le sirvieron para darse cuenta de que las cosas hay que intentarlas. "Ten¨ªa una agencia de publicidad y para ganar una campa?a de whisky se me ocurri¨® conseguir a David Niven como imagen". Medina no conoc¨ªa de nada al actor brit¨¢nico. ?l era un publicista brasile?o y el otro una estrella de Hollywood. Simplemente se fue a verlo... y lo consigui¨®. ?Y si Niven dijo s¨ª, por qu¨¦ no su gran ¨ªdolo, Frank Sinatra? Tambi¨¦n lo logr¨®. Y para entonces la palabra imposible ya estaba borrada de su diccionario.
Para el creador de Rock in Rio, la palabra "imposible" no existe
Ha elegido una ensalada caprese, pero separa el tomate de la mozzarella. La fusi¨®n la deja para la m¨²sica, su sue?o y su proyecto. "Rock in Rio no se trata s¨®lo de ir a un gran concierto. Se trata de que se re¨²nan personas y se conozcan, charlen y convivan. Por eso la organizaci¨®n no se limita a un escenario. Hay restaurantes, tiendas y hasta guarder¨ªa. Me han acusado de convertir los conciertos en un centro comercial... y es verdad. Hoy los grandes conciertos se han olvidado del p¨²blico". Eso y la m¨²sica, claro. "En una mezcla que genera una fusi¨®n de p¨²blicos". Y ataca el pollo al lim¨®n.
En las ocho ediciones del festival han actuado en este escenario (y en ocasiones convivido) desde Iron Maiden y Sepultura a James Taylor o George Michael, pasando por Queen o Prince. Las an¨¦cdotas son para todos los gustos. En casa de Medina todav¨ªa se utilizan parte de las 200 toallas blancas que exigi¨® Prince y de las que apenas utiliz¨® algunas. George Michael exigi¨® poco antes de su actuaci¨®n que un rabino supervisara la preparaci¨®n de 28 platos kosher. Medina, de ascendencia jud¨ªa, tard¨® apenas unos minutos en conseguirlo. "Los artistas ya no son tan caprichosos, pero es peor, porque ahora te pasas un a?o negociando con sus abogados". Rock in Rio tiene hasta un cham¨¢n encargado de controlar el tiempo. "El primer a?o llovi¨®. Le contrat¨¦ el segundo y no volvi¨® a llover. ?C¨®mo me contact¨®? Simplemente, me llam¨®".
Medina quiere tener la base de su sue?o en Europa. "Me gusta Espa?a, pero veo que la gente piensa que ya est¨¢ todo hecho y no puede cambiar nada". Y es en Madrid donde en unas semanas se celebrar¨¢ la novena edici¨®n de Rock in R¨ªo. Lisboa ser¨¢ la otra sede del festival. Ya con el caf¨¦ delante reconoce: "A veces comento con mi mujer que vamos a venderlo todo y nos vamos a ir a una playa a poner un chiringuito... haremos hamburguesas... ?y montar¨¦ un Rock in Rio en la playa!".
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