Federer ha vuelto

Cay¨® un gigante y su ca¨ªda retumb¨® como un trueno. Roger Federer gan¨® por 6-4 y 6-4 a Rafael Nadal -el tit¨¢n de las 33 victorias seguidas sobre tierra batida, ¨¦se que s¨®lo ha perdido cinco encuentros en la arcilla en toda su vida- y conquist¨® as¨ª el Abierto de Madrid, su primer t¨ªtulo de la categor¨ªa masters en casi dos a?os. Hay derrotas intrascendentes y derrotas que marcan. Para Nadal, la de ayer pertenece a las segundas. Roland Garros, el templo en el que el espa?ol gobierna desde hace cuatro a?os, arranca el pr¨®ximo fin de semana. En Par¨ªs no se jugar¨¢ en altura, no volar¨¢ la pelota como una loca bala perdida y Nadal no sentir¨¢ que est¨¢ en una pista r¨¢pida. El cambio de condiciones, sin embargo, no puede ocultar la transformaci¨®n del escenario: Federer, que hab¨ªa perdido sus ¨²ltimos seis partidos contra Nadal, al que s¨®lo hab¨ªa ganado en tierra en Hamburgo 2007, que no hab¨ªa ganado un solo t¨ªtulo todav¨ªa este a?o, va a Par¨ªs a la caza del ¨²nico grande que falta en un historial legendario.

El 'n¨²mero dos' s¨®lo hab¨ªa ganado al espa?ol sobre arcilla en Hamburgo 2007

"No pongo excusas", reflexion¨® Nadal sobre c¨®mo le hab¨ªan afectado las cuatro horas y tres minutos de su partido de semifinales ante Djokovic, el m¨¢s largo a tres sets desde 1968, cuando arranc¨® la era abierta. "Decir ahora que he llegado m¨¢s cansado, que es una putada..., s¨ª, es evidente. El que no lo quiera ver est¨¢ ciego. Me he notado un poco vac¨ªo, aplatanado. Pero si ¨¦l jug¨® hora y media en semifinales es porque jug¨® mejor que yo", continu¨® el n¨²mero uno. "Hay poco que analizar. Me ha hecho break y break y me he ido a casa. Contra Federer, o est¨¢s al ciento por ciento o es casi imposible. La pista estaba muy r¨¢pida. Le he dado alguna facilidad y ¨¦l las ha aprovechado bien. Era realmente complicado pararle por la pista, por lo bueno que es y porque me faltaba esa mil¨¦sima de segundo que en cualquier deporte hace que puedas o no ganar. Mereci¨® ganar mucho m¨¢s que yo".

Un cartel recibi¨® al espa?ol: "En tierra batida, Nadal el homicida". Presagiaba la grada un partido grande, a la altura de los ¨²ltimos enfrentamientos entre los dos mejores tenistas del mundo. Se encontr¨® justo con lo contrario. Con la bola volando alocadamente por la pista, son las cosas de la altura. Federer firm¨® un encuentro correcto, defendiendo su d¨¦bil rev¨¦s con el veneno de sus derechas invertidas. Nadal, serio desde el fondo, dominante al inicio del duelo, perdi¨® todos los puntos importantes, incluidos dos de break que le devolv¨ªan al encuentro cuando Federer sacaba por el triunfo.

Por una vez, el espa?ol gestion¨® mal los momentos decisivos. En la primera manga tuvo dos oportunidades de rotura antes de que el n¨²mero dos le quebrara su servicio. Y luego, lento, siempre llegando tarde por un segundo, fue enred¨¢ndose en el partido, como si a¨²n siguiera pagando las consecuencias de la semifinal que le enfrent¨® a Novak Djokovic en la v¨ªspera. Sus razones ten¨ªa: acab¨® con el cu¨¢driceps derecho vendado y una rodilla dolorida. Durmi¨® m¨¢s bien poco. A las dos de la ma?ana, Rafael Maymo, su fisioterapeuta, a¨²n segu¨ªa con su trabajo de puesta a punto.

?Cambia algo con vistas a Roland Garros? "Lo dir¨¦ en tres semanas", contest¨® Nadal; "adivino no soy. Pero, para m¨ª, este torneo no tiene nada que ver con el de Par¨ªs. Es pr¨¢cticamente otra superficie". La final de Madrid deja todas las opciones abiertas. En Par¨ªs, con Roland Garros en juego, Nadal seguir¨¢ teniendo el margen de los cinco sets, un himalaya para cualquiera cuando ¨¦l es quien est¨¢ enfrente. Las condiciones del torneo se adaptan a las mil maravillas a su juego. Federer, sin embargo, ya tiene razones para creer. Hab¨ªa perdido algo de fe, dijo. Desde ayer, el peligro vuelve a tener nombre suizo.