El crimen que hace temblar a un pa¨ªs
El asesinato del abogado Rosenberg amenaza con provocar una crisis institucional en Guatemala
Dura apenas 18 minutos, pero ese v¨ªdeo sobrecogedor ha generado la peor crisis pol¨ªtica de la democracia guatemalteca. Sus ecos resuenan por todo el planeta. "Buenas tardes, me llamo Rodrigo Rosenberg Marzano, y lamentablemente, si usted est¨¢ viendo u oyendo este mensaje, es porque fui asesinado". Y s¨ª, cuando el mundo vio la grabaci¨®n, el lunes pasado, ese hombre moreno y encorbatado era un cad¨¢ver con tres balazos, uno de ellos en su frente despejada. Lo hab¨ªan matado la v¨ªspera, mientras paseaba en bicicleta, convencido de que era in¨²til pretender escapar al destino. Un destino, augur¨®, que hab¨ªa sido sentenciado por el presidente de la Rep¨²blica, ?lvaro Colom, y su c¨ªrculo m¨¢s cercano.
"Es la palabra de un fallecido contra la m¨ªa", ha dicho la primera dama
Quienes lo conoc¨ªan dicen que Rosenberg hab¨ªa sido siempre algo fatalista, un rasgo que desentonaba en ese catedr¨¢tico de 47 a?os, brillante y vital, graduado en Cambridge y Harvard y con una fama inmejorable. A Rosenberg le desesperaba ver a Guatemala secuestrada por el crimen organizado y la corrupci¨®n. Luchaba por adecentar el pa¨ªs que iban a heredar sus cuatro hijos.
Su vida dio un vuelco el 14 de abril, cuando cuatro sujetos acribillaron a Khalil Musa, un empresario del sector textil, y a su hija, Marjorie. Los Musa eran clientes suyos. Y nadie en su entorno oculta que Rodrigo, divorciado dos veces, estaba enamorado de Marjorie. Rosenberg se lanz¨® a investigar. Se negaba a que sus amigos fueran "una estad¨ªstica m¨¢s" en ese 98% de asesinatos impunes.
"Estaba convencido de que lo iban a matar". El periodista Mario David Garc¨ªa, presentador del programa Hablando Claro, de Emisoras Unidas, recibi¨® la visita de Rosenberg el mi¨¦rcoles 6 de mayo. "Me entreg¨® un documento para que lo difundiera si algo le pasaba. Le dije que no ten¨ªa sentido que yo lo leyera. Entonces propuso que lo grab¨¢ramos, en audio y en v¨ªdeo. Volvi¨® al d¨ªa siguiente, a las 17.30. Mont¨¦ mi c¨¢mara casera en un tr¨ªpode, y Rodrigo me ayud¨® a poner como fondo un viejo cobertor azul que uso para proteger la fotocopiadora. Yo pens¨¦ que iba a leer el texto, pero lo deja de lado y empieza a hablar como se ve: no hay un solo corte. Es mente y coraz¨®n en acci¨®n".
En esa grabaci¨®n estremecedora, Rosenberg explica que la ra¨ªz del triple asesinato (el de los Musa y el suyo propio) est¨¢ en una trama de corrupci¨®n en Banrural, entidad mixta que maneja cuantiosos recursos del Estado. El presidente Colom y su secretario privado, Gustavo Alejos, hab¨ªan invocado el "buen nombre" de Musa para pedirle que se incorporase sin sueldo a la junta directiva de Banrural, y el empresario hab¨ªa aceptado sin imaginar que estaba siendo utilizado en una pugna entre dos bandos que utilizaban el banco para "sus negocios ilegales", entre otros la financiaci¨®n de "los proyectos fantasma de la se?ora del presidente y el lavado de dinero del narcotr¨¢fico de Gregorio Valdez [constructor, financiador de Colom y uno de los grandes contratistas del Estado]". Seg¨²n Rosenberg, Valdez y Alejos hab¨ªan amenazado con "cerrarle la boca". Dice tener pruebas, pero no se f¨ªa, como nadie en Guatemala, de un sistema judicial calamitoso.
Garc¨ªa hizo una copia del DVD y le dio el original al abogado. "Le inst¨¦ a que cambiara de estrategia, que acudiera a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, y aireara el caso para protegerse. Quedamos para el lunes a mediod¨ªa. Le dije que trajera pruebas documentales, porque sus acusaciones eran muy fuertes. El domingo me despert¨¦ con la noticia de su asesinato. Y yo ten¨ªa una brasa en las manos".
El lunes, tras una reuni¨®n de urgencia, Emisoras Unidas y los tres principales diarios deciden difundir conjuntamente el v¨ªdeo. En el funeral, el empresario Luis Mendiz¨¢bal, amigo de Rosenberg, reparte copias del DVD que le hab¨ªa entregado el abogado. El pa¨ªs se paraliza. Los servidores de Internet se colapsan. M¨¢s all¨¢ de las acusaciones, el v¨ªdeo de Rosenberg es un llamamiento conmovedor a la movilizaci¨®n ciudadana. "No tengo complejo de h¨¦roe ni deseo de morir. Pero no podemos seguir igual, viendo c¨®mo est¨¢n acabando con Guatemala los narcotraficantes, los asesinos y los ladrones".
Acorralado, el socialdem¨®crata Colom ha tachado el v¨ªdeo de montaje y ha se?alado a Mario David Garc¨ªa, que fue relacionado con una intentona golpista en los ochenta, y a Mendiz¨¢bal, asesor en temas de seguridad de varios Gobiernos. La lista de "conspiradores" incluye desde el opositor Partido Patriota hasta narcotraficantes y militares de la vieja guardia.
Lejos de funcionarle, esta estrategia ha tenido un efecto bumer¨¢n. Los intentos de desviar el tiro y cuestionar a la propia v¨ªctima han indignado a una opini¨®n p¨²blica saturada de corrupci¨®n y violencia. La presi¨®n para que el presidente dimita amenaza con generar una crisis institucional. "Para salir limpio de la crisis, Colom debe dejar de respaldarse tras el fantasma de un plan maquiav¨¦lico desestabilizador con el que ya aburre", se?alaba el escritor M¨¦ndez Vides en El Peri¨®dico. "El Gobierno tiene que admitir que algo malo ocurre en casa y estar dispuesto a levantar muebles y alfombras hasta dar con quienes ordenaron el crimen".
Tampoco ha ayudado la airada salida de la primera dama: "Es la palabra de un fallecido contra la m¨ªa", ha dicho Sandra Torres, una mujer impositiva a la que sus detractores consideran el poder detr¨¢s del trono. Torres ha concentrado en sus manos los programas de ayudas sociales del Gobierno, que maneja, dice la oposici¨®n, con gran opacidad. "Reparte a troche y moche, en plan Evita, porque quiere suceder al marido en la presidencia", comenta una analista que pide el anonimato. "Una reedici¨®n de los Kirchner".
La fiscal¨ªa y la comisi¨®n designada por la ONU para apoyar a Guatemala en la lucha contra la impunidad (Cicig) no desechan ninguna hip¨®tesis: desde el entorno de Rosenberg hasta el equipo de Colom, o que un tercero conociera la existencia del v¨ªdeo y aprovechara para matar al abogado y dar un golpe contundente al Gobierno, como ha ocurrido en otros cr¨ªmenes de alto impacto en los ¨²ltimos a?os. La presencia de la Cicig es la ¨²ltima esperanza de que, esta vez s¨ª, se d¨¦ con los asesinos. Mientras, Rosenberg se ha convertido ya en un h¨¦roe para millones de conciudadanos.
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