Uribe dice que una tercera reelecci¨®n es "inconveniente"

El presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, ha decidido expresar en voz alta las dudas que le asaltan sobre su propia reelecci¨®n. Y lo ha hecho en un escenario no apto para las improvisaciones: un foro empresarial organizado en la tarde del jueves en Bogot¨¢ por la prestigiosa revista brit¨¢nica The Economist. Hasta ahora, el presidente colombiano sol¨ªa responder con un seco "otra pregunta" a los periodistas que se interesaban por conocer sus intenciones de presentarse o no a los comicios de 2010. Quien le pregunt¨® el jueves fue el venezolano Gustavo Cisneros, uno de los empresarios de m¨¢s peso en Latinoam¨¦rica. Y obtuvo una respuesta muy distinta: "Lo veo inconveniente por perpetuar al presidente, porque el pa¨ªs tiene muchos buenos l¨ªderes", dijo Uribe. "Y en lo personal, porque no quisiera la amargura de que las nuevas generaciones me vieran como alguien apegado al poder".

El mandatario confiesa que est¨¢ en una "encrucijada del alma"

La candidatura de Santos garantiza la continuidad de la pol¨ªtica de seguridad

La declaraci¨®n se produjo dos d¨ªas despu¨¦s de que el Senado colombiano aprobara un proyecto de refer¨¦ndum para reformar la Constituci¨®n y abrir la v¨ªa a un tercer mandato. Y dos d¨ªas antes de que su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, deje el cargo para presentarse a las elecciones siempre y cuando Uribe se retire.

Ante el revuelo suscitado por estas palabras, el entorno presidencial se ha apresurado a se?alar que el presidente no ha tomado todav¨ªa ninguna decisi¨®n. "No debe interpretarse como una negativa tajante", dec¨ªa uno de sus m¨¢s cercanos asesores, Jos¨¦ Obdulio Gaviria.

Uribe se encuentra en lo que ¨¦l define como "una encrucijada del alma". Por un lado, quiere garantizar la continuidad de una gesti¨®n que en apenas siete a?os ha sacado a Colombia del pozo de violencia y bancarrota para convertirla en uno de los principales destinos de la inversi¨®n extranjera en el continente. Por otro, es consciente de que aspirar a un tercer mandato consecutivo puede da?ar su imagen y la del pa¨ªs, aunque cuente con el respaldo mayoritario de los colombianos: un 59,1 % votar¨ªa por Uribe en 2010, seg¨²n una encuesta difundida por la emisora bogotana RCN.

"Colombia necesita prolongar las pol¨ªticas de seguridad democr¨¢tica, de confianza inversora, de cohesi¨®n social, haciendo los ajustes necesarios. Tengo una responsabilidad con los colombianos", explicaba Uribe ya por la noche, en una ceremonia en el Ministerio de Exteriores. Al mismo tiempo, le inquieta ofrecer la imagen de un mandatario obsesionado con perpetuarse en el poder. "Yo he sido combatiente de la democracia", se?al¨®.

Al presidente le ofenden sobremanera las comparaciones con el venezolano Hugo Ch¨¢vez, y las cr¨ªticas de quienes ven en un tercer mandato una deriva hacia el autoritarismo. Uribe aprovech¨® su intervenci¨®n en el foro de The Economist para insistir en la solidez de las instituciones democr¨¢ticas, en la separaci¨®n de poderes y en la existencia de organismos de control independientes y aut¨®nomos.

Los analistas han tomado con escepticismo las palabras del presidente. En opini¨®n de Alfonso Cu¨¦llar, redactor jefe de la revista Semana, "con Uribe no importa tanto lo que dice, sino lo que hace. Mientras en m¨²ltiples declaraciones el presidente ha repetido hasta la saciedad que los l¨ªderes no deben perpetuarse en el poder, el Gobierno ha respaldado activamente un referendo que permitir¨ªa a Uribe quedarse m¨¢s all¨¢ de 2010".

Es la primera vez, sin embargo, que Uribe califica solemnemente de "inconveniente" su reelecci¨®n. Adem¨¢s, la candidatura de Juan Manuel Santos le quita al presidente el principal argumento: si hay alguien dispuesto a continuar la pol¨ªtica de seguridad democr¨¢tica es el ministro de Defensa, que en estos tres a?os ha dado los golpes m¨¢s contundentes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la narcoguerrilla que ha ensangrentado el pa¨ªs desde hace cuatro d¨¦cadas, y que ahora est¨¢ diezmada en efectivos y capacidad.

Santos ha colaborado codo a codo con Uribe y sale muy reforzado de una cartera que hab¨ªa sido la tumba para las aspiraciones pol¨ªticas de sus antecesores. El ministro, que hoy dejar¨¢ su despacho, ha insistido en que ¨¦l apoyar¨¢ a Uribe si decide lanzarse a la reelecci¨®n. Pero al mismo tiempo ha dejado caer su "intuici¨®n" de que el presidente no dar¨¢ ese paso.

En este juego de apuestas, algunos observadores no descartan que Uribe haya decidido pasar el testigo a su colaborador mientras ¨¦l se mantiene en la reserva para presentarse en los comicios de 2014.

En cualquier caso, las presiones arrecian para que Uribe se defina de una vez, en un momento en el que Colombia, sacudida por la crisis econ¨®mica que amenaza con reducir a cero el crecimiento este a?o, necesita certidumbre.