El periodismo de chequera tienta
El pago por exclusivas como los gastos de los diputados brit¨¢nicos tiene riesgos - Las fuentes pueden inflar e inventar - ?Est¨¢ justificado?
El esc¨¢ndalo de los gastos de los diputados de Westminster ha abierto un debate casi tan viejo como la prensa: las bondades y maldades del periodismo de chequera, de gran tradici¨®n en el Reino Unido. Comprar informaci¨®n es algo que los tabloides brit¨¢nicos hacen constantemente y que la llamada prensa de calidad hace cuando le conviene. En Espa?a es pr¨¢ctica habitual que la prensa del coraz¨®n o los programas de cotilleo de las televisiones se rasquen el bolsillo para hacerse con exclusivas. En la mayor¨ªa de las ocasiones, lo que se compra son inocentes bautizos o tormentosos divorcios. En los medios generalistas no son comunes tales t¨¦cnicas. Al menos, lo que no es com¨²n es que las confiesen.
Se estima que el 'Telegraph' dio unos 340.000 euros por el disco con los datos
Scotland Yard renuncia a investigar el origen de la filtraci¨®n
Los medios recurren al "inter¨¦s general" para justificar esta tipo de compra
En Espa?a, las pujas llegan de la prensa del coraz¨®n y de las televisiones
El diario brit¨¢nico The Daily Telegraph tampoco ha confesado, pero se ha apuntado un gran ¨¦xito al publicar el detalle de los gastos de los diputados, que tienen derecho a pasar al Estado buena parte de los ocasionados por mantener una segunda residencia para cumplir con su obligaci¨®n de vivir a caballo entre Londres y su circunscripci¨®n electoral para asistir a las sesiones del Parlamento y atender a los ciudadanos a los que representan.
El Telegraph, un diario conservador y en aparente decadencia, se ha convertido en el protagonista arrastrando a la ruina pol¨ªtica a un pu?ado de pol¨ªticos, encabezados por Michael Martin, el speaker o presidente de la C¨¢mara de los Comunes. La decisi¨®n del Telegraph ha sido controvertida no s¨®lo por sus efectos pol¨ªticos o sus beneficios econ¨®micos, sino porque existe la sospecha generalizada, por no decir la certeza, de que ha pagado para obtener los disquetes inform¨¢ticos con toda la informaci¨®n de los gastos de los diputados desde hace cinco a?os. Y no s¨®lo eso. Existe la casi total seguridad de que esa informaci¨®n hab¨ªa sido robada por un funcionario del Parlamento, por lo que el diario habr¨ªa incurrido en un delito al comprar material a sabiendas de que procede de un robo.
El peri¨®dico parece haber calculado de antemano los riesgos y ha defendido su actuaci¨®n en nombre del "inter¨¦s p¨²blico". Aunque el Parlamento se dispon¨ªa a publicar en julio el detalle de los gastos, los diputados hab¨ªan acordado que se ocultara el detalle de sus direcciones por razones de seguridad. El Telegraph, sin embargo, ha tenido acceso a esas direcciones, lo que le ha permitido airear uno de los puntos m¨¢s escandalosos del comportamiento abusivo de los diputados: los constantes cambios en la designaci¨®n de su segundo domicilio para as¨ª poder maximizar las ayudas p¨²blicas. Se trataba de amueblar, o redecorar, o acabar de pagar un inmueble y luego designar otro como segunda residencia, con lo que el diputado pod¨ªa volver a redecorar, amueblar o seguir desgrav¨¢ndose intereses hipotecarios.
Scotland Yard ha acabado dando la raz¨®n a los estrategas del Telegraph al renunciar a investigar la procedencia de la informaci¨®n a pesar de que reconoce que ¨¦sta parece ser consecuencia de la "violaci¨®n de la obligaci¨®n p¨²blica". La polic¨ªa ha llegado a la conclusi¨®n de que la apelaci¨®n del diario al "inter¨¦s p¨²blico" de la informaci¨®n es tan claro que dif¨ªcilmente obtendr¨ªa una condena en los tribunales.
