Uno m¨¢s uno: cero
Hace un siglo, el dibujante de El Sol, Luis Bagar¨ªa, imagin¨® un bestiario compuesto de pol¨ªticos, siendo cada uno de ellos representado por el animal que mejor se adecuaba a sus rasgos psicol¨®gicos. As¨ª, Antonio Maura era el pavo real; Romanones, la vulpeja, y La Cierva, una boa. En fecha reciente, un escritor sugiri¨® que Zapatero era un bulldog, por su firme obstinaci¨®n, y hab¨ªa mucho de acierto en tal calificaci¨®n, pero a la vista del conjunto de su trayectoria tal vez le conviniera m¨¢s el asignado a Romanones, s¨®lo que sin el matiz despreciativo y con may¨²scula.
Lo confirma su actuaci¨®n en el debate sobre el estado de la naci¨®n de esta semana. Los comentarios que desde todos los ¨¢ngulos han subrayado la habilidad del presidente, olvidan un detalle: Zapatero lo ha sustituido por el anuncio de una serie de medidas de reactivaci¨®n de la econom¨ªa, como si el balance de lo realizado por ¨¦l y su Gobierno careciese de la menor significaci¨®n. Con la misma frescura, ha saltado por encima de cualquier otro tema espinoso, por importante que fuera. Ni la atenci¨®n excepcional que merecen los cientos de miles de nuevos parados, ni la crisis judicial, ni los problemas que acompa?an a la adecuaci¨®n al espacio europeo en la ense?anza superior (Bolonia), ni la financiaci¨®n auton¨®mica, han merecido atenci¨®n alguna en su discurso. Y puestos a quitar escollos, la racionalizaci¨®n del aborto, tambi¨¦n fuera. Estrategia quiz¨¢s h¨¢bil, pero poco ajustada a los usos democr¨¢ticos.
Zapatero tiende a ser un 'progre'; adopta la m¨¢scara del progresismo sin asumir responsabilidades
Olvidemos la seguridad del gesto del orador y releamos las primeras p¨¢ginas de su discurso. De entrada, resulta que era precisa una modernizaci¨®n de "nuestro modelo productivo", ya que "nuestra econom¨ªa manten¨ªa una serie de debilidades que compromet¨ªan nuestra capacidad de crecimiento" (temporalidad del mercado de trabajo, dependencia energ¨¦tica, "peso extraordinario de la construcci¨®n residencial", l¨¦ase ladrillo). Pues bien, "el Gobierno decidi¨® abordarlas". ?C¨®mo? Con esfuerzo en educaci¨®n e investigaci¨®n, apoyo a energ¨ªa renovable y atenci¨®n a los excesos del ladrillo. Entonces "el sector comenz¨® a desacelerarse (sic)" y luego lleg¨® la crisis mundial a estropearlo todo. A pesar de lo cual, el Gobierno lo hizo tan bien, que "Espa?a fue convocada a las reuniones del G-20". Espont¨¢neamente, al parecer. Y, nuevo man¨¢ negativo, surgi¨® el desempleo millonario, causa de "frustraci¨®n de otros tantos ciudadanos" (y algo m¨¢s que frustraci¨®n, dir¨ªamos). ?nico error, minusvalorar el alcance de la crisis; compartido, eso s¨ª, por los dem¨¢s pa¨ªses. Y las primeras medidas surten efectos positivos.
Conviene reflexionar si esto tiene que ver con un an¨¢lisis riguroso de la vigente situaci¨®n de crisis, y con el balance de las tardanzas, los enga?os iniciales, y los posibles errores y aciertos de las medidas anticrisis hasta ahora adoptadas. Es deseable, obviamente, que las nuevas tengan ¨¦xito, aunque permanezca la dimensi¨®n enga?osa: los 2.000 euros para el nuevo autom¨®vil, que para el Gobierno son 500. El cauteloso apoyo a las pymes, la promesa de recortar el gasto p¨²blico en 1.000 millones, las ayudas a la formaci¨®n, el incentivo para la adquisici¨®n de viviendas a corto plazo, pueden incidir positivamente sobre un relanzamiento de los sectores concernidos. La estupenda revisi¨®n de las mismas a vuelapluma por Miguel Jim¨¦nez en la edici¨®n digital de este diario hac¨ªa posible una valoraci¨®n de su alcance. Lo que en modo alguno representan es un "cambio" en la pol¨ªtica econ¨®mica. Esto era imposible de entrada, ya que en el discurso faltaba una valoraci¨®n de conjunto previa y las cuestiones inc¨®modas fueron suprimidas.
Zapatero tiende a ser un progre, es decir, alguien que adopta la m¨¢scara del progresismo sin asumir sus responsabilidades. Por eso estima injusto entrar en el tema del mercado de trabajo (o de las pensiones), esquiva la cuesti¨®n crucial de c¨®mo atender a la masa de nuevos parados y habla de problema energ¨¦tico sin siquiera admitir a examen el recurso a la energ¨ªa nuclear.
A la vista del debate, y aqu¨ª s¨ª hay coincidencia, Zapatero puede seguir sin problemas mayores mientras frente a ¨¦l se encuentre Rajoy, quien no s¨®lo da siempre la impresi¨®n de tener escrito su respuesta antes de que Zapatero pronuncie su discurso, sino que se limita a constatar la cat¨¢strofe, como si el tono apocal¨ªptico sirviera de algo, a exhibir mal humor (el intolerable "ustedes no saben leer") y mostrar el vac¨ªo absoluto en cuanto a una pol¨ªtica alternativa (el cuadernito en el pecho). No ha escuchado a Basagoiti y as¨ª nunca podr¨¢ ganar unas elecciones de verdad, aunque ahora sobreviva con las europeas.
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