Las descargas, al banquillo
El juicio contra Soto se convierte en un proceso general sobre el P2P
Pablo Soto fue s¨®lo protagonista en el vest¨ªbulo y ante los periodistas. En la vista oral del juicio que comenz¨® ayer contra este joven desarrollador de programas P2P de intercambio de archivos no abri¨® la boca porque ninguna de las partes reclam¨® su testimonio. Y es que tanto la acusaci¨®n -la industria discogr¨¢fica- como la defensa han convertido el juicio contra el creador de Blubster, Manolito y Piolet, en un proceso general sobre las descargas de Internet.
"No soy el cabeza de turco de nada pero tampoco me siento el h¨¦roe de las descargas ilegales", dijo Soto, a preguntas de los periodistas, que atestaban la sala del juzgado de lo mercantil n¨²mero 4 de Madrid. El argumento de Soto, como el de sus defensores, es que simplemente ha desarrollado una herramienta de software, y no es responsable del uso que le den luego los usuarios, "porque la tecnolog¨ªa es neutral".
Del otro lado, el presidente de Promusicae, Antonio Guisasola, que representa a la industria discogr¨¢fica, neg¨® la mayor: no se trata de inocentes programas, sino que est¨¢n dise?ados para bajarse canciones de repertorios protegidos, con "evidente ¨¢nimo de lucro". Para compensar esas p¨¦rdidas, las discogr¨¢ficas piden una indemnizaci¨®n de 13 millones de euros, calculando que cada uno de los 25 millones de usuarios se descarg¨® al menos una canci¨®n.
Ya en la vista, la acusaci¨®n -Promusicae, Sony, Emi, Warner y Universal- se esforz¨® por demostrar que Soto se lucr¨® tanto por la inclusi¨®n de publicidad en las versiones gratuitas como por el cobro de la de pago (19,95 d¨®lares, 14,66 euros) de sus programas que ten¨ªan como ¨²nico reclamo publicitario el de las descargas musicales gratuitas, para las que en ning¨²n momento solicit¨® permiso.
La defensa reproch¨® a las discogr¨¢ficas que no faciliten una base de datos fiable que permita conocer a los usuarios de programas P2P qu¨¦ archivos est¨¢n sujetos a derechos, y que no utilicen los sistemas de protecci¨®n anticopia que existen en el mercado.
Los abogados de Soto inquirieron sin ¨¦xito a cada una de las firmas discogr¨¢ficas por el precio que cobran cuando comercializan canciones en Internet, cuesti¨®n que el juez consider¨® "impertinente". El perito de la defensa aport¨® la prueba de que, seg¨²n una muestra, el 34% de los archivos descargados por los programas de Soto estaban sujetos a copyleft, que permite la libre distribuci¨®n bajo unas determinadas circunstancias.
La vista se reanudar¨¢ ma?ana, pero el fallo no se espera hasta dentro de unos meses.
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