"En principio, no se puede aceptar que la informaci¨®n se compre, pero tampoco ¨¦sta puede ser una regla que bloquee informaciones de alto inter¨¦s p¨²blico, y los gastos de los parlamentarios brit¨¢nicos lo son", dice el secretario general adjunto de la Federaci¨®n Internacional de Periodistas (FIP), Paco Audije. En caso de duda, sugiere acudir al c¨®digo ¨¦tico de la FIP, seg¨²n el cual, en el ejercicio de sus obligaciones, el periodista defender¨¢ el principio de recogida de la informaci¨®n de manera honrada. Sin a?adidos.
Pagar para proteger a una fuente en peligro es una de las pocas excepciones que el directivo de la FIP admite a la hora de poner precio a una informaci¨®n. En los dem¨¢s casos, asegura, es un claro acto de corrupci¨®n. En cuanto al Telegraph, hay muchas especulaciones, algunas dudas y pocas certezas. "Nadie confirma que se haya pagado. Podemos sospechar que ha habido un acto sucio o corrupto para obtener esa informaci¨®n, pero no existe ninguna constancia. Por tanto, el incumplimiento del c¨®digo ¨¦tico no est¨¢ acreditado. Los propios parlamentarios hab¨ªan bloqueado proporcionar esa informaci¨®n", a?ade Audije.
Antes que el Telegraph, otros diarios pudieron haberse apuntado el tanto. Seg¨²n varios medios brit¨¢nicos, The Times recibi¨® en marzo una oferta de un intermediario, pero no quiso pagar los 340.000 euros que le ped¨ªan por el disco duro con los dos millones de recibos de los parlamentarios. El intermediario se dirigi¨® luego a The Sun, que no quer¨ªa pagar m¨¢s de 23.000 euros por una parte de los datos. Se estima que el Telegraph ha acabado pagando entre 80.000 y 340.000 euros, probablemente mucho m¨¢s cerca de la parte baja de la horquilla. Los expertos creen que si los poseedores de la informaci¨®n hubieran conocido mejor el mundillo de la prensa londinense se habr¨ªan dirigido a The Daily Mail, un diario profundamente conservador, a medio camino entre el periodismo tabloide y el de calidad y con muy pocos escr¨²pulos, si es que tiene alguno.
M¨¢s all¨¢ del debate sobre si es l¨ªcito que los medios compren informaciones, el Telegraph pag¨® menos de lo que desembols¨® Telecinco por una serie de entrevistas al ex alcalde de Marbella Juli¨¢n Mu?oz. La cadena pag¨® alrededor de 350.000 euros por unas emisiones que pasaron sin pena ni gloria. No provocaron precisamente un gran tir¨®n entre la audiencia. Lo contrario de lo que le ha ocurrido al Telegraph, que ha logrado aumentar su circulaci¨®n en casi 55.000 ejemplares diarios.
?Es l¨ªcito lo que ha hecho el Telegraph, al margen del resultado de su campa?a? En su trabajo Groping for ethics in journalism (Tanteando la ¨¦tica del periodismo), el profesor Ron F. Smith, de la Universidad de Florida Central, expone cuatro razones en contra del periodismo de chequera. Primero, porque alguna gente est¨¢ dispuesta a exagerar o mentir si le pagan por ello. Segundo, porque la gente puede ocultar informaci¨®n a menos que le paguen. Pone como ejemplo al funcionario que se ofreci¨® de intermediario entre la prensa y una banda de g¨¢nsteres de Los ?ngeles para que hablaran a cambio de dinero. "El dinero no es para pagar las entrevistas, sino para mostrar respeto a los miembros de la banda", dec¨ªa el funcionario. Tercero, porque es un potencial para reducir la calidad del trabajo period¨ªstico. Por ejemplo, es dif¨ªcil que un reportero plantee preguntas delicadas si el medio ha pagado por una entrevista. Y cuarto, es financieramente peligroso, porque puede provocar una espiral de gastos en los medios que compiten por las exclusivas.
El periodismo de chequera se mueve en EE UU con m¨¢s mala conciencia que en el Reino Unido, y los medios prefieren ocultarlo. Smith explica que tanto la CBS como la CNN mostraron un v¨ªdeo en el que militantes de Al Qaeda envenenan a un perro con gas para hacer una prueba. La CNN primero neg¨® que hubiera pagado y luego reconoci¨® que hab¨ªa abonado el equivalente a 22.000 euros. La CBS dijo que hab¨ªa pagado "una cantidad m¨ªnima".
Otro caso citado por el profesor norteamericano es una entrevista de la cadena ABC a Tom Burrell, el controvertido mayordomo de la desaparecida princesa Diana. La cadena pag¨® 220.000 d¨®lares por los derechos del v¨ªdeo-diario del mayordomo, pero un portavoz de la cadena asegur¨®: "No pagamos por entrevistas".
Los medios brit¨¢nicos nunca facilitan cifras, pero tienen menos pudor en el manejo del dinero a cambio de informaci¨®n en un mercado en el que la competencia es absolutamente feroz. Max Clifford es un experto. Es el hombre que estaba detr¨¢s de la venta de la exclusiva de la reciente muerte de Jade Goody, enferma de c¨¢ncer. Tambi¨¦n estaba detr¨¢s de una de las historias m¨¢s lucrativas que se conocen: News of the World y Sky pagaron 800.000 euros a la ni?era Rebecca Loos en 2004 por explicar los detalles de sus noches de sexo con David Beckham cuando el futbolista viv¨ªa en Madrid y su esposa, Victoria, prefer¨ªa seguir en Manchester.
El papel de News of the World lo juegan en Espa?a las revistas llamadas del coraz¨®n y, sobre todo, los programas rosa de las televisiones. Audije tiene claro que son medios inmersos en la informaci¨®n basura los que ponen en circulaci¨®n los cheques. "En Espa?a, los medios que tienden a pagar por algunas informaciones no son precisamente relevantes. Y adem¨¢s, la informaci¨®n que sirven carece de inter¨¦s p¨²blico".
El periodismo de chequera tiene un aspecto especialmente controvertido: su capacidad para interferir en la Administraci¨®n de justicia. Uno de los casos m¨¢s c¨¦lebres se remonta a 1979, cuando el hasta poco antes l¨ªder del Partido Liberal, Jeremy Thorpe, fue absuelto de la acusaci¨®n de haber conspirado para asesinar a su antiguo amante, el modelo Norman Scott. Uno de los factores que facilitaron su absoluci¨®n fue que uno de los testigos de cargo hab¨ªa vendido la historia a un tabloide con la promesa de que el pago se doblar¨ªa si Thorpe era condenado.
En enero de 2002, una maestra de escuela de 26 a?os, Amy Gehring, fue absuelta de la acusaci¨®n de haber tenido relaciones sexuales con varios alumnos de 14 y 15 a?os cuando se supo que ¨¦stos hab¨ªan cobrado por sus declaraciones a los tabloides contando su versi¨®n de los hechos. Tras ese caso, la Comisi¨®n de Quejas de la Prensa (PCC en sus siglas en ingl¨¦s) introdujo en el c¨®digo ¨¦tico con el que se autorregula la prensa brit¨¢nica un apartado que especifica que los medios no ofrecer¨¢n dinero a los testigos -o probables testigos- de un caso judicial, salvo que puedan demostrar que la publicaci¨®n de esa informaci¨®n es de inter¨¦s p¨²blico.
Otra cosa que no siempre est¨¢ regulada es lo que se conoce como la protecci¨®n de los chivatos, es decir de funcionarios o altos cargos de la Administraci¨®n que tienen conocimiento de la comisi¨®n de un delito y transmiten esa informaci¨®n a la prensa. ?Pueden denunciar la existencia de pr¨¢cticas corruptas o que rozan la ilegalidad sin miedo a represalias? La abogada Eva Moraga, experta en transparencia informativa y firme defensora del libre acceso a los documentos oficiales, realiz¨® un informe para el Consejo de Europa en el que se recog¨ªan los distintos modelos de regulaci¨®n. Espa?a quedaba fuera, por eso lamenta que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n no tenga arbitrados sistemas para proteger a los funcionarios. "Aun conociendo lo que est¨¢ pasando, los funcionarios espa?oles no suelen sacar a la luz los datos por las consecuencias que les puedan acarrear".
Los funcionarios han de andarse con ojo antes de hablar con un periodista porque, en opini¨®n de Borja Adsuara, profesor de Derecho a la Informaci¨®n, "tienen el deber de custodia" de los documentos p¨²blicos. "El periodista est¨¢ obligado a informar, incluso pagando a quien le proporciona determinados datos. La conducta inmoral o delictiva no es del periodista, sino del que filtra esos datos. La polic¨ªa no debe perseguir al periodista, sino al funcionario que los ha filtrado". Adsuara recuerda que cualquier reportero est¨¢ protegido por el secreto profesional, pero "romper el secreto de un sumario, por ejemplo, es una cosa muy grave".
Moraga no est¨¢ de acuerdo con pagar exclusivas -"Siempre va a pasar", dice resignada-, y entronca este fen¨®meno con "la ¨¦tica period¨ªstica". En la misma l¨ªnea, Audije afirma que "el periodismo con may¨²sculas es un compromiso ¨¦tico". Algo especialmente necesario en tiempos de crisis, en los que "hay que ser mucho m¨¢s cuidadoso a la hora de utilizar determinados m¨¦todos". Esta precauci¨®n va acompa?ada de una alerta: "Se est¨¢ confundiendo la velocidad, la transmisi¨®n inmediata de las noticias, con el buen periodismo. La preocupaci¨®n de los periodistas debe ser que las noticias sean correctas y se atengan a la verdad y que se olviden de ser los primeros. Las nuevas tecnolog¨ªas facilitan la idea de la rapidez, aunque se lance una noticia sin comprobarla. Hay que combatir esta tendencia porque, por ese camino, el periodismo va hacia el suicidio".
Es dif¨ªcil saber si en Espa?a medios de comunicaci¨®n de los llamados serios compran documentos o dossiers. Adsuara no duda de que ocurre, aunque se pregunta si no es m¨¢s inmoral que se pague para que no se publique una informaci¨®n.
CASOS SONADOS
Inventar historias
- Alguna gente est¨¢ dispuesta a exagerar o mentir si le pagan por ello. Ron F. Smith, autor del libro Tanteando la ¨¦tica del periodismo, pone como ejemplo un cap¨ªtulo que a punto estuvo de acabar en 1992 con la campa?a presidencial estadounidense del entonces gobernador de Arkansas Bill Clinton. Despu¨¦s de que el tabloide Star pagara 150.000 d¨®lares a la cantante Jennifer Flowers por explicar un affair con ¨¦l, varias mujeres se ofrecieron a un reportero de The Washington Times para inventar historias sobre Bill Clinton si les pagaban bien.
Malas artes
- Algunos casos son legendarios, como el que provoc¨® en 1992 la ca¨ªda del ministro conservador David Mellor en plena campa?a de retorno a los viejos valores morales impulsada por el primer ministro de la ¨¦poca, John Major. El publicista Max Clifford consigui¨® que el tabloide The People pagara 35.000 euros para convencer a Antonia de Sancha, actriz en paro y amante de Mellor, para instalar c¨¢maras ocultas en el nido de amor de la pareja. El ministro conservador se vio obligado a dimitir tras el esc¨¢ndalo.
El embargo
- Telecinco pact¨® una serie de entrevistas con el ex alcalde de Marbella Juli¨¢n Mu?oz, para su difusi¨®n en noviembre del a?o pasado, poco despu¨¦s de que saliera de la c¨¢rcel al obtener el tercer grado penitenciario. La cadena privada compr¨® la comparecencia televisiva de Mu?oz, un cl¨¢sico de las revistas del coraz¨®n, por alrededor de 350.000 euros, pero el juez instructor del caso Malaya decret¨® el embargo de las cantidades que percibir¨ªa el ex alcalde y orden¨® ingresarlas en una cuenta bancaria de los juzgados de Marbella.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.